La AP-2 ya es gratuita tras 44 años, mientras el Gobierno reitera que se pagará por las autovías

Las barreras de peaje se levantaron a las 20.00 y al fin hay alternativa para el peligroso tramo de la N-II. Los transportistas avisan de que no tolerarán la medida y exigen áreas de descanso en la autopista.

La autopista que une Zaragoza y Tarragona (AP-2) levantó este martes a las ocho de la tarde la barrera de los peajes tras 44 años de concesión, prorrogada hasta en dos ocasiones y que, al fin, garantiza una alternativa gratuita para no circular por el único tramo sin desdoblar de todo el corredor, los 91 kilómetros de la N-II entre Alfajarín y Fraga. Sin embargo, la medida será efímera porque horas antes de la liberalización de la AP-2 y de la AP-7 la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, insistió en que se deberá pagar por circular por las vías rápidas para garantizar su mantenimiento y la seguridad vial. Aunque no adelantó el modelo ni el importe, señaló que el sistema será “público y justo” con la “mínima tarificación posible”.

La medida gubernamental, trasladada a Bruselas dentro de su Plan de Recuperación, se aplicaría a partir de 2024, por lo que hasta entonces los viajeros se ahorrarán los hasta 25,35 euros que costaba circular por los 215 kilómetros de la AP-2, de Alfajarín a El Vendrell, e igualmente desplazarse a Barcelona y viajar por Cataluña sin pagar tampoco por la AP-7, la C-32 y C-33.

La vía rápida se construyó entre 1969 y 1977 y soporta una media diaria de 9.662 vehículos, en su mayor parte ligeros por el elevado coste del peaje, que llegaba a los 56,25 euros para los camiones que hacían el trayecto completo. Ni siquiera con la bonificación establecida, del 50%, para el tramo sin desdoblar de la N-II se logró mitigar la alta siniestralidad de la carretera, aunque ahora se prevé que haya un trasvase de buena parte de los 6.000 camiones que circulan por una vía cuya falta de mantenimiento critican tanto los vecinos de las once poblaciones por las que discurre como los profesionales. Solo en la última década han perdido la vida 62 personas.

Ahorro de 90 millones en Aragón

Los transportistas estiman que la liberalización de los peajes de la AP-2 y la AP-7 supondrá un ahorro estimado en torno a los 2.000 euros anuales, aunque para muchos no lo será porque las evitaban. Las cifras aportadas por el Ministerio indican que los viajeros que discurren por los 102 kilómetros de AP-2 a su paso por Aragón dejarán de pagar 90 millones al año.

El problema es que el tráfico pesado se disparará y esta vía rápida se diseñó hace medio siglo con unos parámetros que no responden a las necesidades actuales de los transportistas, tal y como advierte el presidente de Tradime en Aragón, José Antonio Moliner. Así, aseguró que solo cuentan con apenas 180 plazas para camiones en las áreas de descanso de Zaragoza a Lérida, por lo que exigió su acondicionamiento porque los profesionales tienen que parar para no saltarse la limitación del tacómetro. “Este mismo problema lo hemos visto en el primer tramo liberado de la AP-7, entre Tarragona y Alicante”, dijo.

Seguridad

La misma reivindicación trasladó el gerente de Fetraz, Fernando Viñas, quien reclamó al Estado que acometa más servicios porque circular por la autopista reportará en seguridad, aunque no se gane tiempo en llegar al destino. “El problema es que no hay tantas salidas de la AP-2, por lo también se seguirá circulando por la carretera dependiendo del destino”, añadió.

Lo que no están dispuestos los transportistas aragoneses es asumir un nuevo pago por el uso de las vías rápidas y seguras, y menos cuando durante décadas han tenido que circular por el único tramo sin desdoblar del eje Madrid-Barcelona. “Sería inexplicable que el fin del peaje fuera efímero y se nos condenara a seguir circulando por la N-II cuando ahora podemos ganar en seguridad”, lamentó.

La oposición a la medida es compartida de forma unánime por los partidos y la DGA, tal y como recogió ayer este diario. El consejero de Vertebración, José Luis Soro, reiteró ayer que su aplicación es “injusta” y, en el caso de Aragón, supone además un “agravio sangrante” por el déficit de inversión de décadas en la red estatal de carreteras. También subrayó que no basta solo con levantar las barreras y exigió al Ministerio de Transportes que planifique cómo permeabilizar la actual autopista para generar más accesos y servicios a los usuarios.

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