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Las reuniones en 'peñas alternativas' burlan la prohibición de las 'no fiestas' de verano

Aunque la actividad en las peñas "o locales de reunión asimilados" está expresamente prohibida hasta el 31 de agosto, la vuelta de Aragón a la fase 1 permite que se reúnan hasta 35 personas en espacios cerrados.

En pueblos de Galicia están haciendo experimentos de verbenas anticovid.
Las verbenas en Aragón, a diferencia de otras comunidades, están prohibidas hasta septiembre.
EFE

Con la Vaquilla y el venidero San Roque, Aragón iniciaría este mes lo que sería su calendario festivo en circunstancias normales. La covid hace que se prohíba cualquier celebración hasta el 31 de agosto, lo que incluye también las verbenas y “la actividad desarrollada en peñas o locales de reunión asimilados”. No obstante, las autoridades sanitarias entienden que estas concentraciones son difíciles de controlar, habida cuenta de que el reciente regreso de Aragón a la fase 1 permite, incluso, las reuniones de 35 personas en un espacio cerrado. 

Se antoja complicado discernir entre el clásico local de una peña (como tal instituido) o un salón particular, una bodega, un garaje o una bajera, como se dice en la Ribera Alta, ahora que estamos a las puertas de los ‘no Sanfermines’. La inquietud de los ayuntamientos ante el retroceso en la contención de la pandemia justo en el momento en el que se vuelven a programar pequeños conciertos o cine al aire libre es más que patente. Desde el Gobierno de Aragón asumen que "no se puede regular todo" y vuelven a apelar a la responsabilidad y la prudencia.

Ya el año pasado algunos consistorios como los de Tauste o Tarazona llegaron a clausurar por decreto de alcaldía sus peñas recreativas ubicadas en chamizos, cuevas o centros juveniles. Con el decaimiento del estado de alarma y si no están constituidos como peñas, este año tendrán que conformarse con limitar horarios y aforos porque hay dudas jurídicas en torno al uso privado de estos locales alquilados por particulares para reuniones de amigos y familias. 

No programar actividades, llamar a la responsabilidad y diseñar un dispositivo de seguridad son las claves para evitar contagios

La primera experiencia en lo que a segundo año consecutivo de ‘no fiestas’ se refiere se está viviendo ya estos días en Teruel. El pasado día 2 deberían haber comenzado las fiestas del Ángel, pero no se ha programado actividad y, de hecho, apenas unos pañuelos rojos en la plaza del Torico evocan el espíritu festivo. “La pandemia no se ha acabado, hay que seguir con la mascarilla y guardando las distancias, porque queremos que las próximas fiestas sean como las de antes, sin restricciones", explica Toni Rodríguez, miembro de Interpeñas, para quien este año la ‘no Vaquilla’ hay que vivirla con "paciencia y resignación".

Teruel fue un ejemplo de civismo en 2020 y la alcaldesa, Emma Buj, confía en que así vuelva a suceder este verano. La primera edil envía un mensaje de responsabilidad para toda la población y, especialmente, “para los más jóvenes, que son quienes en estos momentos están sufriendo la mayor incidencia”. De hecho, preocupa a las autoridades la cifra de contagios que se están disparando entre los adolescentes y que están poniendo en jaque a la Atención Primaria. El ocio nocturno vuelve a estar en el punto de mira, a pesar de que experimentos como los del ‘Bosque sonoro’ del pasado fin de semana en Mozota parecen demostrar que se pueden celebrar conciertos controlados, incluso, con ‘nidos’ de distancia social para los espectadores.

Dispositivo policial en la plaza del Torico por La Vaquilla
Dispositivo policial en la plaza del Torico por La Vaquilla
Jorge Escudero

El Ayuntamiento de Teruel confía en unas ‘no fiestas’ tranquilas gracias a tres pilares, que son los mismos sobre los que harán sus planteamientos otras localidades como Calatayud o Caspe, que el mes que viene deberían celebrar sus populosos San Roque. En primer lugar, no organizar acto alguno con motivo de las fiestas. En segundo, hacer un llamamiento al sentido común y la responsabilidad individual. Y, en tercero, diseñar un dispositivo especial de seguridad, “con bastante presencia física en las calles”, para que no haya aglomeraciones ni fiestas privadas, que están en el origen de los últimos brotes. 

En la ciudad de los Amantes estos días se dejan ver patrullas conjuntas de la Policía Local y la Nacional que no solo vigilan el interior de los establecimientos, sino que atienden también los problemas se pueden dar en los grupos que se forman en las calles. De hecho, los hosteleros del ocio temen que se les vuelva a imponer restricciones si se detectan brotes como los de Mallorca o la Costa Dorada entre la población que aún no ha sido vacunada. De esta misma vigilancia, en el caso de las fiestas de los pueblos, ha de ocuparse la Guardia Civil, a quien se le recordará este año la necesidad de tener especial celo con las fiestas en las peñas.

Otros municipios como Jaca, “por unanimidad y con el fin de preservar la seguridad de los ciudadanos”, ya tuvieron que renunciar a sus fiestas de Santa Orosia el pasado mes de junio, si bien la concejal Victoria Mora dijo que “no se descarta que en otras fechas, más adelante, puedan organizarse y celebrarse algún tipo de actividades relacionadas con las fiestas”. Este también es el caso de Calatayud, en cuyas fiestas parece ser que se podrán celebrar misas en honor del patrón y que este mes de julio sí ha previsto celebrar en la plaza de España recitales como los de Soul Teller, el Coro Gospel o el grupo de jotas Virgen de la Peña, dentro de las actividades de 'Noches de verano'. En Cuarte de Huerva también se ha renunciado a las fiestas de Santa Ana, que se suelen celebrar del 19 al 27 de julio, mientras que en Utebo todo lo que pueda hacerse por sus fiestas patronales será vía virtual. Explican desde muchos municipios que temen que la ausencia de recreaciones, verbenas, campeonatos y otras actividades puedan tener una repercusión económica y turística, si bien ‘foranos’ no faltarán en las localidades porque muchos visitantes tienen allí sus segundas residencias.

La prohibición de fiestas populares hasta el 31 de agosto nos volverá a privar este año de imágenes tan icónicas de Aragón como los danzantes de San Lorenzo o los tomatazos del Cipotegato turiasonense.

Dispositivo de la Policía Local y Nacional para controlar las zonas de botellón de Zaragoza
Dispositivo de la Policía Local y Nacional para controlar las zonas de botellón de Zaragoza
TONI GALAN

¿Y qué pasará en septiembre? Para entonces, cuando supuestamente ya se habrá levantado la prohibición aguardan las fiesta de Alcañiz, Barbastro, Monzón o Ejea de los Caballeros. “El veto a las fiestas, verbenas y otros eventos populares está vigente hasta las 0.00 del 31 de agosto. A partir de esa fecha, podrán autorizarse siempre que la evolución de la situación epidemiológica así lo permita”, explican desde el Gobierno de Aragón, que considera que es pronto para realizar cualquier previsión. El mismo argumento utilizan en el Ayuntamiento de Zaragoza para abordar las fiestas del Pilar, en las que no habrá actos multitudinarios en la calle a excepción de un Ofrenda muy restringida. 

El alcalde Jorge Azcón es optimista porque cree que en octubre la vacunación ya estará muy avanzada, pero lo que es seguro es que no habrá cabezudos en las calles ni pregón peñistas. Estas anuncian actos “controlados y sin aglomeraciones” para las próximas fiestas, si bien su actual caballo de batalla es que la DGA les permita abrir sus locales -cerrados desde marzo de 2020- “en las mismas condiciones que la hostelería” porque -argumentan- no dejan de ser espacios gastronómicos, en los que los aforos se controlan con sencillez. De hecho, incluso en la sede de la Federación Interpeñas, en Florentino Ballesteros, disponen de sensores que contabilizan a quienes van entrando al local.

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