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El traje ansotano reverdece

El diseñador oscense Enrique Carrera presentará el próximo fin de semana en Ansó una relectura de la tradicional vestimenta, basada en los retratos de Sorolla.

Javier Navarro Gómez/canelita estudio
Vestido inspirado en la tradicional basquiña verde, con mangas abullonadas  
J. Navarro/Canelita Estudio

Mikado, ‘shantung’ de seda o crepe satén. Con estos tejidos tan contemporáneos, el joven diseñador oscense Enrique Carrera ha reinterpretado los linos y paños de lana de la tradicional vestimenta del valle de Ansó. El próximo fin de semana se celebrará –con un año de retraso por la pandemia– el 50º aniversario del Día del Traje Ansotano y podrán verse las creaciones con las que Carrera quiere resaltar "el gran valor etnográfico de una vestimenta única". 

"Hay quienes dicen que estas prendas tienen ‘primas hermanas’ en los valles de Echo y del Roncal, pero las de Ansó con sus aderezos son riquísimas, sobre todo, porque existe un completo repertorio para cada momento: ropas de diario, de fiesta y de para ritos de paso como el bautismo o la boda", explica el joven, cuya colección cuenta con la financiación del Consistorio de Ansó y se enmarca en un valioso proyecto europeo llamado Stitch, que fomenta la digitalización del patrimonio textil.

"La colección es mi trabajo fin de grado del Centro Superior de Diseño Hacer Creativo. Al final de la carrera elegí como tema las obras en las que Sorolla retrata el traje ansotano, porque me parecía una historia preciosa y muy aragonesa", cuenta Carrera. Las mujeres ansotanas viajaban a finales del siglo XIX con sus basquiñas a Madrid para vender hierbas medicinales y té. Allí captaron la atención del afamado pintor que enseguida quiso retratarlas. 

"Empecé a investigar sobre estas mujeres, que incluso aparecen en relatos de Galdós. También sobre las ‘golondrinas’ que iban a las fábricas de alpargatas de Mauleon y las que se buscaban la vida en los balnearios de Panticosa y Tiermas. Visité incluso el convento de las Descalzas Reales, que es donde se produjo su encuentro entre las ansotanas y Sorolla", explica Carrera, que llevó a cabo un extenso trabajo de campo "para poder fundamentar las decisiones de diseño". Esta investigación también se ha apoyado en estudios de Carolina Naya Franco, Irene Seco Sierra, Elena Gusano Galindo y en el libro ‘Mujeres. Migración a la modernidad’, de Sergio Sánchez Lanaspa. "Soy de Estadilla, un pueblo del Somontano, y siempre me ha tirado mucho el tema etnográfico y la cultura de nuestra tierra. En esta colección integro el relato de las ansotanas con mi propia historia familiar, porque también tuve parientes forzados a emigrar para buscarse la vida", narra el diseñador, cuya destreza ya se había visto en citas como la Aguja Goyesca o la Aragón Fashion Week.

Aunque algunos vecinos de Ansó ya han podido ver los seis ‘looks’ diseñados por las sesiones de fotos –incluso las mujeres del ropero municipal prestaron las joyas a las modelos–, la puesta de largo será el próximo viernes en el torreón medieval de la localidad. Ahí quedará expuesta la colección junto a bocetos, fotografías y algo del ‘making of’. En septiembre es probable que la muestra llegue también a Zaragoza y pueda exhibirse en la casa ansotana recientemente recuperada del parque Grande.

Pero, ¿en qué consiste esta reinterpretación? "Es un homenaje hecho desde el cariño y el respeto. He cogido elementos, siluetas, colores, aderezos y les he tratado de dar una vuelta modernizándolos. Evito la literalidad: ya hay gente muy especializada que hacen prendas ansotanas tradicionales y esto es una relectura bajo otro prisma, desde el punto de vista personal", dice el modisto. Estos trajes más contemporáneos introducen plisados, organza y sedas, donde antes había tejidos recios consecuencia del clima de la montaña. "Uno de los que más gusta es el vestido verde porque es el que más recuerda al traje original: se trata de una basquiña con las mangas abullonadas. He tratado de mantener técnicas tradicionales, aplicaciones de bordados hechos a mano, el nido de abeja, los plisados…". 

Entre lo que más llama la atención está la reinterpretación de algunos aderezos: una visión moderna de "elementos religiosos y de protección, escapularios, relicarios, referencias a la Virgen del Pilar... Están bordados a mano y algunos elementos como el corazón o el ojo servirán también para hacer merchandising para quien quiera guardar un recuerdo de esta colección".

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