Las jóvenes aragonesas aisladas en Malta ya están en casa: "Los últimos días se han hecho duros"

Elena Meler y Jimena Guijarro, de Huesca y Zaragoza respectivamente, llegaban pasadas las cinco de la tarde al aeropuerto de Madrid-Barajas junto a otros chicos y chicas españoles confinados durante días en un hotel.

Elena Meler (izquierda) y Jimena Guijarro, a su llegada este viernes al aeropuerto de Madrid-Barajas.
Elena Meler (izquierda) y Jimena Guijarro, a su llegada este viernes al aeropuerto de Madrid-Barajas.
F. M.

Y la pesadilla terminó. No con un fundido a negro, sino con un abrazo sin fin en el que se han fundido padres e hijos. No era para menos. Iban a ser tres semanas de disfrute y aprendizaje en Malta, pero se torcieron a mitad de camino por culpa de un virus que dio paso a días oscuros de incertidumbre y angustia, de enfermedad y desamparo. Pero todo eso ya ha quedado atrás, desde el mismo momento en que el avión fletado por el Gobierno de España despegaba a primera hora de la tarde de este viernes del aeropuerto de La Valeta y apenas tres horas después aterrizaba en Madrid con dos monitores y 75 jóvenes españoles a bordo, entre ellos la zaragozana Jimena Guijarro y la oscense Elena Meler.

Antes del reencuentro, nervios, muchos nervios en la zona de llegadas de Barajas. Y cansancio. Y expectación. “Solo queremos que todo esto acabe ya”, admite Ana Belén Martín, madre de Jimena, de 13 años. El mismo sentimiento recorre el cuerpo de Fernando Meler, padre de Elena, de 16. 

Queda media hora para el aterrizaje y los minutos se arrastran, eternos, con la mirada puesta en los paneles informativos. Los padres van llegando a la terminal, donde estaban citados en torno a las tres y media de la tarde. Antes de tan ansiado reencuentro han tenido que firmar una declaración responsable en la que se comprometen a que sus hijas terminarán la cuarentena en casa, y han recibido indicaciones de los médicos del Ministerio de Sanidad que han atendido a los muchachos a su llegada a España. En realidad, llevan ya más de los diez días estipulados sin síntomas y aislados, con lo que las medidas de seguridad no deberían alargarse mucho más en el tiempo. Aunque la responsabilidad les puede, y tanto Fernando como Ana Belén consideran que pasar unos días más de descanso domiciliario tampoco es tan mala idea.

Los padres esperan en el aeropuerto de Madrid-Barajas la llegada de sus hijos desde Malta.
Los padres esperan en el aeropuerto de Madrid-Barajas la llegada de sus hijos desde Malta.
F. M.

Sin atención médica

En Malta no les han hecho prueba alguna, aunque sus autoridades eran en principio reacias a dejarles salir del país sin dar un resultado negativo en un test de antígenos o PCR. Al final, solo se les ha facilitado una mascarilla y un par de guantes. Han desinfectado sus maletas y les han trasladado al aeropuerto en autobuses de los que no han podido salir hasta que han abordado el avión. También les han provisto de comida y bebida, un bocadillo y una botella de agua que casi saben a lujo después de las desatenciones sufridas en el hotel donde han pasado diez días confinados.

Uno de los autobuses en los que han sido trasladados del hotel al aeropuerto de Malta.
Uno de los autobuses en los que han sido trasladados del hotel al aeropuerto de Malta.
J. G.

En el establecimiento tampoco recibieron atención médica, pese a que del grupo de Jimena y Elena se contagiaron más de una treintena de jóvenes después de estar en contacto con unos estudiantes italianos. “Menos mal que ninguno ha estado grave, muchos han tenido síntomas como dolores de cabeza, tos, algo de fiebre, pero si mayor desarrollo”, se felicita Fernando Meler.

Y por fin llega la hora ansiada. Entre unas cosas y otras ya eran las seis de la tarde cuando han ido llamando a los padres de los chicos, que han sido trasladados en pequeños grupos hasta el punto de encuentro. Llegan sanos, cansados y contentos. “Los últimos días se han hecho duros”, reconoce Jimena Guijarro, que cuenta que el apoyo y la ayuda que han recibido sus padres para que ellos pudieran volver lo antes posible ha hecho que se vinieran arriba.

La zaragozana Jimena Guijarro, de 13 años, y la oscense Elena Meler, de 16 años, han estado confinadas dos semanas en un hotel de Malta tras dar positivo en coronavirus.

Atrás quedan las tres semanas más extrañas de sus vidas. Semanas en las que Elena Meler ha tratado de aprovechar la experiencia para medirse a sí misma, aprender a salir adelante, buscar estrategias para sobreponerse. "Ha demostrado una fortaleza tremenda", cuenta Cristina González, su madre. Ha hecho amigos y al final regresa a casa "con pena". Jimena, muy cansada y más delgada pero feliz tras el reencuentro, pasó los tediosos días de aislamiento haciendo gimnasia, viendo series o hablando en inglés con su compañera de habitación, todo ello por sugerencia de sus padres. 

Ya en el coche de camino a Huesca, Cristina quiere dejar muy clara una cuestión: “La decisión de enviar a mi hija a Malta con la covid todavía presente fue muy meditada”, explica. Busca atajar así comentarios sobre supuestas irresponsabilidades paternas, y su opinión es compartida al cien por cien por Ana Belén Martín, madre de Jimena. Ambas enviaron a sus hijas al extranjero para perfeccionar un idioma, “no para irse de fiesta”

El viaje se concertó cuando los índices de contagio eran mucho más bajos que ahora, y la empresa con la que han viajado les ofreció mucha seguridad desde el primer momento. Y el fuerte repunte de casos en Aragón tuvo lugar con sus hijas ya fuera de España. En cualquier caso, todo ello ya ha quedado atrás, y Elena, Jimena y el resto de jóvenes de la expedición ya están felizmente en casa.

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