entrevista 

Carlos Forcano: "No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar en Kabul"

El jefe del EADA defiende que fue un desafío para los 54 militares enviados a Kabul y Dubái, que rescataron a 2.200 afganos, el doble de lo previsto

Carlos Forcano, jefe de EADA, ante el edificio de la unidad en la Base aérea de Zaragoza.
Carlos Forcano, jefe de EADA, ante el edificio de la unidad en la Base aérea de Zaragoza.
Toni Galán

¿Qué balance hace de los nueve días tan duros (19-27 agosto) que pasaron en el aeropuerto de Kabul?

Solo puede ser positivo. Hemos superado ampliamente las expectativas de sacar personal de allí. Se empezó con unos números (400 u 800) y se superaron ampliamente (2.200) gracias al trabajo coordinado de los militares del EADA y del Ala 31, que fue mucho más lejos de lo que cabía esperar, con los apoyos que recibieron de la Base de Zaragoza. Al ser una misión tan especial, han dado lo mejor. El retorno era inmediato y positivo. Nunca haremos nada tan real y con un resultado tan directo.

¿Cómo vivieron el peligro del atentado sufrido en la puerta Abbey del aeropuerto?

El riesgo del atentado era evidente porque cada vez que hablábamos por teléfono se escuchaban disparos. Los afganos suelen disparar mucho al aire para dispersar al personal. Se temía que hubiera algún atentado de células o individuos del Isis que habían salido de las cárceles.

¿Cómo se multiplicaron las rescatados (400 a 800) para, al final, superar los 2.000 afganos?

Fuimos con una lista que nos entregó el Ministerio de Asuntos Exteriores para sacar a unas personas que colaboraron con nosotros y fueron aumentado porque esa red era mayor. Ese número era muy difícil de calcular porque había familias muy grandes y cada colaborador generaba muchas personas que venían con él. Ha sido una satisfacción y un impulso cada vez que sacaban a más. Era un estímulo diario para ellos.

¿Tuvo miedo en estos días?

He tenido preocupación por el personal que estaba haciendo su trabajo allí. Desde aquí intentábamos asegurar la misión, calmarlos y decirles que no asumieran riesgos más allá de lo razonable. Estaban inquietos y temerosos de que les pudiera pasar algo. Y cuando ocurrió el atentado, hasta que unas horas después nos confirmaron que todos estaban bien, la tensión fue evidente. Habíamos enviado al personal extraordinariamente profesional, muy bien preparado. Lo dieron todo y lo hicieron muy bien.

¿Cómo abrió una red con las familias de los militares para tenerlas informadas?

Carlos Forcano es el Teniente Coronel del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA. El pasado 16 de agosto, 54 militares desplegados entre Dubái y Kabul partieron de Zaragoza a una de las misiones más difíciles de sus vidas: salvar a entre 400 y 800 afganos que habían colaborado con las Fuerzas Armadas españolas durante estas dos décadas. Superaron las espectativas ampliamente con más de 2000 refugiados extraidos.
Carlos Forcano es el Teniente Coronel del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA. El pasado 16 de agosto, 54 militares desplegados entre Dubái y Kabul partieron de Zaragoza a una de las misiones más difíciles de sus vidas: salvar a entre 400 y 800 afganos que habían colaborado con las Fuerzas Armadas españolas durante estas dos décadas. Superaron las espectativas ampliamente con más de 2000 refugiados extraidos.

Avisamos a las familias porque iban a recibir llamadas mías, como jefe de la unidad. Decidí hacerlo para infundirles tranquilidad, darles las gracias y la enhorabuena por lo que habían hecho por nosotros. Es un sacrificio que han hecho. Hablé varias veces con ellos, les avisé de su salida de Kabul hacia Dubái. Pudimos recibirlos al pie del avión cuando llegaron a Torrejón con el abrazo que se merecían y entonces empezaron a ser conscientes de lo que habían hecho.

¿Cuántos militares del EADA se quedaron con las ganas de haber entrado en esa misión?

Allí fueron 54, entre Kabul y Dubái. Parte del personal volaba en los aviones como protección de seguridad. Pero se apuntaron todos (340 efectivos) y solo tenía contentos a los que fueron allí. Ese es el espíritu de esta unidad. Hubo que adaptar la lista a las condiciones del sitio y las capacidades para las personas que iban a hacer mejor ese papel.

Y eligió a dos mujeres para que fueran en la misión...

Para las inspecciones oculares y cachear a las personas que venían llevamos a dos mujeres, por una razón cultural muy concreta. Siempre había una militar para esas tareas. Como había que revisar maletas o bolsas decidimos llevar medios de detección de explosivos y perros especialistas.

¿Les han dado descanso?

Les hemos dicho que se fueran de descanso y la mayoría se han ido.

¿Le ha quedado alguna espinita con el operativo?

No. Estamos acostumbrados a planear con tiempo. Pero aquí no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar en el aeropuerto de Kabul. La única espinita es no haber podido sacar más gente de allí.

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