Manuel Siurana y Valderrobres, el amor que nunca precisó una pausa

Manolo Siurana ama a su familia y también a Valderrobres, el pueblo que le vio nacer. No por ingentes han sido inabordables las tareas de honrar esos dos amores, hasta el punto de que sigue en el doble afán

Manuel Siurana nació en Valderrobres, y en Valderrobres vive. En medio de estas dos realidades hay un amplísimo e hiperactivo hiato, personal y profesional, alejado de la capital del Matarraña y centrado en Barcelona. «Nací aquí, en Valderrobres, pero nos mudamos a Zaragoza cuando yo tenía ocho años, y de ahí emigramos a Barcelona, donde fui a la universidad a estudiar Historia del Arte. Tuve la suerte de contar con un profesor como Gonzalo Borrás, que tuvo como primer destino docente la Universidad Autónoma de Barcelona; estuvo dos años y me dirigió la tesis. Encaminé mi vida profesional a la enseñanza como profesor de secundaria y luego tuve cargos directivos; dirigí el colegio san Miguel de Barcelona durante nueve años, y allí pasé toda mi vida profesional».

Manuel (casi prefiere Manolo, así que Manolo de aquí en adelante) siempre pensó en volver al pueblo cuando se jubilase. «Quería regresar, pero para hacer cosas; ya había escrito algún libro y me había volcado en la investigación, pero la dedicación a la docencia y la dirección del colegio me obligó a dejarla a un lado. En 2003 dejé de ser directivo en el colegio y aún me quedaba bastante hasta la jubilación, a mis 48 años de entonces, así que decidí llenar el nuevo vacío de actividad con el regreso a la investigación y la recuperación del patrimonio en Valderrobres. Ser profesor conlleva 100 días de vacaciones al año, si cuentas verano, Semana Santa, Navidad y puentes; nosotros salíamos corriendo de Barcelona el primer minuto del fin de semana, poníamos proa a Valderrobres con dos horas y cuarto de carretera por delante y regresábamos el domingo por la noche, después de cenar. Siempre evité las caravanas».

Con este planteamiento vital, Manolo encontró huecos de sobra para completar su jornada laboral matutina con los trabajos investigadores el resto del día. «Esto del teletrabajo ya lo practicaba yo hace casi 20 años, en este caso con Valderrobres los días de semana. Promoví una asociación cultural, Repavalde, centrada en la recuperación del patrimonio de Valderrobres, y conseguimos un hito importante: la reconstrucción del tramo derruido de la iglesia parroquial; se había hundido en el siglo XIX y como no había dinero para una recuperación completa, levantaron un muro y acortaron la iglesia. Negociamos con el Gobierno de Aragón y el Arzobispado, se consiguieron los fondos necesarios y se hizo la obra; inauguramos la restauración en 2008».

Fundar la fundación

Visto el éxito de ese proceso, Manolo pensó que era conveniente crear una fundación para acometer nuevos retos con un respaldo estructural más sólido. «Es como una empresa sin ánimo de lucro, genera fondos que se destinan al objetivo fundacional; en nuestro caso, recuperar y ensalzar el patrimonio de Valderrobres. Así nació la Fundación Valderrobres Patrimonial Asunción Tomás Foz, en la que trabajo mucho y muy a gusto, aunque sea sin cobrar; me considero pagado con la alegría de lo que hacemos, me entusiasma. Hemos hecho unas cuantas cosas, empezando por el Museo; además, recibimos una importante herencia de las Hijas de la Caridad, que tenían colegio en Valderrobres y nos donaron sus propiedades inmobiliarias. En ellas hicimos la Biblioteca Municipal, la Escuela de Adultos Comarcal y un albergue, además de ganar músculo financiero. Además, empezamos a gestionar las visitas al castillo y la iglesia con una óptica moderna, y las visitas se han triplicado, según los datos de 2019 como último año cuantificable. Este verano también está siendo espectacular».

El castillo luce magnífico tras el final de su restauración integral; se había trabajado parcialmente en él en los años 80 del pasado siglo. «Tenemos una exposición de copias digitalizadas del Meadows Museum de Dallas, al que llaman el pequeño Prado, y llama mucho la atención; son a escala 1:1 sobre plancha, y hay muchos que se acercan para ver si es un cuadro real. La muestra recoge la evolución del arte pictórico español desde el siglo XV hasta el XIX; hay obras de Velázquez, El Greco, Zurbarán, Murillo, Sorolla, Goya… además hay otra sala dedicada exclusivamente a Goya, quien utilizaba papel de una fábrica de Valderrobres, Gaudo, para sus dibujos; es un hecho ratificado por el Museo del Prado, que nos ha autorizado a exponer ahora copias en facsímil de la serie C completa de dibujos de Goya, llamada la de la Inquisición». Se acumulan, pues, las razones para la visita: palabra de Manolo, el profesor.

‘Valderrobres 1479-1833’, el sueño de dos décadas hecho al fin realidad

Manolo acaba de presentar un libro al que ha entregado años y años de trabajo: el volumen ‘Valderrobres 1479-1833’, que ha escrito junto a Octavio Monserrat, historiador y profesor jubilado de la Universidad de Oviedo, con raíces en Torre del Compte. «En 2003 empecé a repasar los archivos parroquiales completos de Valderrobres y Beceite, que digitalizamos por completo: más de 100.000 fotografías. Transcribí las partidas de bautismo, defunción y matrimonios en Excel: unas 29.000 entradas de bautizos, 23 de defunciones y 16.000 de matrimonios. Luego crucé datos y pude completar informaciones incompletas, además de generar tablas de esperanza de vida, número medio de hijos, duración de los matrimonios por muerte de uno de los cónyuges… de todo».

En la preparación de este volumen también se incluyó documentación sacada de Archivos Españoles del Ministerio de Cultura. «Mi mujer, Amparo Rodríguez, también es historiadora; nos conocimos en la universidad y nos casamos al terminar la carrera. Luego hicimos turismo archivístico -sonríe- y en los veranos nos íbamos a Salamanca, Alcalá de Henares, los archivos militares de Ávila, Segovia o Madrid, al Archivo Histórico Nacional, que está en la calle Serrano de Madrid… de hecho, digitalizamos toda la información relativa a Valderrobres en este último enclave. Octavio dio un gran empujón al libro en los últimos cinco años; trabajó a conciencia en el Archivo Diocesano y el Archivo de Protocolos Notariales de Zaragoza. Es una obra científica, y esperamos que dentro de muchos años alguien lo tome como punto de partida para mejorarlo. Si una sola persona le halla utilidad, ya me doy por satisfecho».

Elvira de Hidalgo, la célebre diva del canto lírico

Manolo Siurana tenía algo muy claro al abordar la mejora del discurso museístico en el espacio que gestiona la Fundación Valderrobres Patrimonial frente a la entrada de la iglesia y el castillo, en el que tiene su oficina de trabajo: el nombre de Elvira de Hidalgo no podía quedarse en el tintero. Así, el sótano del Museo cuenta con un espacio concreto dedicado a la ilustre soprano valderrobrense, descubridora y mentora de María Callas. “Se trata de una muestra más modesta de lo que nos gustaría, pero absolutamente necesaria para honrar al personaje más relevante de los nacidos aquí, y te hablo con conocimiento de causa. Para nosotros es un activo cultural importante; en su día repatriamos sus restos mortales con el apoyo de sus familiares, porque sus restos iban destinados a una fosa común”.

Elvira de Hidalgo nació en 1891 y actuó en los principales escenarios del mundo lírico. En el Museo de Valderrobres se expone un cuadro hecho en su honor, amén de vestidos y tocados, además de cartas manuscritas de María Callas a su maestra. También hay una medalla de Nuestra Señora del Sagrado Corazón que Elvira de Hidalgo llevaba siempre, junto a un amuleto cruciforme. Otro detalle que llama la atención es el abanico que usó en su debut como Rosina en ‘El Barbero de Sevilla’, el papel que le proporcionó más gloria en los escenarios. La realizadora aragonesa Vicky Calavia le dedicó del largo documental ‘Elvira de Hidalgo. Donare la divinità’, estrenado hace tres meses.

El suplemento ‘Artes y Letras’ de HERALDO recordaba en un artículo de Juan Villalba Sebastián las declaraciones de María Callas a la revista italiana ‘Oggi’ sobre Elvira de Hidalgo. “Es a esta artista a la que con un corazón emocionado, dedicado y agradecido, debo toda mi preparación y mi formación artística como actriz y músico. Además de darme su valiosa enseñanza, esta mujer me dio también su corazón”.

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