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El estrés psicológico y su innegable reflejo en canas, ojeras, arrugas...

Le sucedió a Obama, a Zapatero, a Sarkozy y ahora se nota también en los dirigentes que han enfrentado la pandemia. El aumento del cortisol, la hormona del estrés, causa una sensación de envejecimiento y facilita la pérdida de pelo.

Fernando Simón en 2016, el año pasado y en la actualidad.
Fernando Simón en 2016, el año pasado y en la actualidad.
Heraldo

Ríos de tinta se escribieron hace unos años sobre las canas del presidente Obama. En apenas un lustro en la Casa Blanca sus sienes se platearon. Lo mismo sucedió con Zapatero, a quien sus propios compañeros encontraron “desmejorado” después de anunciar las crudas medidas del plan de ajuste de 2010. Las canas se multiplicaron, las bolsas en los ojos crecieron, algunas arrugas en la frente comenzaron a asomar… ¿Envejece el poder? ¿Cómo responde el cuerpo en situaciones de intenso estrés?

Ante un gran imprevisto, véase una crisis como la presente del coronavirus, el aumento de adrenalina dispara la ansiedad en los momentos iniciales. Es a más largo plazo cuando esas inquietudes continuadas comienzan a tener un reflejo físico. La pandemia también ha hecho mella en muchos de los líderes actuales y quizá el mejor botón de muestra sea el del zaragozano Fernando Simón, que este fin de semana recibió el reconocimiento de los vecinos de Villafeliche, con un aspecto muy distinto al que tenía hace apenas dos años. Para unos, es un mero cambio de look; otros, sin embargo, escudriñan sus rasgos más afilados y lo atribuyen al estrés sufrido en el último año y medio.

Los médicos coinciden en identificar al cortisol, la hormona del estrés, como la causante del desgaste e, incluso, envejecimiento prematuro en muchos de los líderes políticos. Esta hormona sufre con la toma de decisiones, las responsabilidades que ello conlleva y las pocas horas de sueño, que también se dejan notar en el aspecto físico. A pesar de que muchos se esfuerzan en llevar una vida sana, las dietas y el deporte no impiden que el cortisol deje su marca en forma de canas, ojeras, arrugas…

La psicóloga sanitaria Sandra Sánchez explica que la hormona del cortisol se fabrica en las glándulas suprarenales y “es un neurotransmiror que actúa en el cerebro para enfrentarse a situaciones difíciles”. “También ocasiona armonía cuando está equilibrado, pero si aumenta de golpe por una ansiedad cronificada (hipercortisolismo) puede ocasionar afecciones en la piel, el pelo, el acné… El cortisol obstaculiza la elasticidad de la piel, la deshidrata y hace que surjan las arrugas”, explica la también responsable del centro Ítaca.

La doctora Inma González, licenciada en Medicina y Cirugía, cuenta que esta hormona puede producir también “alteraciones del sistema inmunitario y pérdida de masa muscular” y en situaciones de mucha presión a los efectos del cortisol se les suman también los de la insulina y la vasopresina, que pueden contribuir a una sensación de envejecimiento.

"El cortisol, también llamada la hormona
del estrés, obstaculiza la elasticidad de la piel,
la deshidrata y hace que surjan las arrugas"

“Sentir ansiedad de forma regular provoca un caos a nivel físico, que puede ocasionar caída de pelo, sequedad de piel o aparición de acné porque la alteración hormonal ha multiplicado las bacterias. También llegan a la consulta casos de alopecia areata (calvas) y de tics como tocarse excesivamente el pelo o arrancárselo (tricotilomanía)”, añade Sánchez, profesora asociada en el campus de Teruel en áreas de Psicobiología.

En el caso de las canas, la buena noticia es que la cabellera plateada, en muchos casos, cuando cesa la fuente del estrés, es reversible porque el color del pelo depende de si los melanocitos de los folículos pilosos dejan de estar obstaculizados. Este mismo años científicos de Harvard demostraron que el estrés sobreactiva determinados nervios que, a su vez, provocan un daño en las células madres que se encargan de regenerar el pigmento del pelo. Los investigadores han comprobado que este mecanismo se activa también en situaciones de dolor y ansiedad psicológica, y han confirmado con encuestas que la sociedad identifica las canas como un símbolo de sabiduría, experiencia y capacidad de liderazgo.

¿Qué recomiendan los expertos para que el estrés no afecte tanto al físico? En primer lugar, no obsesionarse porque -comentan- las crisis de las que hablamos atraviesan meses y años y el envejecimiento con el paso del tiempo es un proceso natural. También es imprescindible “llevar una dieta sana, rica en antioxidantes y con ácidos grasos omega 3” para que, aunque el envejecimiento se manifieste en el exterior, no afecte mucho a los órganos. Pautas de dormir bien, una correcta hidratación y una rutina agradable también son bienvenidas.

Los asesores de imagen advierten también de que es posible rastrear estos signos de fatiga en la comunicación no verbal: los gestos se vuelven más adustos, pueden intuirse en algunas muecas síntomas de depresión e, incluso, es necesario hacer un esfuerzo extra a la hora de comunicar y gesticular el relato. Yuri Morejón, asesor de comunicación pública, explica que Fernando Simón ha hecho girar su discurso en torno a la naturalidad, "entendiendo bien que sin naturalidad no hay convicción, sin convicción no hay credibilidad, sin credibilidad no hay confianza... y sin confianza no hay nada". "En un contexto pandémico y de gran frenetismo informativo se exige a los portavoces pedagogía, precaución, franqueza, sensibilidad y certezas... La tarea no ha sido fácil", comenta Morejón, que cree que "con los meses, y fruto de ese rodaje, ha ido puliendo y sofisticando su puesta en escena y midiendo mejor los titulares para no distorsionar lo verdaderamente importante: el mensaje".

En Estados Unidos se da por descontado que “el poder envejece” y, de hecho, hay varios estudios que analizan cómo quienes llegan a ser presidentes tienen menos esperanza de vida que sus contrincantes que se quedan en la carrera electoral. Según el 'British Medical Journal', los presidentes viven hasta 2,7 años menos que el resto de los políticos. De hecho, un estudio sobre la vitalidad de los mandatarios desde 1920 señala que los presidentes envejecen durante el cargo casi dos años biológicos por cada año del calendario. Claro que el mal de la “desmejora física” tampoco es exclusivo de la política, pues en otros ámbitos competitivos, como en el deporte, también hay ejemplos palmarios: el de Pep Guardiola es el que más se suele mentar, pues el exfutbolista lucía negra cabellera hasta que cogió las riendas del Barcelona como entrenador y su pelo se fue clareando.

Como efecto súbito del estrés también se cuenta que María Antonieta lucía una brillante melena hasta que fue detenida y encarcelada en la Revolución Francesa. Camino de la guillotina, el pueblo se quedó anonadado al ver su pelo totalmente blanco. Los historiadores manejan dos hipótesis para explicar el hecho: o se trata de un efecto 'ipso facto' del estrés o, lo que parece más mundano, sería que la reina había sido privada de sus tintes en prisión.

María Teresa Fernández de la Vega, antes y después de su paso por quirófano.
María Teresa Fernández de la Vega, antes y después de su paso por el quirófano.
Heraldo

Las mujeres “son más vulnerables al estrés, sobre todo, durante la menopausia, cuando se producen cambios a nivel hormonal, que producen un déficit en sus neurotransmisores, como la serotonina”, explica la doctora González, que pone de ejemplo el cambio de aspecto de Cristina Fernández de Kirchner desde su llegada a la Casa Rosada.

La alternativa para quienes no quieren aceptar estos cambios es el bisturí. Son muchísimos los mandatarios que se hacen retoques y, por ejemplo, es difícil hacer un seguimiento de las arrugas en el rostro de Silvio Berlusconi porque, de forma inquietante, no existen a pesar de haber alcanzado ya los 84 años. La tersura también se ha instalado desde hace unos años en el físico de María Teresa Fernández de la Vega, la que fuera vicepresidenta del Gobierno, cuyo ‘lifting facial’ y blefaroplastia (eliminar el exceso de piel de los párpados) la hizo prácticamente irreconocible. También está el caso de los abdominales de Aznar, que no lucía cuando era presidente y siguen siendo un misterio para la ciencia. 

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