aragón es extraordinario

Ruesta sigue palpitando

El pueblo busca una solución que consolide su patrimonio; enclavado en un lugar idílico y desierto tras la inauguración del embalse de Yesa, fue cedido por la Confederación Hidrográfica del Ebro a la CGT en 1988.

Los restos del castillo de Ruesta presiden el caserío del pueblo en reconstrucción.
Los restos del castillo de Ruesta presiden el caserío del pueblo en reconstrucción.
Laura Uranga

Ruesta no es un pueblo abandonado; lo fue, pero lleva redivivo desde 1988, aunque con achaques. Si algo tiene, empero, es su gente: la llegada en estas tres últimas décadas y los descendientes (quedan también algunos mayores que eran jóvenes cuando se marcharon, a mediados de los 60) de quienes tuvieron que abandonar sus casas por la inauguración del embalse de Yesa, que anegó sus tierras de cultivo.

“Estamos aquí porque queremos, no por la oleada de comentarios para paliar la despoblación, toda esa moda nos tiene hartos a más de uno. Vivo en Undués de Lerda, aquí al lado, llegué hace 20 años a la zona y aquí se han criado mis hijos”. Así habla Diego Ruiz, jardinero de profesión y actual coordinador del proyecto de Ruesta gestado por el impulso sindical (CGT) que busca la revitalización del pueblo desde la reconstrucción de inmuebles, la gestión de servicios y los impulsos formativos. Lo hace en el bar y asador del albergue, única actividad regular de generación de riqueza en el pueblo en la actualidad. Ruesta pertenece a la Confederación Hidrográfica del Ebro, que la cedió a la CGT en 1988 por cinco años; la cesión se renovó en 1992, esta vez por 50 años.

Armando Soria, alcalde de Urriés, introduce un matiz a la reflexión de Diego. “A ver, que la despoblación esté de moda tiene una parte positiva, los medios hablan de nosotros y eso nos mantiene en la agenda política; si algo queda, bienvenido sea. El proyecto del pantano comenzó en 1923; no obstante, la mayoría de los habitantes del pueblo decidieron quedarse, había 368 habitantes a finales de los 50. En 1959 se inauguró el pantano y poco tiempo después se sacó de su casa a la última habitante, Leandrina, que a día de hoy vive en Bagüés; se habían expropiado poco a poco las tierras de cultivo. El cura, el médico y el alcalde habían vendido las suyas, y los demás recibieron una cantidad baja desde la CHE. La gente se convenció de que el futuro lógico estaba en la ciudad; luego cambió esa percepción, pero en aquél entonces no había mucha opción; hubo quien no quiso vender sus terrenos en el monte, situación que continúa a día de hoy”.

Historial de actuaciones

La cesión a la CGT para un proyecto de turismo social cambió las tornas. “Los ejemplos de Ligüerre y Morillo de Tou –apunta Diego– no son equiparables, el proceso simplemente fue otro. Empezamos con un estudio de situación y la recuperación de Casa Valentín en 1993, gracias exclusivamente a las cuotas de los afiliados y el trabajo de quienes vinimos. Se abrió el Camping en la chopera, con capacidad para 300 personas, respondimos a una serie de compromisos presentes en el contrato de cesión y luego se hizo otra por 50 años, que ampliaba terrenos. Se hizo el mentado albergue, terminado por completo en 1991 y estrenado en 1993, luego llegó Casa Alifonso enfrente, en el 96”.

Armando Soria habla con la voluntad de aclarar la situación. “Aquí en Ruesta hay un inquilino y un propietario, y el propietario es la CHE; con la ampliación recrecimiento del 2000 se condena la posibilidad de completar el ciclo del agua local y el potencial funcionamiento futuro del Camping, ahora en terreno inundable y que fue vital para generar negocio y, por tanto, vida aquí. En el acuerdo de cesión hay otros compromisos grandes de la CHE; recuperar la iglesia renacentista, que forma parte del camino francés en el Camino de Santiago, hacer lo propio con la Casa del Chocolatero, reparar determinadas calles… una amplia rehabilitación de Ruesta con partidas económicas aprobadas y firmadas. La iglesia ha sufrido varios derrumbes, hace varios años una cúpula, en 2017 la bóveda junto al acceso principal, en un punto en el que Berlanga rodó una escena de ‘La vaquilla’, por cierto. Ahora no se puede entrar, por precaución”.

El sueño es que en Ruesta vuelva a haber vida de pueblo, un sueño muy remoto. Identificado todo lo que tiene valor patrimonial, la meta es ir recuperando también lo que Diego llama ‘las casas de tropa’. Armando lo detalla. “Ruesta es Bien de Interés Cultural entero, por el paso del Camino de Santiago y por el castillo. La DGA hizo en su día un plan director, con apoyo de la DGT a la hora de desbrozar. La CHE sí apoyó en 2019 una actuación conjunta entre administraciones para la consolidación de los edificios por donde pasa el Camino de Santiago, un cambio de actitud que nos esperanzó, pero a día de hoy seguimos a la espera de respuestas sobre los compromisos firmados”.

Armando reflexiona un poco más. “No hay pueblo sin futuro, sino pueblo sin proyecto; la frase no es mía, pero la suscribo. Aquí lo hay, y por tanto tenemos esperanza. Sigo siendo optimista; en algún tiempo tiene que haber un cambio de sensibilidad; es cierto que con Dolores Pascual en la presidencia de la CHE se ha notado un cambio de actitud y la velocidad en las respuestas, porque durante años era imposible conseguir una simple reunión”. Diego apostilla. “Con la sentencia en firme, es momento de poner los puntos sobre las íes. No hay tiempo, lo que queda en pie se cae; queremos seguir aquí y que Ruesta no se muera. La actual cesión es hasta el año 2042, y lo que se invierta se quedará aquí cuando nos vayamos”.

Un premio Hispania Nostra como reconocimiento

La rehabilitación del Camino de Santiago en de Ruesta recibió este año el premio Hispania Nostra en la categoría ‘Intervención en el territorio o en el paisaje’. Se trata del premio español más importante en conservación del patrimonio histórico. El responsable de la actuación es el despacho del arquitecto bilbilitano Sergio Sebastián. HERALDO se hacía eco de estos reconocimientos el pasado mes de mayo, recordando que Sebastián ya había recibido los premios más importantes en Aragón, el García Mercadal y el Trofeo Magdalena.

La actuación premiada comenzó en 2017 con el encargo del Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro de un plan de actuaciones para recuperar Ruesta, aunque el principal motor del objetivo fue actuar en el tramo del camino francés en el Camino de Santiago. Así, se recuperó la ermita de Santiago en Ruesta (también llamada de San Jacobo) y se ha seguido trabajando en otra ermita del término en el que se enmarca el pueblo, la de San Juan Bautista.

El alcalde de Urriés lanza una reflexión al respecto de todo el proyecto de recuperación patrimonial del pueblo. “Si la Confederación se comprometiera a un mínimo de actuaciones imprescindibles como la finalización del ciclo del agua, si se pudiera abrir otro camping en un lugar hábil y en convenio con los ayuntamientos cercanos para generar empleo… quizá sería suficiente con 300.000 euros dentro del casco urbano para cosas específicas como consolidar el paseo hasta el castillo, a fin de que fuese transitable sin problema por quienes visiten Ruesta, consolidar lo que quede de iglesia... y poco más”.

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