Precios de la Luz En la industria
"Alarmante" aumento de costes en el sector agroalimentario
También en el campo cunde el nerviosismo. El alto coste del gas está llevando a fabricantes de fertilizantes de toda Europa –entre ellas Fertiberia en España– a parar la producción. Y la decisión inquieta a los agricultores.
No solo es el precio de la luz y el gas lo que mantiene en vilo a la industria alimentaria. La hojalata (fundamental para las empresas conserveras) ha subido en torno a un 18% de media, el cartón entre un 18% y un 25%, el plástico se ha encarecido más de un 30% y los costes del punto verde que pagan los fabricantes para poner el producto en el lineal han subido entre este año y el pasado en torno a un 34% de media. Y a todo ello se suma el desorbitado coste de los fletes y el encarecimiento del transporte por la subida de los carburantes.
Lo advierte el director general de Alinar, la asociación de industrias agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón, que lamenta que las industrias agroalimentarias, que han mostrado su gran capacidad de compromiso, esfuerzo y adaptación durante los complicados momentos de la pandemia, está absorbiendo «unas subidas desproporcionadas y alarmantes de sus costes de producción» que ponen en peligro su sostenibilidad.
Lo corrobora también José Ignacio Domingo, director gerente de la Asociación de Industrias de la Alimentación de Aragón (AIAA), que reconoce que existe gran preocupación en el sector porque teme que esta situación no sea coyuntural sino que se prolongue en el tiempo.
Fertilizantes
También en el campo cunde el nerviosismo. El alto coste del gas está llevando a fabricantes de fertilizantes de toda Europa –entre ellas Fertiberia en España– a parar la producción. Y la decisión inquieta a los agricultores, no solo porque el "abusivo" precio de estos insumos ya se ha llevado la rentabilidad de la cosecha de cereal de la pasada campaña, sino porque podría producirse un problema de abastacimiento. Y si faltan estos productos con los se fertilizan las tierras, las cosechas serán menores y, con ello, los alimentos resultarán más caros.
