crecida del ebro

Alivio en Pradilla: "No hemos visto la cama desde el sábado, esto ha sido una angustia"

Las motas de la localidad han aguantado, por lo que la evacuación no ha sido necesaria. Muchos vecinos han pasado la noche en vela, junto a la mota y el fuego, preparados para el posible desalojo.

Buena parte de los vecinos de Pradilla de Ebro llevan horas, ya incluso días, sin separarse demasiado del medidor de riadas. Se trata de una estructura que, a escasos metros de la mota levantada para proteger el pueblo, mide el nivel del río Ebro. Con alivio, este lunes al mediodía han comprobado que por fin dejaba de crecer. Se ha quedado en 7,8 metros, casi medio metro menos que en 2015.

Desde el domingo por la noche, todo estaba preparado para evacuar el pueblo. Incluso un bando llegó a avisar a los vecinos de que estuvieran listos. Así, quién va a poder dormir. “Desde el sábado no hemos visto la cama. Aquí no ha dormido nadie”, contaban a pie de mota Luis Carlos Vicente, Luis Mariano Moncín y José Luis Lafuente. A escasos metros aún estaba activa la hoguera con la que se han calentado durante la noche para poder afrontar el frío y la niebla mientras hacían guardia.

“Otras veces nos quedábamos unos pocos por la noche, pero esta noche ha estado medio pueblo por aquí. Muchas mujeres se echaban, pero no podían dormir y volvían a salir. No sabes la cantidad de coches que iban y venían a comprobar cómo estaban las motas”, relataban estos vecinos. Finalmente las defensas han aguantado, por lo que el río no ha entrado en las casas y, por lo tanto, no ha habido que usar el dispositivo previsto para los desalojos.

El río Ebro a su paso por Pradilla

Todo un alivio para un pueblo acostumbrado a vivir en vilo cuando el Ebro se pone serio. “Hemos estado a punto de evacuar, todo estaba ya preparado porque veíamos cómo estaba la cosa por Novillas, señala el alcalde de la localidad, Raúl Moncín. Aunque no ha habido que desalojar, los daños han sido cuantiosos. Se han anegado “todos los campos de cultivo”, unas 250 hectáreas, así como el parque y las instalaciones deportivas. 

A juicio del alcalde, se ha notado el rebaje de dos metros que hizo la CHE en el parque ‘de los abuelos’, que ha permitido que entrara mucha agua ahí y, por tanto, no subiera tanto el nivel del cauce. “Hay que hacer más actuaciones como esas, porque está visto que funcionan”, defiende.

Los vecinos, señala, han vivido estas horas “con muchos nervios” por ver “si la mota aguanta o no”. Así lo reflejaba uno de ellos, Pedro Plana: “Hemos pasado la noche con nervios y angustia. La palabra es angustia”. “Nos han engañado tantas veces con las previsiones que no sabíamos lo que iba a venir, así que aquí nos hemos quedado toda la noche sin dormir”, señalaba.

Este vecino contaba cómo tenían “todo preparado para salir corriendo”, con los coches listos y las casas preparadas. Al igual que el alcalde, este vecino opinaba que la clave había sido “el rebaje de dos metros del parque”. “Ha sido todo un alivio para el pueblo”, sentenciaba.

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