jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Inconscientes

Cientos de jóvenes estuvieron de fiesta en la calle sin guardar las medidas de seguridad y sin mascarillas
Cientos de jóvenes estuvieron de fiesta en la calle sin guardar las medidas de seguridad y sin mascarillas

No creo que los políticos sean "idiotas". Disiento de la estéril autocrítica de Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y Léon. Si afrontamos una quinta ola de la covid, sexta en Aragón, es porque nos da la gana e infravaloramos las consecuencias. Tanto nos gusta pasear por el alambre que, al final, el más sutil soplo de cierzo basta para tirarnos al vacío. Nos dan la mano y muchos cogen el brazo. Y las consecuencias las pagarán unos pocos. ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar, como sociedad, por cada vida perdida?

Aunque sumamos contagios a un ritmo de un millar por día, como en enero, la alarma se contiene gracias a la vacuna. No afrontamos una ola de covid letal, pero sí explosiva, impredecible e incierta, con la Atención Primaria al límite y un incesante goteo de ingresos hospitalarios que debería llevarnos a pensar que hemos corrido demasiado otra vez en la desescalada.

Y volvemos a dibujar 17 formas distintas de combatir la pandemia. Nos vamos de vacaciones con las instrucciones de las restricciones por autonomías en la maleta. Abrimos de par en par nuestras fronteras a extranjeros que tachan España como destino vacacional asustados por la escalada de la incidencia. Caros vamos a pagar los desmanes de los que ahogaron la fatiga pandémica en juergas descontroladas. Pero no son idiotas. Solo inconscientes. Ellos, y quienes les permitieron que lo hicieran.

Todo tiene consecuencias. Lo saben los que volverán al paro por nuevos recortes de horarios y aforos, y los que sucumbirán por los últimos coletazos, evitables esta vez, de la pandemia.

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