El premio Princesa de Asturias, una preciada distinción que ha recaído en cinco aragoneses
Teresa Perales recibe un galardón que obtuvieron en su día Pablo Serrano, Pedro Laín Entralgo, Joaquín Sanz Gadea y Pilar Lorengar.
Teresa Perales es la quinta personalidad aragonesa que obtiene el premio Princesa de Asturias. Hasta ahora han recibido el preciado galardón los aragoneses Pablo Serrano, Pedro Laín Entralgo, Joaquín Sanz Gadea y Pilar Lorengar.
El escultor Pablo Serrano (Crivillén, Teruel, 1908– Madrid, 1985) fue premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1982 por la trascendencia universal de su obra, así como por la dimensión creadora y humanista de la misma.
El médico, historiador, ensayista y filósofo Pedro Laín Entralgo (Urrea de Gaén, Teruel 1908-Madrid, 2001) fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1989.
El doctor Joaquín Sanz Gadea (Teruel, 1930-Madrid,2019) recibió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998 por su labor humanitaria en el Congo, donde llegó de la mano de la Organización Mundial de la Salud y desarrolló durante casi 40 años su trabajo como médico en favor de los más desfavorecidos en distintos hospitales, leproserías, prisiones y orfanatos. Recibió el galardón junto a Vicente Ferrer, el misionero Nicolás Castellanos, y el creador del Banco de los Pobres de Bangladesh, Muhamad Yumus, una candidatura conjunta que presentó el padre Angel, presidente de Mensajeros de la Paz, por su trabajo con los pobres en diversos países.
La soprano internacional Pilar Lorengar (nacida Lorenza Pilar García Seta en el barrio del Gancho, en Zaragoza en 1928, y fallecida en Berlín en 1996) recibió en 1991 el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Fue un galardón conjunto otorgado a los siete grandes de la lírica: Además de la aragonesa, lo recibieron Victoria de los Angeles, Teresa Berganza, Monserrat Caballé, José Carreras, Placido Domingo y Alfredo Kraus.
Lorengar está considerada como una de grandes voces del bel canto en el siglo XX, desde su debut en París en el año 1954, pasando por su instalación en Berlín en 1957, donde permaneció durante treinta años como primera soprano de la Deutsche Oper hasta su retirada de los escenarios en 1991.
