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Claves para afrontar un juicio: confiar en el abogado y la importancia de las pruebas

Los letrados Rafael Ariza y Mª Mar Martínez y la psicóloga Cristina Equiza han escrito un libro que pretende servir de guía para aquellos que tengan que transitar por el ajeno mundo de la Administración de Justicia.

Mª Mar Martínez (derecha), Cristina Equiza (c) y Rafael Ariza, en el despacho de abogados de este último en Zaragoza.
Rafael Ariza, Cristina Equiza (centro) y Mª Mar Martínez (izq.) en el despacho Ariza Abogados en Zaragoza.
Toni Galán

"Aun ahora, después de once años, hay noches que me despierto sobresaltado". Son  palabras de un cliente del abogado Rafael Ariza que reflejan el trauma vivido en 2009 cuando fue detenido y pasó por el calabozo. Al final no se le llegó a juzgar porque se retiraron todos los cargos que motivaron su arresto, pero "el daño ya estaba hecho". "No me cansaré nunca de darle las gracias a mi abogado por no haberme abandonado", dice en su testimonio recogido, junto a los de otras personas, en 'Cómo afrontar un juicio' (colección bolsillo Mira), un libro escrito a tres manos por el propio Ariza, la también letrada Mª Mar Martínez y la psicóloga Cristina Equiza -especialista en psicología clínica y jurídica- y que pretende servir de ayuda a todos aquellos que, ajenos al mundo de la Administración de Justicia, se vean obligados a transitar por ella.

La idea de esta obra partió precisamente de uno de sus clientes, según aclara Ariza, que sostiene que antes que los jueces aparecieron los abogados. "La gente ha tenido conflictos siempre y hace falta una fase intermedia en la que hay alguien que le defiende. Y al final se produce la figura del juez, que es objetivo y está fuera del problema. La justicia es restablecer el equilibrio perdido entre dos partes", explica.

Este letrado, especializado en derecho penal, habla de la existencia de querulantes (querellantes patológicos) cuya finalidad no es que le den la razón sino el procedimiento. Para Ariza, lo primero que hay que hacer ante un problema con otra persona es intentar solventarlo recurriendo al diálogo sin perder (¡ojo!) nunca de vista que puede terminar en un juzgado. "Hay una tendencia no pequeña a la conciliación. Hay incluso mediadores como profesionales. Conseguir la paz civil está muy bien. Acudir a la justicia es, en realidad, el último recurso. Aunque no soy un obseso de la mediación, hay muchas cosas que la mejor solución está en el juzgado, que es un espéndido servicio público", destaca este abogado aragonés, que hace hincapié en ir dejando huellas de que la razón está de nuestro lado. "Por ejemplo, si le deben dinero, escribir un texto a la otra parte diciéndole: 'págame o te doy la oportunidad de hacerlo en tres veces. Si le contesta ya tiene una huella de que se lo debe. Ese tipo de cosas".

Por su parte, Mª Mar Martínez advierte de que no hay que asustarse cuando a alguien le llegue una citación del juzgado. "Solo el abogado sabe interpretar de qué se trata, si es grave o leve. Puede preocuparse sin tener por qué, dado que no conoce ese lenguaje" indica.

Ahora bien, una vez que alguien se ve obligado a ir a juicio y se ha informado de qué especialidad se trata (derecho penal, civil, mercantil, laboral, administrativo) viene la importante decisión de elegir un abogado. Como dice el propio Ariza, la elección es un "acto de fe" y habría que centrarse en los profesionales que tienen "un merecido prestigio" ganado -que no está reñido con los años de ejercicio de la profesión- si se quiere partir con ciertas garantías. "Se puede tener desde muy joven. Yo empecé en el turno de oficio y en el segundo o tercer caso me tocó el de unos chicos a los que pedían 4 años, dos meses y un día y me salió divinamente: se quedó en dos meses. Al poco vinieron con otro problema, luego vinieron otros familiares...", relata.

"No somos caros"

Ante la opinión de algunas personas de que los servicios de un letrado pueden salir caros, Ariza contesta que los colegios de abogados tienen unos criterios orientativos, calculados por la complejidad de los asuntos, y que la mayor parte se ciñen a ellos. "Por lo tanto, no somos caros", subraya.

Los tres autores de 'Cómo afrontar un juicio' recuerdan un dicho clásico que dice: 'Para ganar un juicio hace falta tres requisitos: tener razón, demostralo y que te la den'. De ahí la relevancia de las pruebas que acrediten que se tiene la razón en cualquier tipo de juicio. También es importante mantener la calma ante la marcha del proceso judicial. "Hay una diferencia notable entre la vida normal y el ritmo judicial, que lleva sus pautas. La Justicia no va lenta; va por sus fases y hay que agotarlas y mantener la calma", sostiene Mª Mar Martínez.

También Cristina Equiza considera "importante" mantener la calma en un juicio. "El tono de las respuestas ha de ser tranquilo", apunta la también perito judicial en ciencias forenses en diferentes tribunales, que da pautas incluso de vestimenta: como optar por ropa habitual ("da buena impresión y ofrece credibilidad") y elegir la neutralidad. Asimismo, asegura que el mejor consejo que desde la psicología se puede ofrecer es "confiar en nuestro abogado". "Confiar implica explicar el problema desde el principio con la máxima sinceridad posible y hacer saber qué es lo que uno quiere alcanzar", dice.

Algo en lo que coincide Rafael Ariza. "En un procedimiento pueden pasar muchas cosas, hay momentos de euforia y de pesimismo. Hay una especie de subes y bajas. La confianza en el abogado es fundamental", añade.

Por otro lado, hay que tener claro que el día del juicio "no es para tanto", que es un proceso de evaluación continua. Como indica el letrado, el problema es que te equivoques y todo el trabajo se tire por tierra. "Ese es el peligro. Las consecuencias negativas de los errores son, al final, más trascendentes que las consecuencias positivas de los aciertos", detalla.

Y, ¿qué hay de los clientes? ¿Quién es un buen cliente para un abogado? Pues aquel con el que haya una mutua confianza y una comunicación suficiente. "Aquel que te va a decir cuál  la verdad para que tú tengas todas las herramientas con las que trabajar y, a su vez, tenga confianza en ti. El que la gente no sea sincera quita armas al abogado y hace que el asunto se plantee de una manera equivocada", advierte Mª Mar Martínez.

A lo largo de sus 30 años de carrera profesional, Ariza recuerda sobre todo aquellos casos en los que al cliente no solo le han dado la razón sino que también ha encontrado satisfacción. "Que internamente ha encontrado paz", especifica este letrado, que junto a su dos compañeras pretende que con el libro los ciudadanos sepan guiarse en un mundo que para algunos parece "una intrincada selva tropical" en las que no faltan "plantas carnívoras".

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