Ya estamos en pleno puente de diciembre y los adornos navideños se asoman en masa a las fachadas. El Papá Noel escalando por el balcón compite con Reyes Magos y con las banderolas del niño Jesús, pero hay un elemento que domina esta especie de competición entre vecinos: la luces.

Los ayuntamientos inundan nuestras calles de luz y de color para que nos sintamos felices y nos animemos a gastar y a consumir. La estrategia es sencilla: más luz, más sensación diurna, menos producción de melatonina y se acabó esa sensación de sueño que nos atrapa al caer la noche. Ya estamos listos para irnos de compras.

Sin embargo, existe otra vertiente menos comentada en esto de las luces decorativas. Algo nos impulsa a competir con el vecino y a demostrar ante todo el barrio que nuestra casa es la que más brilla, la que más se ve y la que obnubila a todo aquel que la mira. Parpadeantes, de colores, con secuencias intermitentes, blancas, azules, amarillas o multicolores, la variedad es amplísima y la disposición en el balcón o en la ventana, infinita. Incluso las hay que cuelgan en cascada de una terraza a otra invadiendo el espacio vital del vecino de abajo.

Con los precios que lleva la luz este año, es posible que muchos tengan dudas sobre si poner o no adornos luminosos, cuánto tiempo encenderlos, cómo de grandes, si de LED o de bajo consumo... ¿Realmente merece la pena molestar a los vecinos mientras tratan de ver la tele en el salón o, simplemente, dormir? Lo razonable debería ser calcular el gasto.

Cómo calcular el coste de encender las luces de Navidad

Según el método de la compañía eléctrica Alcanzia, lo primero que hay que hacer es fijarse en el consumo de las bombillas (las LED consumen hasta un 80% menos). Este dato suele venir visible en la caja o en las propias instrucciones. El dato se mide en vatios (W) y varía mucho según el modelo: 6 W, 12 W, 24 W... Además, el consumo se mide en horas, por lo que, mirando en la caja de nuestro producto sabremos cuántos vatios consume a la hora (Wh).

Además, tenemos que saber cuántos días vamos a tenerlas encendidas y durante cuántas horas al día.

Este resultado lo tenemos que convertir en kWh, que es como aparece en la factura. Así que lo dividimos entre 1.000:

Pongamos que tenemos una tarifa fija de 0,150204 €/kWh:

A esta cifra hay que sumarle los impuestos. El Impuesto Especial sobre la Electricidad (IEE), que hasta el 31 de diciembre es de 0,5% (se trata de una medida que aplicó el Gobierno para paliar los efectos de la subida de la luz). A partir del 1 de enero volverá al 5,11%, si no hay ningún ajuste antes. 

Además, tendremos que añadir el IVA, que también se ha reducido al 10% hasta el 31 de diciembre. Pasada esta fecha, volverá al 21%, si nada cambia antes.

Para este ejemplo calcularemos el importe sumando los impuestos reducidos. 

A casi 0,75 euros la hora de lucecitas, el título de 'El más brillante de la Navidad' adquiere otra dimensión. Teniendo en cuenta que puede que los impuestos vuelvan a subir a partir del 1 de enero, la cosa se pone un poco más cruda. Habrá que buscar alternativas más baratas como las bombillas LED o las luces que se alimentan con energía solar. Aún así, la competición entre vecinos está asegurada, que para muchos la Navidad no tiene precio.