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Dos emprendedoras aragonesas crean un híbrido entre juguete y sofá

María y Marta Pinilla dejaron sus trabajos para patentar un curioso invento que los niños pueden utilizar de colchón o de tipi cuando juegan a los indios.

Marta y María Pinilla posan sobre una de sus creaciones.
Marta y María Pinilla posan sobre una de sus creaciones.
Heraldo

“Fue en pleno confinamiento. Estábamos con esa crisis existencial que nos dio a todos y, de pronto, nos salió la vena creativa. Vimos un vídeo en Tik Tok de niños jugando con los almohadones de un sofá y nos pusimos a investigar cómo podíamos hacer algo con eso”, cuenta María Pinilla, creadora junto a su hermana Marta de So Fun, algo que ellas mismas definen como un ‘juguete-sofá’, y que han comenzado a vender hace pocas semanas a través de internet. Este curioso híbrido permite descansar y, sobre todo, jugar si se echa mano de la imaginación: los chavales pueden coger los distintos elementos para formar rampas, casitas, tronos o, incluso, un tipi indio.

Son seis módulos de espuma que ofrecen infinitas configuraciones. Los cuatro más grandes son cuadrados y las que más juego dan son las piezas triangulares”, explica Marta, la otra ‘alma mater’ del So Fun, que tiene algún ‘primo hermano’ en Estados Unidos, pero que hasta la fecha no se había comercializado a este lado del charco. "Vimos en Estados Unidos unos módulos de espuma que también permiten diferentes configuraciones y que a su vez también podían ser utilizados por adultos. Nos encantó la idea, investigamos un poco y no encontramos nada parecido ni en España ni en Europa". 

Varias imágenes del So Fun con algunas de sus configuraciones.
Varias imágenes del So Fun con algunas de sus configuraciones.
Heraldo

Marta y María, de 30 y 26 años, tras muchas reflexiones en tiempo de pandemia, decidieron dar un rumbo diferente a sus vidas laborales y apostaron emprender en un terreno tan volátil como la creación de juegos. “Nuestra formación no tiene mucho que ver con la creación de juguetes y tampoco somos madre ninguna de las dos, pero como buenas mañas se nos metió la idea en la cabeza y ya no hubo marcha atrás”, comenta Marta, que estudió Derecho y ADE en Zaragoza, antes de hacer un máster en asesoría fiscal de empresas. Su hermana, por su parte, estudió ADE en inglés y después completó su formación con un máster es en comunicación corporativa y marketing. Dejar sus respectivos trabajos para aventurarse en la creación de su propia empresa no fue un paso sencillo pero las Pinilla dicen que lo hicieron convencidas de que su idea “tenía posibilidades y mercado”.

Algo más de un año han tardado en diseñar y dar forma al sofá-juguete.
Algo más de un año han tardado en diseñar y dar forma al sofá-juguete.
Heraldo

Desde el mes de abril de 2020 comenzaron a hacer bocetos para diseñar el sofá-juguete y apenas un mes después ya estaban contactando con suministradores para probar distintos materiales. Finalmente se decidieron por la espuma de poliuretano flexible libre de cargas (unas partículas que algunos fabricantes añaden a la espuma en el momento de la fabricación para que pese más). Solo dos piezas están unidas con cremalleras y el tejido de las fundas es 100% poliéster con un acabado aterciopelado. En la concepción del artilugio, además, se puso especial celo de que todas las piezas se fabricaran en España, lo que según las autoras influye a la hora del precio (el So Fun cuesta ahora 299 euros) porque “hay productos fabricados en países más baratos como China, pero nuestra apuesta es por la calidad y la seguridad”. Además, hay una derivada social, dado que la empresa colabora con organizaciones solidarias dedicadas a la protección de la infancia en todo el mundo.

Este sofá juguetón “está pensado para gatear, construir una casita, o echarse la siesta. No se circunscribe solo a una etapa de la infancia sino que puede acompañar al niño entre los 12 meses y 12 años”, explican, al tiempo que añaden que los padres también lo pueden utilizar como ‘puff’ o cama auxiliar. “Los niños son curiosos por naturaleza y prueban, cambian, lo ponen todo patas arriba, experimentan… Es como un juego pero libre de instrucciones y de estereotipos”, comentan las hermanas afincadas en la actualidad en Madrid. “Lo que buscamos, sobre todo, es fomentar las habilidades naturales de los niños y alejarles de las pantallas porque vemos que es un problema cada vez más grave”, añaden.

“Ahora la idea es dar a conocer este producto, ya hemos recibido encargos de Portugal e interés de otros países europeos, pero tampoco descartamos en un futuro desarrollarlo y buscarle más posibilidades con nuevos módulos o piezas colocadas de otra forma”. Las dos jóvenes emprendedoras aclaran estos días algunas de las dudas de los primeros clientes del So Fun, que proviene del juego de palabras de “sofá” y “fun”, diversión en inglés. “Algunos temen que las dimensiones sean enormes y ocupe mucho espacio, pero se puede doblar y guardar sin problema”, explican. Otros agradecen que ante un invitado sorpresa les pueda, incluso, llegar a sacar de un apuro”. 

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