Redactor de HERALDO DE ARAGÓN

La fuga de Kabul

El accidente del Yak-42 en Turquía, el 26 de mayo de 2003.
El accidente del Yak-42 en Turquía, el 26 de mayo de 2003.
Efe

La salida del presidente afgano Ashraf Ghani de su país y el desalojo de las embajadas occidentales de Kabul, ante la ocupación de los talibanes, que han vencido en una batalla en la que no han encontrado réplica ni del ejército de Afganistán ni de los aliados occidentales, es todo un símbolo de la situación del mundo en que vivimos.

Kabul no es el Saigón de 1975, cuando Estados Unidos se empeñó en ocupar Vietnam. El motivo inicial de la presencia en Afganistán era dar respuesta a los atentados del 11-S y eliminar a Bin Laden, el líder de los yihadistas de Al Qaeda. Tras haber entrenado al ejército afgano, la salida de la OTAN se ha precipitado y la ocupación de los talibanes reinstaurará su dictadura.

España ha tenido que correr, enviando dos aviones A400M desde la Base de Zaragoza, para evacuar la embajada y traer a sus trabajadores y a los traductores que ayudaron a las fuerzas de nuestro país en estas dos décadas, durante las que han muerto 102 militares españoles:como los 62 fallecidos en el accidente del Yak en Turquía en 2003 y los 17 del helicóptero siniestrado en 2005.

El primer contingente de tropas españolas que llegó a Afganistán fueron los 350 miembros de la aragonesa Brigada de Cazadores de Montaña de Jaca, que salieron de Zaragoza el 24 de enero de 2002, despedidos por el rey Juan Carlos. Los vuelos que mandaba España a aquel país tenían condiciones precarias, lo que fue denunciado por los militares, pero el Gobierno de Aznar no los escuchó y finalmente se produjo la tragedia del Yak.

Ahora que se acaba la aventura afgana por el regreso de los talibanes, podremos preguntarnos qué hacíamos allí.

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