fiestas del pilar

La Ofrenda de flores cambia de escenografía 23 años después

La estructura de la Virgen se ubicará este año sobre la Fuente de la Hispanidad. En seis décadas las 40 toneladas de andamiajes han buscado acomodo en el centro de la plaza y en la fachada oeste de la basílica.

Boceto de Bigas Luna para la nueva ubicación de la Ofrenda de Flores
Boceto de 1997 del cineasta Bigas Luna para la nueva ubicación de la Virgen.

La de 2021, al menos por lo que ha podido verse en los planos y preparativos, parecerá una ‘gymkhana’. Las circunstancias obligan a que la Ofrenda del próximo Pilar no pueda ser multitudinaria, pero la escenografía que se estrenará -con la Virgen en la fuente de la Hispanidad y una plataforma sobre el agua para los oferentes- es 100% novedad (alguno dirá que capricho) municipal.

A lo largo de los 63 años de tradición se ha podido disfrutar de distintas puestas en escena, así como estructuras, plataformas, recorridos, andamiajes… Algunos han sido mejores que otros y, desde luego, todos se hicieron con la intención de que la Ofrenda quedara lo más vistosa posible y gozara de mayor relumbrón. Este año, sin embargo, la crisis sanitaria hace que se tengan que poner incluso vallas de dos metros de altura cubiertas de mallas opacas para que no se agolpen los curiosos a ver el desfile floral y lo cierto es que hasta el próximo día 12 no podrá saberse si los recortes de aforo y los accesos a través de Macanaz son un acierto o no.

Sea como fuere, la verdad es que los zaragozanos tienen muchas ganas de volver a disfrutar de una Ofrenda de flores. El año pasado hubo de sustituirse por la colocación improvisada de pequeños ramos sobre el retablo escultórico de Pablo Serrano de la fachada de la basílica.

Pero, ¿cuál ha sido el recorrido más tradicional de la Ofrenda? Sabido es que la primera se celebró en el año 1958, con la inspiración de las entregas de ramos que se hacían en Valencia desde los años 40 a la Virgen de los Desamparados. Fue el concejal de Festejos Manuel Rodeles el que se empeñó en hacer un desfile por el corazón de la ciudad que desembocara en el Pilar y que diera un nuevo impulso a la exaltación del traje aragonés, que para entonces apenas lucían ya las reinas de las fiestas. Aquel año, 1958 recordemos y con el visto bueno del alcalde Gómez Laguna, el Ayuntamiento compró y regaló miles de claveles a los 2.000 oferentes que se dieron cita para que se los llevaran a la Virgen. En la fachada principal se colocó una réplica de la Virgen, obra del escultor Francisco Rallo, y el recorrido partió de la plaza de los Sitios, pasó por el Coso y la calle de Alfonso I hasta llegar a la plaza.

La escueta estructura en los 80, cuando se situaba junto a la fachada.
La escueta estructura en los 80, cuando se situaba junto a la fachada.
Heraldo

Este fue el tipo de Ofrenda que se fue agrandando en los años siguientes, sobre todo, impulsada por haber sido también el primer acto “de provincias” retransmitido en directo por TVE. Más y más flores, más y más oferentes, más y más repercusión mediática logró la Ofrenda hasta el punto que en 1965 la celebración fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Tanto creció el interés y la participación en la Ofrenda que en los años 90 la asistencia se hacía muy difícil de gestionar. Se abrieron nuevas entradas, se llevó por el paseo de la Independencia, pero entre grupos y oferentes individuales los atascos amenazaban con hacerla morir de éxito. Fue en 1998 cuando la Ofrenda experimentó la mayor transformación vivida hasta la fecha, pues el 12 de octubre de aquel año la Virgen se sacó al centro de la plaza, en una escenografía ideada por el cineasta Bigas Luna. Su idea permitió ganar más de 20 metros de manto floral a cada lado de la Virgen y que los millones de flores se pudieran ver desde todos los ángulos de la plaza. Se eliminó la limitación de la fachada de la basílica y se ganó en amplitud para los oferentes y los espectadores. Hubo que confeccionar entonces una malla metálica alrededor de la Virgen para ir rellenando de claveles y se creó un nuevo itinerario que se abría por el puente de Piedra y la calle de Don Jaime I.

A pocos días de que comiencen las ‘no fiestas’ del Pilar 2021, nos ponemos nostálgicos y tiramos de archivo para recordar algunos de los mejores momentos que nos dejaron los Pilares del 2019, los últimos que vivimos antes de que el covid irrumpiera en nuestras vidas, llenos de conciertos, ferias, música... y mucha gente y alegría en las calles.
La estructura de la Virgen tal y como se ha podido disfrutar en los últimos 23 años.
Heraldo

Las cifras de participación (y organización) se convirtieron en astronómicas y cada 12 de octubre trabajaban más de 110 jardineros y 70 personas de las brigadas municipales. De los 2.000 oferentes iniciales se dio el salto a los casi 400.000 y se sumaron también ofrendas aéreas, fluviales, virtuales…

Los cambios que llegaron ya con el nuevo milenio fueron más discretos y el formato de la Ofrenda de Bigas Luna se mantuvo hasta este 2021. Muchos lectores recordarán que en 2012 se estrenó una alternancia de colores en el manto más próximo a la Virgen (rojos los pares, blanco los impares que obligaba a crear un óculo para la Cruz de Lorena) y otros muchos conservan también las fotografías de la escalera trasera a la estructura que se estrenó en 2013 y permitía fotografiarse desde lo alto del manto con la perspectiva de la plaza. Tal invento duró apenas tres años y toda aquella jungla metálica de andamiajes duerme hoy el sueño de los justos en los almacenes municipales. Porque la estructura de barandillas, plataformas, vallas y escaleras es de propiedad municipal y el Consistorio tan solo contrata a los operarios precisos para poner en pie una pirámide de 40 toneladas, 25 metros de largo y 16 de ancho. Cuentan los operarios -la empresa Altay ha sido los últimos años la encargada- que montar los seis niveles del soporte es más complejo de lo que parece pues requiere retranquear, cuadrar, nivelar, ‘diagonalizar’…

Salvo los años que ha llovido mucho, no se suelen tener problemas para cubrir el manto de flores, pero este 2021 con la reducción de aforos habrá que ver qué formulas se encuentran para que si no llegan los claveles suficientes la estructura no quede deslucida. Lo que será una curiosa novedad es que la Virgen quede colocada encima de la fuente de la Hispanidad -con todo su simbolismo- y que los participantes tengan que atravesar una pasarela sobre el agua. La margen izquierda tendrá absoluto protagonismo este año -las seis salidas se han habilitado junto a Macanaz- y la calle de Florencio Jardiel, habitualmente desapercibida, también congregará a miles de aragoneses. Más clara que otros años parece la cuestión de las salidas pues será obligado hacerla por la zona de Murallas Romanas.

Por cierto, que en los años prepandemia y de ‘vacas gordas’, cuando se batía récord tras récord de participación y la Ofrenda duraba 15 horas, llegó a plantearse que el manto de la Virgen se hiciera octogonal para ganar así aún más lienzo expositivo. Aunque la propuesta llegó a la mesa de las fiestas, de momento se mantendrá el modelo clásico dado que en 2021 las aglomeraciones estarán más controladas que nunca. Además, con el cambio de ubicación y de accesos, suficientes transformaciones son ya los que se introducen en estas llamadas ‘no fiestas’.

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