hostelería

Abrir en tiempos de pandemia: "La gente me dice que estoy loco, pero hay que tener fe"

Rafael Pérez Romera abrirá próximamente La Maldita, un bar de tapas en el paseo Longares en el que ha invertido todos sus ahorros.

Rafael Pérez, a las puertas de su próximo bar, la tasca La Maldita, en el paseo Longares.
Rafael Pérez, a las puertas de su próximo bar, la tasca La Maldita, en el paseo Longares.
Oliver Duch

Mientras unos cierran, otros abren. En plena crisis de la hostelería, con las restricciones provocadas por la pandemia endureciéndose, Rafael Pérez Romera está a las puertas de abrir un ambicioso bar en el paseo de Longares. “La gente me dice que estoy loco, pero hay que tener fe. Pienso que al final la gente quiere salir, que necesita salir, y eso se tiene que notar”, piensa.

Este cocinero zaragozano trabajó durante dos décadas en el Asador de Aranda, donde fue jefe de cocina y de donde después marchó al hotel Zenit Don Yo. Allí le cogió la pandemia, por lo que se fue directamente al ERTE. “No puedo estar parado, así que he capitalizado el paro, he cogido unos ahorros y me he metido de cabeza en esto”, explica.

Ese ‘esto’ es La Maldita, un bar de tapas “al uso pero con un toque de vanguardia”, como él mismo define, con mezclas de comida mexicana, japonesa y aragonesa. Cree que “la zona está muy bien”, y que su amplia terraza le permitirá tirar para adelante. “Podemos poner hasta 30 mesas, y eso es fundamental; hoy en día no puedes tener un local sin terraza, sin ella no lo abriría”, opina.

Como el negocio tampoco se orienta a la noche, confía en “el vermú, en las comidas y en el tardeo” para salir adelante. “El que tenga que vivir de las copas, ahora mismo está fastidiado”, reconoce. Además de él mismo, tendrá a cuatro empleados, con la cocina siempre abierta y un horario de 8.00 a 23.00, salvo el domingo por la tarde y el lunes, cuando el establecimiento permanecerá cerrado.

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