Tercer Milenio

En colaboración con ITA

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Huesos con nombre | Así murió el justicia de Aragón Juan de Lanuza

El estudio científico de los huesos del justicia de Aragón empezó en enero de 2020 y acredita que corresponden a Juan de Lanuza, un hombre que vivió en el siglo XVI (1564-1591). Falleció con 27 años tras estar solo 89 días en el cargo. Fue degollado con un cuchillo por el verdugo del rey Felipe II.

El cráneo y los huesos de Juan de Lanuza, justicia de Aragón en el siglo XVI, son examinados en un equipo de tomografía axial para esta investigación.
El cráneo y los huesos de Juan de Lanuza, justicia de Aragón en el siglo XVI, son examinados en un equipo de tomografía axial para esta investigación.
Toni Galán

El justicia de Aragón fue degollado por el verdugo del rey Felipe II, y utilizó un cuchillo muy afilado. Le hizo un corte de izquierda a derecha y de delante atrás, a nivel de la primera y la segunda vértebra cervical. Concluimos que fue una muerte rápida y el examen de sus restos muestra que no fue realizada por hacha o sable, sino con un objeto cortante por la región anterior del cuello, con degüello y posterior separación de la cabeza", cuenta Salvador Baena, bioantropólogo forense y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza (UZ). Con las pruebas realizadas, «hemos llegado a confirmar la identidad de Juan de Lanuza V. Los huesos son de un varón joven, de una edad entre 28 y 30 años, de una talla de 1,65 metros y la datación determina que su muerte es compatible con finales del siglo XVI (nació en 1564 y murió en 1591), como demostró la prueba del carbono 14, que se hizo en el laboratorio Beta Analytic (Florida, EE. UU.)", agrega el investigador principal del proyecto.

Estos trabajos científicos han ayudado a ponerles nombre y apellidos a unos restos custodiados en una urna durante cinco siglos y cargados de un fuerte simbolismo. También desmienten que el verdugo utilizara un hacha para acabar con su vida, en contra de toda la iconografía que existía sobre el Justicia de Aragón en muchos cuadros que lo representan (alguno de ellos guardado en la sede actual de la institución). Los expertos aclaran que, por su rapidez, el degüello era el método de ajusticiamiento más respetuoso para la víctima, pero este tipo de muerte no ponía en duda el ejercicio del poder de Felipe II respecto al representante de la Justicia en las tierras aragonesas, solo un siglo después de la unión de los reinos de Castilla y Aragón (fueron unificados por los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, en 1469).

La historia empezó a reescribirse el pasado 9 de enero de 2020, cuando cuatro miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo recogieron los restos y los trasladaron desde la iglesia de San Cayetano a la Facultad de Medicina de Zaragoza. Ahora se puede leer en el ‘Estudio antropológico y forense de los huesos atribuidos a Juan de Lanuza’, dirigido por Salvador Baena, una investigación que puede acabar en un libro. En ella han participado dos compañeros del departamento de Anatomía, los doctores Ana Cisneros y Jesús Obón, el prestigioso neurocirujano José Aso y la experta en genética Isabel Navarro, del Laboratorio Citogen, los miembros del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón profesores Javier Marín y José María Auría, el catedrático de Química de la UZ Martín Resano, el historiador Eliseo Serrano y el documentalista Ignacio Serrano, también hermano de la Sangre de Cristo.

Hasta ese día de su histórico traslado por las calles de Zaragoza, en el último siglo los restos solo se habían movido dos veces del templo donde habían quedado depositados en 1914. En 1987, cuando Aragón recuperó, en democracia, la figura del Justicia a través del jurista Emilio Gastón, la urna con los huesos fue trasladada a su toma de posesión, un acto histórico celebrado en Tarazona. Y luego, en 1997, durante las obras en la Real Capilla de Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal (popularmente, San Cayetano), tuvieron que llevársela durante casi un año a la iglesia de Santo Tomás de Aquino. Pero, esta última vez, en los casi dos años transcurridos, se ha desarrollado una gran investigación, centralizada en la Universidad de Zaragoza. Una vez concluida, el Justicia, la Hermandad de la Sangre de Cristo y la iglesia tienen previsto que los huesos, de nuevo metidos en su urna, regresen mañana por la tarde a San Cayetano, su hogar, en un viaje con muchas novedades. Sobre todo porque ahora, en el siglo XXI, ya puede decirse que volverá identificado científicamente como Juan de Lanuza V, y así se le puede nombrar a todos los efectos. Su vuelta física deberá seguir los parámetros aplicados en su salida: bajo protección de la Policía Nacional y la Policía Local por las calles de Zaragoza, y con un acta del traslado levantada por un notario acerca del contenido de la urna de cristal, donde había un cráneo y varios huesos, como deberá comprobarse 24 meses después.

Cuando la institución del Justicia de Aragón cumple 34 años –desde que la comunidad de Aragón recuperó su figura histórica tras llegar la democracia a España–, ya se puede afirmar que este antecesor vivió en el siglo XVI, fue degollado por el rey Felipe II y ya está identificado con métodos científicos. El actual justicia, Ángel Dolado, ha defendido la importancia de este proyecto a través de una investigación científica desarrollada por expertos de la UZ. Este modelo puede tener su origen en otra investigación semejante de carácter judicial, secundaria al robo del cráneo del papa Luna en abril de 2000 del palacio de los Condes de Argillo de Sabiñán. Los huesos de Benedicto XIII (Illueca, 1328-Peñíscola, 1423) fueron recuperados por la Guardia Civil y el forense Salvador Baena dirigió los análisis, que demostraron su identidad y sirvieron de referencia para seguir ahora sus pasos con el Justicia.

Ángel Dolado tomó nota de ese antecedente para aplicarlo a Juan de Lanuza. "Una figura emblemática para Aragón –destaca en sus discursos–, como los reyes aragoneses, como un defensor de las libertades al que le cortaron la cabeza y una referencia en defensa de los ciudadanos ante el poder establecido". La iniciativa que ahora culmina "no son juegos florales, sino una investigación que se rige por el método científico, en la que también estamos junto a los miembros de la Sangre de Cristo, la Universidad de Zaragoza y HERALDO", subraya.

Una muerte rápida

La investigación forense ha desvelado cómo fue su muerte. Se sabe que murió degollado porque la acción del verdugo al cortarle el cuello dejó una muestra de impregnación sanguínea en el hueso (‘bound bruise’, término científico en inglés) cuya morfología y características aparecen reflejadas al someter a los huesos a la prueba del TAC (tomografía axial computerizada). Un estudio en el que participó el prestigioso investigador José Aso, forense en excedencia y especialista en Neurocirugía. "La marca del corte se ve en la apófisis odontoides, que está en la segunda vértebra cervical", precisa el investigador Salvador Baena. "La muerte del justicia fue directa y muy rápida tras la pérdida de sangre que sufrió", determinaron. Posteriormente, en cumplimiento de la orden real, se le decapitó, se separó la cabeza del cuerpo. "La huella está aún presente en los condilos occipitales del cráneo y la segunda vértebra cervical del cuello –explica Baena–. Todo ello con un cuchillo de borde cortante que pudiera ser el mismo del degüello, el verdugo era hábil".

No todos los huesos acumulados en la urna eran de Juan de Lanuza, como han descubierto los investigadores. El húmero izquierdo estaba más desarrollado que el derecho. ¿Era zurdo? La respuesta estaba en el cerebro y el estudio del molde interno del cráneo determinó que «era diestro». El húmero izquierdo no era suyo.

Se obtuvo un cerebro virtual en tres dimensiones, que permite analizar la morfología cerebral: el lóbulo frontal derecho era más amplio que el izquierdo porque era diestro. Tenía una ‘Petalia de diestro’, según este estudio de José Aso.

Como en la serie ‘CSI’, en este estudio participan expertos en ingeniería, anatomía, odontología, historia y química. Se han llegado a determinar detalles como que aquel justicia llegó a sufrir estrés los días antes de morir degollado en la plaza del Mercado el 20 de diciembre de 1591. Como determina el forense, Juan de Lanuza "sabía lo que le venía encima". Estuvo preso varios días, como preludio a su muerte, en las mazmorras situadas bajo el actual pasaje del Ciclón, en la calle de Santiago 3-5, y que, cinco siglos después, se conservan con el mismo aspecto.

Aquellos días de nervios y tensión se convirtieron en un "estrés agudo" que padeció Juan de Lanuza, ante su traslado al patíbulo por orden de Felipe II, que le provocó "un desgaste bruxista que se ha detectado en sus dientes", indica Salvador Baena. Además, en el análisis realizado a los restos han detectado "osteoporosis, según los índices de calcio y fósforo determinados a través del análisis químico del hueso".

Restos del justicia de Aragón Juan de Lanuza V en los trabajos de identificación desarrollados desde el 9 de enero de 2020.
Restos del justicia de Aragón Juan de Lanuza V en los trabajos de identificación desarrollados desde el 9 de enero de 2020.
José Miguel Marco

Cruzar el Atlántico

En una de las operaciones más avanzadas de esta búsqueda de la identidad del Justicia, varios restos cruzaron el océano Atlántico y fueron remitidos al avanzado laboratorio Beta Analytic para realizar la prueba del carbono 14 y determinar la época en la que murió. Primero se enviaron al estudio que tienen en Dublín (Irlanda) y luego acabaron en el de Florida (Estados Unidos). Los investigadores aragoneses remitieron para su análisis un metacarpiano y dos fragmentos costales, que apenas pesaban 8,1 gramos. El informe del carbono 14 concluyó que la muestra de la costilla analizada era compatible con el siglo XVII, muy próximo a la fecha del fallecimiento en el año 1591.

"Los resultados de la prueba del carbono 14, como los hallazgos craneales y cervicales, nos orientaron a pensar que eran unos restos óseos que podrían ser los de Juan de Lanuza", dice Baena. Tras concluir la primera fase de la investigación en septiembre de 2020, pasaron a una segunda fase, la del análisis de ADN, así como a la tomografía axial computerizada.

Los restos correspondían a un hombre, de la época de Lanuza y que fue decapitado. Para redondear la identificación, faltaba que la edad estimada coincidiera con la del joven justicia. Una nueva pieza encajaba: las suturas de su cráneo, su pelvis y sus costillas permiten aplicar métodos para determinar la edad al morir y era coincidente con un adulto joven de 25 a 32 años. Juan de Lanuza tenía 27.

También se emprendió un estudio odontológico y de los huesos más largos que determinó que la talla del fallecido tenía un mínimo de 158,3 centímetros y un máximo de 165,9, con extremidades superiores más largas que las inferiores. "Las conclusiones del estudio antropológico de Juan de Lanuza han determinado que era bracilargo y paticorto. Además, era una persona joven y tenía un cuello corto", concluye Baena.

Otra de las rutas emprendidas por el equipo creado de la mano del Justicia de Aragón al albur de la ciencia fue analizar muestras del interior de los premolares y de algunos huesos para aislar el perfil de ADN nuclear y poder compararlo con algún descendiente. La tarea del equipo de investigación fue examinar un diente premolar para extraerle el ADN nuclear que permite determinar la presencia de cromosoma y detectar que pertenece genéticamente a un varón y que se pueden seguir líneas paternas. Ampliar el análisis al ADN mitocondrial permitiría comparar líneas maternas con restos de ascendientes o descendientes directos sobre los que no haya duda; no se descarta que sea posible localizarlos.

Lo que sí han conseguido los científicos es ‘ponerle cara’, gracias a la reconstrucción cráneofacial de Juan de Lanuza a través de un TAC "moderno y vanguardista" con ayuda de la base de datos patentada Dovimaz (donación virtual MAZ), mediante el método de la morfogeometría, que relaciona imágenes TAC con fotografías donadas para este fin. «La curva del cráneo lateral determina cómo es la cara. El TAC nos permite analizar matemáticamente el espesor de las partes blandas, compararlo con la base de datos y ayudar a configurar la morfología sobre el cráneo y así obtener una malla de puntos que dibuja su cara».

Todos estos hallazgos concluyen que estos restos óseos son de Juan de Lanuza y Urrea justicia de Aragón que fue degollado y decapitado después. De su dramática muerte se cumplen mañana 430 años y poco más de 34 de la recuperación del Justiciazgo en democracia.

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