aragón es extraordinario

Algo tiene el calzado de Brea que tanta gente lo desea

Junto a su vecina Illueca, la localidad de la comarca arandina centraliza el turismo de compras en la zona por sus fábricas de zapatos, y capitaliza el esfuerzo expositivo desde hace 20 años con su Museo del Calzado.

Asun Gaspar y Dori Martínez son las voces al otro lado del teléfono cuando se llama a la Oficina de Turismo de Illueca, que funge igualmente como oráculo amable para el visitante a la comarca del Aranda. Muy cerca, en Brea de Aragón, la zona tiene una visita ineludible para conocer de primera mano el insumo más preciado de la zona, aunque haya vivido momentos de crisis en los últimos años: esas estilosas piezas de indumentaria que nos permiten pisar más fuerte y seguro a quienes no tenemos pezuñas al final de las patas. En 2002, Brea levantó su Museo del Calzado, en una oleada de espacios expositivos de la comarca que también vio nacer el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Jarque de Moncayo y el Museo de la Agricultura Tradicional en Oseja, dos centros modélicos que han resistido bien el paso del tiempo.

Asun es, ante todo guía del castillo del Papa Luna. "Es mi ocupación habitual, pero cuando se tercia, bajo a Brea para enseñar el Museo, donde también estuve un tiempo de manera más fija. De hecho, llevo ya unos diez años en estas funciones, primero como informadora turística y luego ya como guía".

Asun es directa: el Museo del Calzado de Brea es un sitio muy interesante. "La forma en que están reflejados los acontecimientos históricos es lo más destacado del Museo, empezando por la costumbre de curtir pieles en esta zona. En 1550 se prohibió vender pieles a otros reinos, y las piezas ya no tenían salida fácil, con lo que se pusieron las bases del oficio zapatero. La primera noticia conocida de la fabricación del zapato en Brea data de 1606".

A partir de esa efemérides florecieron los gremios relacionados con la actividad; en 1864, además, se constituyó la Sociedad de Artesanos y Socorros Mutuos, la primera de Aragón y la segunda de España. "Cuando se piensa en un museo dedicado al calzado esperas muchas piezas diferentes, algo muy llamativo, pero me parece más importante recordar que en Brea está la cuna del calzado moderno; aquellos primeros zapatos se parecían a unas ibicencas, sin hebillas, y naturalmente no llevaban suela de goma, sino de piel".

El museo cuenta toda la historia con detalle, y no se circunscribe a Brea, abre el foco a toda la comarca del Aranda y zonas aledañas actuales que entonces no estaban separadas administrativamente. "La primera planta tiene una interactuación con monitores, que se consagra a detallar todo el proceso de confección; se ve cómo se hace un zapato a mano al estilo del siglo XVIII, desde la primera costura a la suela y el tacón. En la segunda planta se recorren los pormenores del oficio en los siglos XIX, XX y también el actual. Allí podemos admirar las primeras máquinas a pedal, que funcionan solas, con el ‘Bolero’ de Ravel como música de fondo".

Asun se queda con la detallada descripción del proceso productivo como punto álgido de la visita. "Me encanta, es muy bonito entender todos los pasos que llevan al producto final, y comprobar cómo se las ingeniaban con herramientas rústicas para lograr acabados que no tienen nada que envidiar a muchos de los actuales. Por supuesto, nuestro autómata triunfa con los más pequeños, y también con los mayores; habla de las herramientas, mueve la mano... está hecho de acero".

El turismo de compras

La zona baja del Aranda está catalogada de enclave de interés turístico comercial. "Las fábricas de calzado no cierran en todo el sábado –apunta Asun– y siguen teniendo un buen flujo de clientes, aunque la crisis se ha notado también ahí. En el Museo del Calzado no se venden zapatos, hay que aclararlo; de hecho, en su día sí era posible, pero eventualmente se decidió dejar únicamente la parcela expositiva. Creo que se trata de una visita complementaria muy interesante para la gente que viene a comprar zapatos; es verdad que muchos entran por entrar, siguiendo alguna recomendación, pero todo el mundo sale satisfecho y sorprendido, porque aquí se encuentran cosas y desarrollos que no esperaban".

Los días fijos de visita son el sábado (por la tarde) y el domingo por la mañana. "También se abren días extra en Semana Santa, festivos y puentes durante todo el año. Para visitas guiadas hay que hablar con la oficina de turismo, especialmente en la actual situación sanitaria; de hecho, cuando solamente podíamos llevar unos pocos visitantes por pase, se daba prioridad a quienes había reservado previamente. Los teléfonos para reservar son el 626 345 202 o el fijo de la oficina de Turismo de Illueca: 976 82 02 70. También organizamos visitas especiales para colegios, asociaciones y empresas".

Aunque Illueca resuena más como destino de compras de calzado, lo cierto es que en Brea no faltan las opciones. Calzados Brea, Barritos (especializado en zapatos de piel para niños; su matriz es la fábrica Barrys, fundada en 1985) y Calzados Arantxa, donde hacen menorquinas.

Los Goya y el zaguero sevillano

Zampiere es un mundo aparte. Estamos hablando de una de las marcas más cotizadas del mercado español e internacional en calzado de caballero; de inspiración italiana, pero de origen italiano, tuvieron sobreexposición de flashes en muchas ocasiones. Por ejemplo, Manel Fuentes llevaba unos botines acharolados de la marca cuando presentó los Premios Goya del cine español en 2014; Zampiere se inspiró además para un par selecto en la película ‘Todos a la cárcel’, de Berlanga. También lució unos Zampiere el futbolista del París Saint Germain e internacional de récord en la selección española Sergio Ramos cuando, aún enrolado en las filas del Real Madrid (de donde salió el pasado verano) se casó en Sevilla con la no menos famosa Pilar Rubio, presentadora de televisión, actriz ocasional y modelo desde hace dos décadas.

El calzado en la comarca del Aranda es una tradición que excede con mucho el de la mera funcionalidad, y tampoco se limita a la elección estética del modelo más deseado; se trata de una seña de identidad de la zona, sustento de la economía local durante siglos y referente laboral clave, todavía hoy.

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