ECONOMÍA

Las ventas de vino a EE. UU. cogen ritmo y se encaminan a cifras previas a los aranceles

En cuatro meses las exportaciones de las bodegas de Aragón suman cinco millones de euros, casi la mitad que en todo 2020. Alivio en el sector tras la suspensión del gravamen comercial.

Elegir el vino perfecto para cada ocasión es fácil gracias al amplio catálogo de referencias de Bodegas Aragonesas.
La calidad y oferta del vino aragonés hace que refloten sus ventas en el extranjero.
Pixabay

Las exportaciones de vino aragonés en el mercado estadounidense comienzan a dar síntomas de recuperación, después del descenso experimentados desde 2019, año en el que el presidente Donald Trump impuso aranceles a la importación de caldos europeo por la disputa comercial entre dos aerolíneas de ambos bloques.

Así lo comienzan a marcar las cifras. Entre enero y abril de este año, las exportaciones de vino a Estados Unidos sumaban ya un valor de 5 millones de euros. La cifra está lejos de los 18 millones que llegaron a facturarse en este mercado en 2019. Sin embargo, desde la Asociación de Industrias de la Alimentación de Aragón (AIAA) destacan que con estos datos en la mano, y «si todo sigue igual», las bodegas aragonesas podrían recuperar los niveles de exportación que mantenían antes de que el presidente estadounidense Donald Trump asestara un golpe al sector, castigándolo con aranceles por una guerra comercial que nada tenía que ver con la agroalimentación.

Este impuesto comenzó a aplicarse en el último trimestre de 2019 y ya entonces se dejó sentir en la cuantía de las exportaciones aragonesas de vino que se redujo en cuatro millones de euros. En la misma cifra se redujeron las ventas durante 2020, por lo que el valor de las exportaciones se situó en 11 millones de euros.

El cambio de tendencia tiene mucho que ver con el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos, cuyas riendas lleva ahora el demócrata Joe Biden, que ha terminado, al menos durante cinco años, con los aranceles de Trump. La retirada de esta barrera comercial, que de momento es temporal y entró en vigor hace apenas una semana, ha sido muy aplaudida tanto por el sector vitícola como por el oleícola, ya que el impuesto también se aplicaba sobre las importaciones de aceite.

«Es una noticia muy positiva», señala el gerente de la AIAA, Ignacio Domingo, que confía en el cambio de actitud de la administración estadounidense y en que la suspensión de aranceles sea definitiva.

Aunque este impuesto no se aplicaba a aquellos vinos con más de 14 grados, la existencia de esta barrera arancelaria también ha podido hacer mella en las ventas de este tipo de caldos. Porque por un lado, señala Domingo, «aunque es aventurado afirmarlo con rotundidad, parece que entre los consumidores estadounidenses ha calado el mensaje proteccionista».

Por otro lado, la imposición de aranceles –que además no afectó a los viticultores italianos– dan la oportunidad a productos de otros países de entrar en este inmenso mercado a unos precios muchos más bajos, matiza el director gerente de la organización que representa a la industria alimentaria aragonesa.

Pero Domingo matiza, sin embargo, que la reducción de estas ventas en 2020 puede que no sea solo achacable a la decisión del entonces imprevisible inquilino de la Casa Blanca. El pasado año, la declaración de la pandemia no solo afectó a la demanda interior sino que también complicó las exportaciones, por lo que, como señala el gerente de AIAA, es difícil cuantificar qué proporción del descenso de las exportaciones experimentado el pasado año se debe a los aranceles y cuál fue efecto de la covid.

Terminar con la incertidumbre

Desde las denominaciones de origen aragonesas brindan por la suspensión de los aranceles y eso que sus presidentes coinciden en señalar que la afección no ha sido mucha porque sus vinos, con más de 14 grados, no estaban gravados con dichos impuestos.

Lo dice Miguel Arenas, presidente de la D. O. Calatayud, que tiene en Estados Unidos a su principal cliente en el exterior. De hecho, esta denominación exporta el 80% de su producción, y de ese cantidad, casi un 35% se comercializa en aquel país. Pero obviamente, señala Arenas, es una buena noticia que Biden haya empezado a aliviar las tensiones con la UE. «Aunque podíamos vender sin arancel, la situación generaba mucha inquietud ya que sabíamos que en cualquier momento Trump podía ampliar el impuesto a todo el vino y eso nos hubiera perjudicado muchísimo».

También para Campo de Borja, Estados Unidos es «un mercado importante por valor», señala su presidente, Eduardo Ibáñez, que asegura que los aranceles no solo no han afectado sino que incluso han propiciado un ligero incremento de las ventas de esta denominación, que exporta al mercado estadounidense alrededor de tres millones de botellas anuales.

Las bodegas de Cariñena también aplauden la decisión, aunque recuerdan que la barrera arancelaria no ha supuesto un destacado impacto en sus ventas. Y la aplauden además porque uno de los objetivos del consejo rector de la denominación más grande y más antigua de Aragón, ahora liderado por Antonio Ubide, es «reforzar su presencia en Estados Unidos», su cuarto mercado en el exterior y en el que comercializa unos 3,5 millones de botellas.

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