movilidad
Ni una semana del Pilar sin su huelga de autobús
Este lunes comenzaron los paros del servicio que continuarán hasta el próximo día 17 y se solaparán con los del tranvía. En los últimos 20 años se contabilizan más de 36 huelgas de bus, muchas de ellas en octubre.
Casi tan tradicional como el cartel de fiestas o el programa de actuaciones es la huelga de autobús durante los días del Pilar. Este lunes comenzaron los paros del servicio que se prolongarán hasta el 17 de octubre en horario de 12.30 a 16.30, incluido el día grande de las no fiestas, esto es, el martes 12. Este año, para colmo de males, la huelga del bus coincide con la del tranvía, aunque el Ayuntamiento trata de contrarrestar ambos contratiempos intensificando algunas líneas como las que llevan al recinto de Valdespartera o la Noria siria del recinto de la Expo.
El conflicto del bus parece un mal crónico en Zaragoza. La sombra de los paros en el transporte urbano siempre planea en fechas clave como el Pilar o la Navidad, que es cuando el comité de empresa es capaz de hacer más pupa al Ayuntamiento. El daño final lo sufren los usuarios, que han visto cómo ha empeorado el servicios -sobre todo en los barrios del este y el oeste- desde que la implantación del tranvía obligó a cercenar las líneas de bus.
Según consta en el servicio de Movilidad del Ayuntamiento, desde el año 2000 se han presentado -al menos- 36 convocatorias de paros, aunque en este recuento también se incluyen los correspondientes a las huelgas generales (con movilizaciones solo en el día). En la mayoría de ocasiones los servicios mínimos fijados por el Consistorio han sido del 50%, pero suelen ser superiores (en torno al 65%) si las huelgas coinciden con fechas señaladas como el Pilar o la Navidad. Los conductores del bus han parado muchas veces por diversos motivos durante las fiestas (la ‘semana cultural’ este año), pero algunos de los años más sangrantes, según se recoge en la hemeroteca de HERALDO, fueron los de mitad de la década de los 90, el año 2003 o las cuatro convocatorias de paros que hubo en 2007, como advertencia de que el año de la Expo podía ser conflictivo.
Fue en junio de 1986 cuando se celebró la primera huelga de una entonces incipiente Tuzsa y Antonio González Triviño tuvo que mediar un mes después para levantarlos. No obstante, las protestas continuaron todo el otoño y durante el Pilar también los trabajadores también se movilizaron. En las fiestas de 1994 también se celebró una nueva convocatoria, que puso en jaque a los ciudadanos que querían desplazarse a los espacios festivos de entonces: la Chimenea y el tramo final de Miguel Servet.
Los conductores dejaron de circular para reclamar más medidas de seguridad, algo que también hicieron en septiembre de 1996, cuando el conflicto laboral parecía muy enconado y el bloqueo en las negociaciones sobre el convenio colectivo hizo que durante casi un mes la mayor parte de la flota se quedara en cocheras. Hubo huelga durante el Pilar y también el día que Michael Jackson tocó en el estadio de La Romareda.
La rebaja del horario laboral y un salario más justo fueron las causas esgrimidas para convocar continuos paros a comienzos de los años 2000, que fueron acompañados por manifestaciones de empleados por el paseo de la Indepedencia. En 2003, por ejemplo, hubo paros en las fiestas del Pilar y el Ayuntamiento decretó servicios mínimos del 66% de la flota, que la plantilla consideró excesivos y propiciaron que la huelga se reeditara en Navidad. También de traca fue el mentado año 2007, con cuatro convocatorias de huelga en tan solo cinco meses. El Ayuntamiento denunció que se utiliza a los ciudadanos "como rehenes" y el alcalde Belloch amenazó con ir a los tribunales. Los paros continuaron a comienzos de 2008 y el comité advirtió de que podría colapsar el tráfico durante la Expo de Ranillas.
Los años posteriores fueron algo más tranquilos, aunque siempre a comienzos de octubre asomaba la amenaza de huelga. La paz tensa y el entente cordial saltó por los aires en junio de 2011 y, sobre todo, en agosto de 2013 cuando el recorte municipal a la contrata (ahora Auzsa) llevó al anuncio de 153 despidos. El Pilar de aquel año fue caótico y las protestas se prologaron durante más de cinco meses. El pago del ERE con dinero público acabó en los tribunales y todo hacía presagiar que el conflicto con la contrata de transporte aún no había alcanzado su cénit. De hecho, los ciudadanos sufrieron entre 2015 y 2016 la huelga de bus más larga de la historia (123 días), si bien es cierto que transcurrió entre diciembre y abril y dejó al margen las fiestas del Pilar. Los incrementos salariales y las indemnizaciones por incapacidad o baja eran las piedras de toque de una negociación en la que hubo que recurrir hasta a un mediador externo (Juan García Blasco).
Los paros del bus, en un día laboral al margen de las fiestas, se calcula que afectan diariamente a unos 180.000 viajeros. Durante la venidera semana cultural seguro que son más los usuarios que aspiran a desplazarse al parque Bruil, a Macanaz o a otros escenarios festivos.
Junto a los problemas por falta de limpieza e incivismo, el deficiente transporte público ha sido tradicionalmente una de las quejas más repetidas durante las fiestas. Las encuestas de satisfacción que hace todos los años el Ayuntamiento citan las conexiones de bus como una de las asignaturas pendientes que toca mejorar. El autobús y el tranvía llegan a transportar (en un año sin huelga ni pandemia) a 2,5 millones de usuarios en una semana del Pilar. No parece que 2021 vaya a ser el año de resarcimiento porque, además, a partir del 25 de octubre y con el mismo horario, los trabajadores plantean huelga en semanas alternas, de lunes a viernes, con carácter indefinido.
