Redactor de HERALDO DE ARAGÓN

Manuel se va esperando

Valle de los Caídos.
Valle de los Caídos.
Afp

Manuel Lapeña Lapeña falleció ayer a los 97 años sin haber visto cumplido su deseo, el mismo que toda su familia. Querían que su padre Manuel Lapeña y su tío Antonio hubieran regresado desde el Valle de los Caídos al cementerio de Calatayud, de donde se los llevaron en 1959 sin que ellos lo autorizaran.

Los hermanos aragoneses Manuel y Antonio Lapeña Altabás, de Villarroya de la Sierra, que fueron fusilados por las tropas franquistas en 1936 y enterrados en Calatayud, podrán ser exhumados del recinto funerario. Pero este viaje de vuelta de la historia todavía no tiene fecha, aunque los Lapeña fueron de los primeros que ganaron en el Juzgado de San Lorenzo del Escorial, en 2016, el derecho de su devolución a las sepulturas de la capital bilbilitana. Después de haber escuchado muchas veces las promesas del Gobierno de Pedro Sánchez, solo les queda claro que Manuel, hijo y sobrino de los fallecidos, no podrá descansar con el regreso de sus muertos porque él también ha fallecido.

El Gobierno aprobó el pasado mes de marzo un presupuesto de 650.000 euros para las labores de recuperación de 50 víctimas, entre ellas ocho aragoneses, entre los que están los hermanos Lapeña. Pero las dilaciones que se acumulan están retrasando un proceso que deja en el camino a muchas personas que pelearon por su reconocimiento.

La exhumación de dos fallecidos aragoneses, entre ocho cajas con 81 muertos que se trasladaron desde Calatayud al Valle de los Caídos, es mucho más que un derecho, es una decisión política que necesita un trabajo arduo de los forenses. Cuando por fin se cumpla, no habrá otros Manuel que mueren esperando.

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