ARAGÓN

Aragoneses que cobran el IMV: "Si me dicen que iba a acabar así no me lo hubiera creído en la vida"

Un total de 8.605 hogares aragoneses peciben esta ayuda. Son los expedientes tramitados aprobados por el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, que ha denegado 23.407 de los 39.961 presentados.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá (d), presentan en rueda de prensa, este lunes, distintas medidas dirigidas a mejorar la prestación del ingreso mínimo vital (IMV).
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá (d), presentan distintas medidas dirigidas a mejorar la prestación del IMV, el 18 de octubre en Madrid.
J. J. Guillén/Efe

Un total de 8.605 hogares aragoneses peciben el Ingreso Mínimo Vital (IMV) a fecha de septiembre, según los últimos datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Esos son los expedientes tramitados aprobados de los 39.961 presentados en total, 23.407 han sido denegados. De estas 8.605 nóminas de IMV (la mayoría en Zaragoza, 6.970; seguida de Huesca, 865; y Teruel, 770) son beneficiarios 12.710 adultos y 8.616 menores.

El Gobierno central aprobó en mayo de 2020 esta prestación no contributiva de la Seguridad Social con el objetivo de erradicar la pobreza y favorecer la participación en el mercado laboral y la inclusión social de las personas en situación de vulnerabilidad (los parados que agoten el subsidio podrán acogerse a él inmediatamente). El ingreso mensual de esta renta garantizada para un beneficiario individual durante 2021 es de 469,93 euros y de 1.033,85 para una unidad de convivencia formada por dos adultos y tres o más menores (hay diversos supuestos diferenciados por la Seguridad Social). Además, hace unos días la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, anunciaba que los Presupuestos Generales del Estado 2022 incluirán que las familias beneficiarias del IMV y aquellas que tengan bajos ingresos reciban un complemento de hasta 100 euros por hijo. Con estas medidas, el Ejecutivo central prevé duplicar y alcanzar 1,6 millones de beneficiarios.

Asimismo, en Aragón todos los beneficiarios del IMV tienen derecho a una prestación complementaria, aprobada en las Cortes en mayo y que se puso en marcha el pasado 18 de octubre. A través de esta, el Gobierno autonómico complementará la renta básica con al menos 624 euros al año (52,06 euros al mes) y también pagará un salario social (Pacimv) a los colectivos vulnerables que quedan fuera del Ingreso Mínimo Vital. Este complemento al IMV es fijo y varía según la unidad familiar de la que se trate porque la situación económica ya la ha ponderado la Seguridad Social al otorgar la cuantía de dicho ingreso. Por ejemplo, en el caso de dos adultos y tres menores se llegará a los 1.374,5 euros al año (114,5 al mes). Y otra ayuda que se incluye para todos ellos es la de gastos de vivienda de alojamiento habitual en alquiler o de un contrato de hipoteca, que asciende a un 5% del importe anual del IMV que se perciba.

UGT Aragón -al igual que otros sindicatos y entidades de la Comunidad- lleva trabajando muchos años con personas vulnerables y en situación de riesgo de exclusión social. Desde que se puso en marcha el IMV, su responsable de Servicios Sociales, Margarita Moya, ha atendido a 150 personas. "En unos casos les he ayudado a solicitarlo y, en otros, lo han pedido por su cuenta y cuando se les ha denegado o reclamado documentación han venido derivados desde los centros municipales, de otras entidades o de la propia estructura sindical", aclara Moya, que considera que todo el mundo susceptible de recibirlo está informado. "Se ha hecho bastante campaña", dice.

Valorar las situaciones "reales"

Precisamente, la técnico de UGT destaca que el tema de la documentación está siendo "un poco difícil". "No todo el mundo está empadronado o vive en unidades de convivencia con la que no tienen relación familiar y es difícil porque no tienen el alquiler a su nombre, etc", informa. Y considera que se tendría que tener en cuenta las situaciones "reales" a la hora de calcular el grado de vulnerabilidad económica de la persona solicitante. "La normativa del IMV y la modificiaciones que se han ido haciendo desde su puesta en marcha dice que se tendrán en cuenta los ingresos del año anterior. Tenemos familias que no tienen ningún ingreso y como el anterior tuvieron se les está denegando porque superan los ingresos que le correspondería la renta garantizada de la unidad familiar que conforma. Si en un año trabajas y vas gastando casi todo o haciendo deuda, al siguiente si se tienen en cuenta los ingresos del anterior no te dan derecho a ser perceptor. Una cosa es si tienen patrimonio o ingresos altos, pero la mayoría de las familias igual han tenido 7.000 u 8.000 euros en un año de ingresos", subraya.

Una de las aragonesas a la que le han concedido el Ingreso Mínimo Vital es M. J., de 59 años y natural de Zaragoza. Lo pidió el pasado mes de febrero, se lo aprobaron en marzo y aún está pendiente de cobrarlo, en concreto 469 euros al mes. "Ha habido una serie de incidencias: tuve que cambiar de domicilio y también de cuenta bancaria para figurar como titular. El INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social) tiene todos los datos desde primeros de octubre y estoy esperando. Es de carácter retroactivo y me tienen que abonar todo el dinero desde marzo", explica esta mujer, que se queja de falta de información. "No sé para cuánto tiempo me lo dan, si hay que renovarlo... No he recibido esos datos ni siquiera de que me lo han aprobado. A ver si ya nos informan bien. Llevo toda la semana llamando a un teléfono (de la Seguridad Social) donde te informan y todavía no he podido hablar con ellos personalmente", añade.

Las circunstancias de M. J. eran "pésimas". No tenía trabajo, ni paro, ni derecho al subsidio para mayores de 52 años ("me faltaban unos meses de cotización en el régimen general para poder cobrarlo"). "Lo último que hice fue cuidar a personas mayores y sacarme la titulación de técnico de enfermería. Antes tenía un pequeño comercio y con la crisis de 2008 tuve que cambiar de actividad. Todo lo que me salía lo iba cogiendo. Al final me vi en una situación en la que no tenía recursos económicos y lo poco que tenía ahorrado ya me lo había gastado. Te comes los ahorros de años trabajados en un periquete. Recurrí a los servicios sociales del Ayuntamiento de Zaragoza y durante muchos meses he estado pasando con una tarjeta de alimentos. Pensé también en Cáritas y han sido maravillosos: me tramitaron toda la documentación del IMV y me dieron dinero para hacer frente a gastos como recargar la tarjeta de móvil, poder coger un autobús... Y para que pudiera comer porque por dos veces no me dieron la tarjeta de alimentos; estoy descontenta con los servicios sociales", comenta.

Esta zaragozana advierte de que nadie está exento de poder pasar por su misma situación. "A cualquiera y en cualquier edad, también a personas mayores que no tenemos una pareja que nos apoye ni nada de nada. Si me llegan a decir que a esta edad acabo así no me lo hubiera creído en la vida. Tenía una economía saneada, con mi trabajo, mi casa, todo perfecto… Y llevo unos años que no levanto cabeza", se lamenta.

"Sin esta ayuda estaría en la calle. Es mi supervivencia"
Juan Antonio Navarro, una de las personas que en Aragón cobra el IMV.
Juan Antonio Navarro, una de las personas que en Aragón cobra el IMV.
Oliver Duch

El caso de Juan Antonio Navarro, de 38 años y que reside en Aragón desde hace años (nació en Barcelona), es distinto. Desde 2017 cobraba el Ingreso Aragonés de Inserción (IAI) -491 euros al mes- porque no tiene recursos económicos tras "muchos años enfermo" ("tomo medicaciones muy fuertes", dice). El 5 de agosto de 2020 solicitó el IMV y le fue concedido en marzo de 2021 por un importe de 351 euros tras serle "denegado" en dos ocasiones. "Se inventaron que había cobrado más de 10.000 euros y llevé al INSS la declaración de la renta para justificar que no había sido así. Y después por tema de vivienda; tuve que llevar una declaración jurada de que estaba de alquiler. Me han quitado 140 euros por trabajar tres meses en una empresa de limpieza en 2019. No obstante, esa cantidad se me complementa con el IAI hasta los 491", afirma.

Para Navarro, el IMV es lo que le da para pagar el alquiler del piso donde vive y para comer. "No me da para más. Es mi supervivencia; sin esta ayuda estaría en la calle. No me veo fuerte para trabajar; sigo con antidepresivos", explica este hombre, que contó con el respaldo de UGT para su tramitación. "Era bastante complicado y nos ayudó en todo".

De lo que se queja es de que no le hayan concedido la ayuda con carácter retroactivo y, de hecho, denunció a la Seguridad Social en el juzgado de lo Social de Zaragoza en julio de este año. "Me parece fatal; me pertenecía directamente una ayuda social, tenía unos derechos que me han quitado... Han cambiado mil leyes y al final he salido perjudicado para no darme el carácter retroactivo que me pertenecía por ley", concluye.

"Cobro menos que una persona sola con dos niños menores a mi cargo"

También la zaragozana Patricia (nombre ficticio), de 48 años y que vive de alquiler, estaba cobrando el Ingreso Aragonés de Inserción antes de la pandemia y solicitó el IMV en junio de 2020. Separada y con dos hijos menores a su cargo, en octubre de ese año le fue concedida esta ayuda por un importe de 409 euros al mes. "No estoy de acuerdo con esa cantidad; cobro menos que una persona sola cuando por mi situación me corresponderían 800 y pico. Con ese dinero no vivo. La explicación que me dieron en la Seguridad Social es por que trabajé el año anterior. Lo hacía de forma puntual en servicios domésticos", indica.

Esta mujer califica su situación económica de "horrible" y reconoce que tiene que pedir ayuda a sus familiares y "en todo lo que pueda". "Cruz Roja me acaba de pagar los recibos de luz y gas y estoy pendiente de que me conceda la ayuda de alimentación. Todo cuesta un tiempo. Lo mejor sería un trabajo porque no hay que acomodarse a esto, que es poco. Comemos arroz y pasta y a veces no tenemos ni tomates. Es para vivirlo", relata.

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