La anticipación y las monodosis de Janssen dan su fruto en el campo aragonés

Unos 15.000 trabajadores frutícolas han recibido la vacuna contra la covid y no se ha registrado ningún brote. Olona reconoce que la "tranquilidad" con la que avanza la cosecha se debe a la "eficaz" colaboración del sector

Temporeros recogen cerezas en un campo de Aniñón.
Temporeros recogen cerezas en un campo de Aniñón.
MACIPE

La campaña de recolección de la fruta está entrando en su momento álgido sin novedades. Dicho así podría parecer que no es digno de mención, pero, como destaca el consejero de Agricultura, Joaquín Olona, es una "gran y muy buena noticia".

Nada que ver con lo vivido el pasado año por estas fechas. Porque, cuando Aragón –como el resto del país– comenzaba la desescalada tras el duro confinamiento que encerró a la población durante tres meses en sus hogares para frenar la desbocada expansión del coronavirus, hubo que echar marcha atrás tras detectarse un brote de covid entre trabajadores del sector frutícola en las comarcas oscenses. La mecha prendió en el Bajo Cinca y se expandió como la pólvora, primero en el Aragón oriental hasta llegar Zaragoza, convirtiendo a la Comunidad en la única del país que se enfrentaba por aquellas fecha a una segunda ola.

"Es una campaña muy diferente. Todos hemos hecho los deberes y están dando sus frutos", subraya Olona. Y para ello ha sido decisiva la vacunación a los trabajadores del sector –también se ha inmunizado a los empleados de las empresas cárnicas–, a los que finalmente el Gobierno de Aragón decidió inocular la monodosis de Janssen. Una campaña que, según los datos de la consejería de Sanidad, está "prácticamente terminada", después de haber administrado el suero a más 15.000 personas del sector hortofrutícola y a más de 5.700 empleados de los mataderos. No se ha producido, además, ningún brote en todo el período de recolección, señala Salud Pública en su último boletín epidemiológico.

En este proceso, Olona subraya la "colaboración eficaz y decidida" que ha mostrado el sector para lograr que la práctica totalidad de los trabajadores hayan aceptado la vacunación. "Aunque la decisión es voluntaria, me consta que la respuesta ha sido masiva y ha sido así por la actitud proactiva que ha tenido el propio sector. Eso lo tengo que subrayar y agradecer", insiste el consejero.

La «tranquilidad» con la que avanza la cosecha se debe también a la «antelación» con la que el Gobierno de Aragón, las organizaciones agrarias y los responsables de las comarcas frutícolas y sus municipios comenzaron a planificar la campaña. El trabajo se inició en enero, cuando la recolección todavía quedaba lejos. Y en apenas un mes, el Ejecutivo publicaba una orden que obligaba a los agricultores a presentar una declaración responsable en la que tenían que concretar su previsión de cosecha y de contratación y constatar que sus empleados disponían de alojamientos adecuados.

Aunque algunas voces llegaron a desconfiar de la eficacia de estas medidas y criticaron que se estaba demonizando a los agricultores, Olona reitera la colaboración total mostrada por el sector, "en el que se ha producido un gran avance, ya que ha asumido que no corresponde aplicar ninguna excepción a esta actividad por cuestiones económicas".

Más inspecciones

En esta campaña hay más inspecciones en el campo. Ya lo advirtió Olona mucho antes de que comenzara la recolección, pero el consejero, que asegura no disponer de datos concretos, señala que "es evidente que no esta habiendo situaciones excepcionales en el aspecto negativo". Porque si hay otra diferencia de esta campaña con la de 2020 es que aquel año "se sobrevaloró en exceso la necesidad de mano de obra y entramos en una situación complicada en la que se nos disparó todo", explica.

Queda campaña por delante y no hay que bajar la guardia, pero el consejero espera y, sobre todo, "desea" que transcurra, como hasta ahora, "sin ningún sobresalto". Y avanza que todo lo aprendido servirá para planificar la recolección en un futuro, aunque no haya pandemia, porque "esta crisis ha puesto de manifiesto que igual que en la comercialización es necesaria la concentración de la oferta, esa máxima hay que aplicarla también a la organización del trabajo". Ahí, reconoce, queda "mucho por hacer".

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