cultura

El botijo, icono e inspiración de los artistas aragoneses

Aunque el imaginario artístico es cada vez más futurista y tecnológico, son muchos los creadores actuales que incluyen o intervienen en sus obras un objeto tan costumbrista como es un botijo.

Algunas de las composiciones del artista oscense José Manuel Ubé.
Algunas de las composiciones del artista oscense José Manuel Ubé.
Heraldo.es

“El botijo siempre me ha parecido un instrumento bastante denostado. Se dice incluso aquello de ‘eres más simple que un botijo’, sin darle relevancia ni contar con la utilidad que tiene”. El artista oscense José Manuel Ubé es autor de algunas de las imágenes más creativas en torno a este utensilio cotidiano que refresca todos los veranos a cientos de miles de aragoneses. Como él son muchos los creadores -ilustradores, pintores, escultores e incluso diseñadores gráficos- que en los últimos tiempos han vuelto su mirada a los botijos como icono, casi como musa, a pesar de que los imaginarios artísticos parecen cada vez más futuristas y tecnológicos.

Algunos de los botijos de Marta Bernad, intervenidos con pan de oro.
Algunos de los botijos de Marta Bernad, intervenidos con pan de oro.
IG/@martabernad_

“Me da mucha pena que se estén perdiendo las alfarerías de toda la vida”, dice la pintora Marta Bernad, que -al menos- sí celebra el interés artístico por los botijos que, en su caso, son piezas que le resultan “estéticamente bellas, divertidas y muy útiles”. “Soy aragonesa pero vivo en Andalucía y allí el botijo está muy presente en todas las casas y talleres, y resulta fundamental por el calor en verano. Es casi un bien de primera necesidad”, bromea la artista, que pinta a mano las piezas de barro y las interviene en técnica mixta con pan de oro y en algunos casos también con arena de playa.

Los botijos de Bernad están llenos de color y sirven para contraponer en su obra y sus exposiciones lo tecnológico con lo más artesanal. “Hay piezas con corte láser y metacrilato, pero luego también barro cocido y alfombras de yute”, explica, al tiempo que cree que su pintura está muy relacionada con el entorno y la naturaleza. Así, la gama cromática evoca continuamente el cielo, la vegetación y el mar, en una “vuelta a los orígenes” que también simboliza la propia pieza cerámica. Estas pueden hallarse en la Galería Virtual y también forma parte de la decoración de hogares en Madrid, Sotogrande, Marbella, Zaragoza y han cruzado fronteras hasta Bruselas.

Piezas ilustradas por Harsa (Arantxa Recio) que se vendían en el comercio local zaragozano.
Piezas ilustradas por Harsa (Arantxa Recio) que se vendían en el comercio local zaragozano.
Heraldo

Al intervenir con óleo y acrílicos se puede llenar el botijo de vida e ilustraciones pero hay que decidir si la finalidad es que sea un objeto decorativo -en cuyo caso se pueden cerrar los poros y la pieza deja de respirar- o si se respetan la finalidad original y se interviene de forma menos invasiva.

Así es como trabaja la ilustradora zaragozana Arantxa Recio, más conocida como Harsa, que es autora de algunos de los murales de gran formato que se ven por medio Aragón. En su caso, reivindica el botijo porque "hace beber lo que está en la tierra mirando al cielo" y el éxito de sus diseños le han llevado incluso a colaborar con marcas de bebidas que le han pedido botas y botijos ilustrados por su mano. Los botijos de Harsa dan nuevos bríos a un elemento “esencial en la cultura popular” y lo acerca a la actualidad gracias a ingenios que transforman los recipientes en animales o al uso del barro como un lienzo para contar historias, a la manera de las cerámicas griegas.

Los 'botijos raros' y los solidarios de Cerámica del Cierzo.
Los 'botijos raros' y los solidarios de Cerámica del Cierzo.
IG/@ceramicaselcierzo

El inventario de artistas que ‘atienden’ a los botijos se antoja inagotable y, por ejemplo, el ilustrador Gejo también tuneó en su día alguna bota de vino, si bien ahora su producción se ha centrado -como pudo verse hace unos meses en la galería Cristina Marín- en las huchas con forma de cerditos. Las vasijas de Lorena Domingo también evocan y reivindican la vigencia del botijo, así como las piezas que manufactura Néstor Pablo en Sediles y que, como es sabido, han llamado la atención incluso a los productores de algunas series de Netflix que han llevado sus encargos hasta la comarca de Comunidad de Calatayud. Sin salir de Zaragoza también pueden hallarse piezas de lo más artístico en el taller de manualidades de Pilar Sagaste, Cerámicas El Cierzo, en donde se trabaja por la inclusión social y se han hecho series cerámicas de ‘botijos raros’ y también otros más convencionales pero adornados con topos, cuya venta es solidaria en la lucha contra el cáncer.

Néstor Pablo trabajando en el torno de su taller de Sediles.
Néstor Pablo trabajando en el torno de su taller de Sediles.
C. P. B.

No obstante, y al margen de la cerámica, es necesario volver a la producción artística de José Manuel Ubé que lleva más de 20 años rescatando este objeto pseudo-olvidado e integrándolo en los lugares más disruptivos inimaginables. En cuadros clásicos, en fotos en blanco y negro, entre conocidas esculturas… “Lo que hago es tratar de sacarlo de su contexto cotidiano y meterlo en un mundo de aventuras, de cine, de arte, en el que sea él el protagonista”, dice Ubé, que es autor de imágenes tan divertidas como surrealistas. El creador también es amigo de jugar con el porrón -en lo artístico, entiéndase- para entremezclar historias y hacer casi un cómic con ambos elementos. 

Una de las fotografías antiguas intervenidas por Ubé.
Una de las fotografías antiguas intervenidas por Ubé.
Heraldo.es

Ubé, que es autodidacta, abandonó el dibujo y la pintura tradicional para centrarse en la técnica del ‘collage’ -primero manual y luego digital- y ha intervenido ‘bojísticamente’ un montón de imágenes por todos conocidas como fotogramas de Marilyn, carátulas de películas o ilustraciones y viñetas de los años 60. "Muchas veces voy improvisando, rastreo imágenes en internet y veo cómo pueden ir encajando. Antes estaba más colgado de los botijos, hacía casi uno diario y tengo contabilizadas 3.020 imágenes con ellos, pero ahora estoy procurando diversificar más", cuenta Ubué, que estudió Bellas Artes en Teruel, pero que es un autodidacta de las herramientas digitales. En muchas de sus composiciones apenas se aprecia el truco pues las luces y las sombras están perfectamente estudiadas. "Bueno, también hay otras estampas en las que lo divertido es que se vea el contraste, que el efecto sea chocante", explica el autor, cuya obra puede verse en su perfil de Instagram y en un rico y variado perfil en Flickr.

Una de las intervenciones artísticas en la avenida de Ranillas durante la Expo.
Una de las intervenciones artísticas en la avenida de Ranillas durante la Expo.
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