Talento que vuelve a Aragón

El plan retorno de talento joven puesto en marcha hace tres años ha venido para quedarse, asegura Adrián Gimeno, presidente del IAJ, que cifra en 559 los retornados que atienden, convencido de que hay muchos más para ayudar

Jóvenes profesionales retornados a Aragón gracias al Plan de Retorno de talento joven que impulsa el Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ).
Jóvenes profesionales retornados a Aragón gracias al Plan de Retorno de talento joven que impulsa el Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ).
S. E.

Tres años lleva en funcionamiento en Aragón el plan de retorno del talento joven que ayuda a personas de 28 a 35 años que en su día se marcharon fuera por trabajo a volver si se les presenta una buena oportunidad. La pandemia, lejos de cerrar ese puente de ayuda, ha supuesto un mayor flujo de retornados, comenta Adrián Gimeno, director del Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ), que lidera el equipo que presta este servicio, que el Gobierno aragonés puso en marcha en 2018 y que ha atendido hasta ahora a 559 jóvenes. «El plan ha venido para quedarse. Continuará en 2022 y en adelante como una política pública permanente. Su utilidad ha quedado demostrada», dice Gimeno.

Aunque al no haber un censo de residentes aragoneses en el extranjero menores de 35 años es difícil calcular a cuántos más podrían traer gracias a este plan, Gimeno estima de acuerdo a los inscritos en consulados, un dato que se publica cada 1 de enero, que podría haber unos 7.000, con lo que entiende que queda mucho trabajo por hacer solo si una parte de ellos quisieran regresar.

«Los primeros que creyeron en este plan fueron las empresas y tenemos 141 adheridas», destaca Gimeno, que son las que necesitan un mayor volumen de perfiles cualificados que no siempre encuentran en Aragón. «Empezaron a llamarnos las grandes empresas, pero ahora lo hacen también las pymes. Es muy importante mantener una comunicación constante con ellas para saber qué vacantes tienen y el perfil que necesitan e incorporarlo rápidamente a nuestra web». Es verdad que los que retornan, no solo del extranjero sino de otras comunidades autónomas, les piden sobre todo poder volver a Zaragoza y las capitales de provincia. «Por eso nuestro interés ahora», apunta, es trazar más redes con agentes de desarrollo rural para poder ofrecer también oportunidades a aquellos que quieran volver a su pueblo». Ya han reunido a la mesa de trabajo en Teruel, con presencia de todas las instituciones y agentes sociales, pero han de constituir también la de Huesca.

Una de las características fundamentales del plan de retorno de talento joven aragonés es su flexibilidad. «Sabíamos que además de facilitarles la contratación en Aragón en condiciones similares al país de residencia, es decir, con salarios en consonancia, había que ofrecer un plus tanto en asesoría laboral, es decir, ayudarles con el papeleo, como en el tema de la vivienda y la mudanza, así como en el aspecto emocional», explica Gimeno. «Había que acompañarles en el cambio de costumbres y de vida y estar con ellos en ese choque cultural inverso que les hace, al regresar, sentirse diferentes en su propia tierra». Al principio, confiesa, les pasó que algunos que retornaban, al poco tiempo volvían a marcharse y por eso se decidieron a poner en marcha esta asesoría emocional con psicólogos y actividades como los ‘desayunos del retorno’, frenados por la pandemia, que buscan poner en contacto a jóvenes profesionales que hayan regresado a Aragón para crear redes de amistad y apoyo mutuo entre ellos. Se trata de «darles la mano» a los que se deciden a volver y apoyarles no solo hasta que encuentran un trabajo sino después haciéndoles «un seguimiento integral», dice.

Casar oferta y demanda

Durante el pasado año, con la pandemia, «abrimos este servicio a personas también mayores de 35 años. Era nuestra obligación ayudar a volver a aquellos aragoneses en el extranjero que se les acababa el contrato y que por circunstancias familiares necesitaban volver. Así que atendimos emergencias de todo tipo», recuerda. 

«Somos la única comunidad con un plan de retorno joven de estas características. En otras tienen programas específicos que gestionan los departamentos de Economía o Acción Exterior, pero aquí quisimos poner los cimientos para consolidarlo año tras año y que se mantenga», señala, independientemente de que puedan salir más ayudas desde la Universidad de Zaragoza para jóvenes predoctorales o que desde la consejería de Economía en las ayudas a la contratación incluyan un perfil especifico, el C8, de retornado. «Creamos un registro específico en el Inaem a finales de 2019, de cara a facilitar lo máximo posible el acceso al mercado laboral para estas personas». Se trata, subraya, de que los jóvenes que están fuera puedan apuntarse como demandantes de empleo y al mismo tiempo las empresas que buscan perfiles internacionales que sepan que hay aragoneses que podrían cubrir esos puestos.

El presupuesto del plan se ha mantenido en unos 50.000 euros al año e incluye un máximo de 3.000 euros de ayuda para el retornado que normalmente se destina a costear la mudanza y los primeros meses de alquiler. Lo que ha cambiado es la filosofía, apunta Gimeno, porque al principio este plan se centraba bastante en la búsqueda de oportunidades laborales y ahora también, pero se ha enriquecido con asesorías de todo tipo, sea fiscal, emocional, de emprendimiento y con «un seguimiento muy personalizado del retornado». 

Es precisamente esa atención lo que más valoran los profesionales jóvenes que han vuelto gracias a este plan de retorno de talento joven. «Te hacen un seguimiento muy de cerca y eso da mucha seguridad: saber que puedes contar con su apoyo», reconoce la diseñadora gráfica María Estarán Silván, de 27 años, que se marchó a Inglaterra en 2017 tras trabajar varios años en Barcelona y que regresó a Binéfar (Huesca) en septiembre de 2020. «En mi caso, el apoyo del IAJ ha sido muy positivo. Lo único que entiendo les falta es mayor difusión para que el plan se conozca. Me enteré de que existía por mi madre, que es periodista», afirma y le han ayudado mucho, reconoce. 

Se mudó con su pareja, un ingeniero informático, a Inglaterra en 2017 cuando a él le ofrecieron un doctorado. Pese a tener ella un trabajo fijo en Barcelona de lo suyo, al ver que no avanzaba en su desarrollo profesional hizo las maletas y reconoce que estaban a gusto allí porque el vuelo director de Bristol a Barcelona les permitía venir una vez al mes a ver a sus familias, pero la irrupción de la covid supuso un freno a esa movilidad y en diciembre de 2020 decidieron que era hora de volver a casa. «En el trabajo me dijeron que no tenía que renunciar, que podía seguir colaborando con ellos haciéndome autónoma y el 1 de junio de este año estábamos aquí», indica. Al principio, confiesa, se le hicieron un poco cuesta arriba los papeles, lo del IRPF y el IVA, pero desde el IAJ me animaron mucho, me asesoraron muy bien y la verdad es que nos costó mucho más adaptarnos a Inglaterra que a volver a hacernos la vida aquí».

«Te asesoran muy bien a la hora de enfocar tu currículum, ordenarlo y prepararte de cara a las entrevistas para que puedas encajar en el perfil que demandan las empresas», señala por su parte Adrián Badía Rodrigo, otro joven, de 30 años, doctor en Química aplicada y materiales poliméricos que tras pasar varios años en el País Vasco ha podido volver a Zaragoza gracias a este plan de retorno de talento joven. «Quiero trasladar mi profundo agradecimiento a Elena Batanero, del IAJ, por lo mucho que me ha ayudado a estar donde estoy», confiesa este profesional, que desde su regreso a Zaragoza, en septiembre del año pasado, trabaja para el grupo papelero Saica.

«No pensaba que este plan de retorno de talento joven fuera un soporte tan real. No es simplemente un teléfono al que llamar sino que te asesoran y hacen que te sientas verdaderamente acogido», explica la bioquímica María Sahún Roncero, de 35 años, especializada en biología molecular y celular y que tras un largo periplo vital y profesional que la llevó primero a Italia durante cuatro años y después, en 2017, a Cambridge (El Reino Unido), ha vuelto a Zaragoza con un contrato indefinido en Bitbrain (empresa adherida al plan de retorno talento joven Aragón). «Yo ya tuve la experiencia de volver a mi ciudad y tener que marcharme de nuevo al extranjero porque no encontraba nada. Así que ahora es especialmente motivador poder trabajar aquí en una compañía muy europeizada y dinámica», indica.

«Siempre me ha parecido imposible volver a Zaragoza. Ni siquiera lo contemplaba como opción porque encontrar plaza para investigar en la Universidad es muy difícil. Tenía en mente empezar a a buscar en empresas en Madrid o Barcelona. Así que estoy muy contenta de que me brinden esta oportunidad», señala por su parte la investigadora Julia Sánchez, de 29 años, que se marchó de su ciudad hace años para estudiar ciencias biomédicas en Lérida y ha logrado volver tras pasar los seis últimos años en Salamanca con un contrato para hacer su doctorado y haber completado un máster en neurociencias. 

«Este plan del IAJ, además de ayudarte a buscar un trabajo, te asesora continuamente en cómo escribir tu currículum. Además, cuentas con orientación psicológica por parte de Esmeralda Parrilla. Es un apoyo muy integral», destaca, si bien en su caso en una ocasión anterior ya había contactado previamente con la empresa aragonesa Certest Biotec (adherida al plan de retorno de talento joven Aragón), que la ha contratado. Entonces, no pasó de la primera entrevista porque aún no había terminado el doctorado. Ahora ha conseguido un contrato indefinido con seis meses de prueba al principio y comienza el 1 de septiembre. «Ni en Salamanca ni en otras comunidades conozco un plan similar que te ayude tanto con el retorno. Normalmente idealizas la vuelta a casa sin pararte a pensar en lo que cuesta, de buscarte casa, trabajo, y me parece muy bien que haya ayudas para asesorarte en todo, no solo en lo laboral, y para acompañarte en ese proceso de cambio», asevera.

«Trabajan muy bien y te ayudan mucho. Todo el equipo del plan Aragón retorno joven se implica. Desde Elena a Esmeralda pasando por Pilar. Te apoyan emocionalmente porque quieras que no cambias completamente de vida», explica otro de los retornados, el físico zaragozano Eduardo Sánchez, que volvió desde Múnich (Alemania) a su ciudad natal en febrero de 2020, un mes antes de la pandemia. Desde entonces tiene un contrato indefinido en la consultora Predict- Land, que le ha obligado a reinventarse y formarse en programación y analítica de datos.

María Estarán Silván es autónoma y trabaja como diseñadora gráfica.
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María Estarán: "Trabajaba en Bristol, pero veníamos mucho. La covid lo cambió todo y nos volvimos en junio"

Acostumbrada a vivir fuera, ya que trabajó en Barcelona nada más terminar de estudiar, María Estarán explica que se marchó a Bath, primero, y Bristol, después, en el sudoeste de Inglaterra, cuando a su novio -hoy, su marido- le ofrecieron un doctorado allí. Hasta que ganó soltura con el inglés trabajó de cara al público en una ONG, pero al año la contrataron en la empresa de jardinería Tildenet. «Soy su diseñadora gráfica principal. Estaba muy contenta porque desde Bristol veníamos mucho». Pero la irrupción de la covid lo cambió todo. «Era una odisea venir a ver a la familia y ahí nos planteamos volver». Al principio, no tenía claro hacerse autónoma, pero como la empresa inglesa sigue siendo uno de sus principales clientes, se decidió. Su pareja también: «Es ingeniero de ‘sofware’ y la compañía para la que trabaja tiene oficina en Zaragoza, así que volvimos a casa», cuenta.

Adrián Badía, retornado y trabajador de Saica, en la plaza de Santa Engracia de Zaragoza.
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Adrián Badía Rodrigo: "Lo más difícil es encontrar un equilibrio positivo entre el plano personal y el profesional"

Gracias a su brillante currículum, Adrián Badía Rodrigo de 30 años consiguió una de las becas FPI (formación del personal investigador) que concede el Ministerio de Economía y gracias a ella pudo sacarse en cuatro años la tesis en San Sebastián y desarrollar dos patentes. En 2020, último año de la tesis, este investigador se planteó si irse de estancia postdoctoral a los Países Bajos, donde hizo prácticas en DSM, o a Taiwan (donde estuvo aprendiendo nanoelectrónica con una beca de las diez que se conceden para toda España). Pero entonces, recuerda, irrumpió la crisis de la covid y empezó a pensar en volver. «Lo más difícil es encontrar un equilibrio positivo entre plano personal y profesional», pero, al final, vivir con su pareja y estar cerca de la familia tiró mucho y también, tras contactar con el plan de retorno de talento joven, ver que podía aplicar lo aprendido en Saica, y se decidió.

María Sahún, en el Paseo de la Independencia de Zaragoza.
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María Sahún: "Tras cuatro años en Italia, intenté regresar en 2017, pero no encontré nada y me volví a Inglaterra"

Al terminar sus estudios, María Sahún se marchó a Roma a hacer un programa de doctorado y se quedó cuatro años. «Volví en 2017 con experiencia y conocimiento en idiomas pero aquí no encontré nada y en Madrid y Barcelona busqué, pero tampoco». Así que, recuerda, se marchó a Cambridge, donde una empresa de biotecnología le ofreció un contrato indefinido llevando comercio internacional. Asegura que fue a raíz del ‘brexit’, que les dejó fuera de la UE, y de la pandemia, cuando se planteó volver. «Nunca me vi a largo plazo viviendo en Inglaterra. Llega un momento en que tienes que decidir dónde quieres vivir. En abril les planteé si podía seguir trabajando con ellos pero desde España y no les cuadraba. Así que empecé a buscar y ha ido todo muy alineado. Volví en primavera y a la semana de regresar me entrevistaron en Bitbrain, me cogieron y estoy muy contenta».

La investigadora Julia Sánchez.
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Julia Sánchez: "Siempre me había parecido imposible volver a Zaragoza y estoy muy contenta"

Cuando Julia Sánchez se marchó de la capital aragonesa para estudiar Ciencias Biomédicas -que permiten el conocimiento de las bases biológicas de las enfermedades- estaba convencida de que sería muy difícil trabajar para lo que se había formado en su tierra porque plazas de investigador, entendía, salían pocas y apenas había entonces empresas biotecnológicas. Pero una década después, con 29 años, ha comprobado que posibilidades hay y de hecho, tiene firmado un contrato con Certest Biotec para empezar a trabajar en la compañía a partir del 1 de septiembre con un contrato indefinido. «Siempre me había parecido imposible volver a Zaragoza y estoy muy contenta. Creo que mi trabajo consistirá en hacer evaluaciones clínicas de los test, pero aún no lo sé bien. Trabajaré de 7 a 15 y eso me permitirá hacer un máster ‘online’ en Medical Science Liaison con el CESIF», comenta.

Eduardo Sánchez, doctor en químicas, frente a su ordenador.
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Eduardo Sánchez: "Son muchos cambios los que asumes y tener una oportunidad laboral ayuda a decidirse"

Este físico zaragozano iba hacer carrera en investigación en óptica cuántica. Para ello, tras acabar en 2017 el doctorado, se marchó a hacer el postdoctorado a un centro de investigación en Múnich (Alemania). «El contrato se me acababa en enero de 2020, pero ya a mitad de 2019, contacté con el plan aragonés de retorno de talento joven porque me estaba planteando volver, qué hacer con mi vida y si reconvertirme a la ciencia de datos», recuerda Eduardo Sánchez. En su caso, venció el deseo de volver a estar con los suyos y para conseguirlo, mientras trabajaba en Alemania se formaba en cursos por internet. Entonces, un día, Elena Batanero le llamó para ponerle en contacto con Javier Orús, de Predict Land. «Cuando se me acabó el contrato en Alemania no me lo pensé. Son muchos cambios los que asumes, pero tener una oportunidad laboral ayuda a decidirse».

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