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Miguel Ángel Fecé: "No hay nada más reconfortante que el deber cumplido"

Subjefe de Intervención de los Bomberos de la Diputación de Zaragoza.

Miguel Ángel Fecé, a pie de obra, en la orilla del Ebro.
Miguel Ángel Fecé, a pie de obra, en la orilla del Ebro.
Guillermo Mestre

Llovió mucho en la cuenca alta. Otra riada. El Ebro inundó su cauce mayor o llanura inundable. Por eso se llama técnicamente inundable, porque se inunda, claro… Y se volverá a inundar cumpliendo el periodo de retorno. Entonces, igual que en la riada que acaba de pasar esta semana, achicarán la situación los servicios de emergencia. Entre ellos, los Bomberos. Miguel Ángel Fecé Piazuelo narra su experiencia como Subjefe de Intervención del SPEI de la Diputación de Zaragoza.

¿A qué hora se levantó hoy (por el jueves, día 16)?

A las seis de la mañana. Me acostaré a las siete de la mañana.

Día duro...

Comenzamos la jornada los coordinadores de Bomberos con una videoconferencia a las siete de la mañana con todos los oficiales de las guardias. Allí se dan novedades, incidencias. Después, he ido al Puesto de Mando Avanzado, que está en Pina.

Ha habido incertidumbre en Pina con la riada.

Así es. Nos hemos dirigido a la carretera entre Gelsa y Alborge a revisarla. Luego, he ido a preparar la embarcación que estaba en El Burgo de Ebro. Han solicitado que fuéramos a Torres de Berrellén para comprobar una infraestructura. Al final, no ha sido necesario ir a Torres. Después, hemos ido a alimentar unos terneros en Alcalá de Ebro, que estaban aislados. Les metemos la comida con las barcas.

Los Bomberos no solo se mojan para apagar el fuego, se mojan para todo…

Es nuestro trabajo, nuestro fin, lo que nos enriquece personal y profesionalmente.

¿Qué imágenes de la riada tiene grabadas en su memoria?

Sobre todo, ver cuando se desplomó David, un ganadero. Tiene un rebaño de ovejas entre Gallur y Novillas. En la madrugada del 12 al 13, a las dos y pico de la mañana, comenzó a anegarse la zona. Entonces, David fue a ver el ganado y se encontró una oveja muerta. Identificó a la oveja y vio que era suya, y temió lo peor para el ganado. Se vino abajo.

Pobre David.

Era de madrugada. Estaba también su padre, muy nervioso. Fuimos con embarcaciones y el equipo de drones. Nada más amanecer, actuamos. Como el dron tiene cámara termográfica, vimos que un perro del ganado se movía: estaba vivo. David pensaba que se habría ahogado. Con el dron, comprobamos que todas las ovejas se encontraban a una temperatura que indicaba que estaban vivas.

Menos mal...

Montamos el operativo. Nuestros compañeros fueron andando con traje de neopreno hasta la paridera. Cuando salieron nuestros compañeros y vio que los animales estaban vivos, David se emocionó. Esa imagen vale todo.

Y tanto…

Tenía mil ovejas. Es un joven ganadero. Nos decía que tenía un hijo de cuatro meses… Cuando se dio esa alegría… Ese momento no tiene precio, nos reporta una gran felicidad. Lo recordaré siempre. Sin ninguna duda, está entre las imágenes más reconfortantes en mi carrera como bombero.

¿Qué otras imágenes recuerda?

Cuando hay un accidente de tráfico y te metes en la cabina de un camión… Cuando le das la mano al conductor accidentado y ves que está vivo, y le hablas, y le calmas, y le tranquilizas, y ves que puede responder…

Los bomberos también son psicólogos…

Sí. Afrontamos situaciones extremas, muchas veces sin tiempo material. Nuestra reacción tiene que ser inmediata. Cuando personas en esa situación te tocan la mano y entonces se sienten tranquilas, son momentos preciosos. También, cuando alguien a quien has rescatado te ve con el paso del tiempo y te da un abrazo.

¿Le ha ocurrido?

Sí. Una señora a la que rescaté de un coche bocabajo. Fue en Caspe. Verdaderamente precioso. No hay nada más reconfortante que el deber cumplido.

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