Misterios sin resolver
Me inquieta el uso de la palabra "normalidad" que se enarbola a modo de prefijo de algunas situaciones, porque prologa un significado antónimo al que le corresponde. Cuando hablamos de “normalidad” ya sabemos que no se parecerá en nada a lo de antes.
En realidad lo de menos casi es la parafernalia de mascarillas, geles y acreditaciones vacunales. En los 80 defendimos modas igual de incómodas y nadie nos obligaba. Lo que lo cambia todo es la sombra, la amenaza constante e imbatible del contagio.
Entramos en la segunda Navidad covid con paso decidido pero girando la mirada todo el rato, caminamos en un callejón oscuro y algo nos persigue. La duda.
Sin embargo, tenemos mucha información. Todos y a todas horas recibimos cientos de explicaciones de fuentes diversas y autorizadas sobre lo que está pasando. Y con todo, al final, nos queda la sensación de que no entendemos nada.
Dicen los expertos que la variante ómicron tiene síntomas más leves y que las vacunas aguantan el envite. ¿Por qué todo el mundo se ha puesto histérico entonces? ¿Por qué las bolsas del planeta se desploman y los países cierran fronteras y encierran a sus ciudadanos?
Y puestos a descifrar misterios sin resolver: ¿por qué el TSJA elevaba ayer recurso al Constitucional ante el uso del pasaporte covid que propone la DGA al no considerarse competente y hoy se pone a modular esa misma medida sobre la que no se quiso pronunciar?