verano

Las islas de calor en Zaragoza se extienden del centro hacia la margen izquierda

Veinticinco sensores analizan cada hora las diferencias de temperatura y humedad por toda al ciudad. Las restricciones por la covid pueden agravar el impacto de las olas de calor en la salud.

Cartografía de las islas de calor de Zaragoza.
Cartografía de las islas de calor de Zaragoza.
Universidad/Ayuntamiento

Se avecina la primera gran ola de calor del verano y los expertos advierten que es la más dañina. “Está probado que, a igualdad de intensidad, aunque luego vengan más, la primera es la que tiene mayor impacto sobre la mortalidad”, explican desde Protección Civil. La temperatura media de Zaragoza ha subido 1,6 grados en los últimos 120 años y a partir del jueves se anuncia que el mercurio escalará hasta los 43 grados. Pero la sensación térmica también va por barrios y dentro del entramado urbano hay un buen montón de islas de calor y sequedad, así como de pequeños oasis más húmedos que harán los próximos días más llevaderos.

Desde comienzos de la década de los 2000 el Ayuntamiento de Zaragoza junto con la Universidad de Zaragoza han estudiado estos fenómenos en el entramado urbano y el área periurbana. Se ha repetido en numerosas ocasiones que llegan a existir diferencias de hasta 6 grados en función de si se mide la temperatura en el Centro o en un distrito rural, pero esta información es muy matizable. “En el centro de Zaragoza se configura una marcada isla de calor, que se extiende hacia los barrios de Las Delicias y Las Fuentes y también se ha identificado que pasa a la margen izquierda, sobre todo, al Arrabal y el Actur”, informan desde la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento. En promedio, la temperatura media anual en estas zonas es hasta 1,3 grados superior a la de la periferia, si bien “en situaciones de estabilidad atmosférica y fundamentalmente en invierno la diferencia puede superar los 6”. Resulta curioso que las diferencias medias son más marcadas los meses de más frío, cuando alcanzan casi los dos grados, mientras que en verano se reduce a los 0,7 grados.

Como espacios cálidos zaragozanos se pueden citar de ejemplo el entorno del Coso-plaza de España, la avenida de Madrid, la zona de Gran Vía y avenida Goya, así como la intersección entre el Camino de las Torres y Miguel Servet. Conforme uno se aleja de este núcleo -con más tráfico y menos conjuntos de árboles maduros- el ambiente se vuelve cada vez más fresco: el botón de muestra es que si en los termómetros del Coso se marcan de 27,8º C, en Torrero se registran 22,8º. En la periferia urbana también hay diferencias: la zona oriental es más calurosa (Santa Isabel, Huerta de Las Fuentes y carretera de Castellón) y la occidental, bastante más fresca (Juslibol, la huerta de La Almozara, el entorno de Montecanal...). En las áreas rurales, además, la humedad es en promedio un 25% superior a la existente en el corazón urbano, lo que también puede suponer un alivio contra el bochorno.

Las partículas en suspensión traban la llegada de la radiación solar. Eso explicaría que a veces en la huerta haga más calor que en la ciudad

Gracias a 25 sensores termohigrométricos que miden cada hora la temperatura y humedad relativa del aire se puede comprobar cómo influyen en el calor los tipos de edificación, la existencia de zonas verdes, la altitud sobre el río… La densidad urbana y el tráfico también hace que la diferencia de temperatura entre el Centro y Valdespartera, por ejemplo, sean notables. El Grupo de Clima, Cambio Global y Sistemas Naturales del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad analizó al detalle la terrible ola de calor entre el 24 y el 30 de junio de 2019 y algunas de sus conclusiones son sorprendentes. ¿Por qué, por ejemplo, entorno al mediodía se percibe más calor en los barrios rurales que en el distrito Centro?

En la citada ola de calor se cartografió la distribución de las temperaturas en cuatro momentos del día significativos: las 0.00, 6.00, 12.00 y 18.00. En horario vespertino la diferencia entre la temperatura registrada en el interior de la ciudad y las zonas más frescas (en este caso al este, en el entorno de Movera) era de hasta 4 grados. “Sorprende, sin embargo, que a las 12.00 en el Centro se registran temperaturas más bajas que en los barrios periféricos”, explican. ¿A qué se debe? “Este hecho se da también en otras ciudades y ya se había identificado en otros trabajos en los que se comparaban las series de temperatura del aeropuerto con observatorios situados en el centro. La clave está relacionada con la incidencia de la radiación y con el juego de sombras que generan los edificios, pero también con una mayor cantidad de partículas en suspensión en la atmósfera -la contaminación- que son capaces de dificultar la llegada de la radiación solar a la superficie”.

Estudio de zonas con más calor por franjas horarias.
Estudio de zonas con más calor por franjas horarias: a las 0.00, 6.00, 12.00 y 18.00.
Universidad/Ayuntamiento

Los investigadores insisten en que los estudios tratan de valores promedio y que cualquier movimiento de masas de aire puede alterar la estadística. De hecho, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anunciaba para el domingo en la capital aragonesa temperaturas de hasta 45 grados y ayer ya rebajó mucho la previsión (hasta los 36) dado que podría levantarse un viento del este, incluso rachas de cierzo, con el que no contaban hace 24 horas.

Esperas a pleno sol

Los episodios de calor suelen coincidir con periodos de gran insolación, con estabilidad atmosférica y en ocasiones también con la intrusión de calima o polvo sahariano. Este 2021 la covid también condicionará la ola de calor pues, según explican en el Ayuntamiento, las restricciones por la pandemia “también puede agravar el impacto negativo de las olas de calor en la salud”. Una de las causas es la saturación del los sistemas de salud y otra, que son más vulnerables los enfermos crónicos y los pacientes con problemas cardíacos o pulmonares. “El cierre o limitación de aforos de instalaciones con climatización es otro factor importante y la sobreinformación sobre la covid puede hacer que se reduzca el alcance de los consejos de salud contra a las temperaturas extremas”.

Por conciencia u obligación, lo cierto es que los zaragozanos han asumido una “cultura del calor”, que les lleva a saber protegerse, hidratarse y no hacer ejercicio físico en las horas más terribles. De hecho, la adaptación ha mejorado tanto que la mortalidad atribuible al calor en España no ha ascendido al ritmo de las temperaturas máximas, que van creciendo 0,41 grados por década. En las proyecciones de mortalidad por calor realizadas para Zaragoza en la Estrategia de Calidad del Aire y Cambio Climático de Zaragoza (ECAZ) para el periodo 2021-2050 se estiman 30 fallecimientos anuales relacionados con las temperaturas extremas.

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