aragón

Bum de solicitudes para navegar por el Ebro: "La gente necesita más contacto con la naturaleza"

La CHE ya ha tramitado hasta junio 2.000 peticiones para los embalses y ríos de la Cuenca, cuando la media anual es de 2.500. De ellas, el 70% corresponden a Aragón.

Eduardo Catalán (derecha) junto a jóvenes practicando paddle surf en el embalse de Ribarroja.
Eduardo Catalán (derecha) junto a jóvenes practicando paddle surf en el embalse de Ribarroja.
E. C.

Eduardo Catalán, de la empresa Río Caspe Aventura, siempre elige para sus vacaciones un lugar en el que practicar algún deporte náutico al igual que hace en su día a día al frente de su compañía de turismo activo. Incluso en su viaje de novios en vez de decantarse por un destino lejano se marchó a la Costa Brava, en Gerona, para poder navegar y estar cómodo. "Es un poco obsesivo. Mi padre me enseñó a navegar de niño en Caspe. El embalse de Mequinenza (o mar de Aragón) tiene mi edad: 53 años. Somos vidas paralelas, incluso resido en una urbanización que está al lado. No concibo la vida sin navegar y hacer deportes náuticos. No entiendo que personas que viven cerca de este embalse no lo aprovechen", reconoce.

Anualmente la Confederación Hidrográfica del Ebro tramita unas 2.500 nuevas solicitudes para navegar en los embalses y ríos de la Cuenca -de las cuales un 70% corresponden a Aragón-, un interés tanto a nivel particular como de empresas, clubes y federaciones que va en aumento. "En lo que llevamos de 2021 ya se han presentado 2.000 peticiones; este año vamos a superar con creces la cifra. Se ha impulsado por el confinamiento por la covid, la gente necesita más contacto con la naturaleza", informa Elena Pérez, responsable de la Oficina de Navegación de la CHE.

También Catalán habla de un aumento "muy fuerte" de la demanda de actividades de deportes náuticos y de navegación tras un 2020 "catastrófico". "El embalse de Mequinenza tiene 500 kilómetros de costa y 100 de longuitud. Puedes encontrar una cala solo para ti, es inmenso. Es más fácil navegar y aprender y practicar deportes náuticos aquí que en el mar. Y también más barato", apunta este empresario, que no obstante se queja de que todavía falta que la gente -"sobre todo los políticos"- se "crea" los recursos naturales con los que cuenta la Comunidad y las posibilidades que ofrecen. "Hay que invetir en infraestructuras. En 100 kilómetros solo hay un club náutico cuando debería de haber 8 o 10. Desaprovechamos los recursos que tenemos", añade.

'Big sup', paddle surf, kayak, veleros y todo tipo de deportes es lo que ofrece Río Caspe Aventura, que este verano cuenta con una oferta conjunta con la DPZ para los domingos (con tres rutas de mañana y tarde). Esta es una de las muchas compañías del sector que existen en Aragón, como Ebronautas (de ecoturismo fluvial en Zaragoza y su entorno) o el Club Deportivo Monkayak Hiberus, por citar dos casos. Además, el virus ha obligado a planificar las salidas con reservas previas y protocolos sanitarios de actuación. "No hemos tenido brotes porque estamos al aire libre", indica Eduardo Catalán.

La navegación por ríos (en ellos no se puede a motor) y embalses es un uso cuya regulación corresponde a las confederaciones hidrográficas desde el punto de vista de la protección del estado de las masas de agua. Como explica Elena Pérez, navegar con una embarcación (vela, remo o motor) es un vector "claro" de dispersión de especies exóticas invasoras como el mejillón cebra, del que sabemos mucho en esta región. "En su fase larvaria es invisible al ojo humano y se queda adherido a los restos de humedad del casco de las embarcaciones y lo podemos trasladar de una masa de agua a otra sin ser conscientes. El mejillón cebra tiene un doble perjuicio: ecológico, porque desplaza a nuestras especies autóctonas, y económico. Comunidades de regantes, hidroeléctricas... tienen que invertir mucho dinero al año para poder controlar la plaga", señala.

"En su fase larvaria, el mejillón cebra es invisible al ojo humano y se queda adherido a los restos de humedad del casco de las embarcaciones"

De ahí que sea tan importante que los usuarios hagan una limpieza y desinfección de sus embarcaciones. Además, la CHE tiene habilitadas distintas estaciones de limpieza en los embalses de la Cuenca.

Precisamente proteger el estado de las masas de agua y los propios usos de la Cuenca del Ebro está detrás de la nueva normativa de la CHE, aprobada el pasado diciembre previa consulta con las comunidades autónomas. Entre los puntos más destacados de la misma figura el establecimiento de un plazo mínimo de 12 meses de navegación para los usuarios -con el fin de evitar el trasiego de navegaciones en masas de agua- y que los navegantes solo podrán elegir un único embalse. "Con la salvedad de empresas, clubes y federaciones que justifiquen que operan habitualmente en varios embalses. En ese caso en vez de tramitar la solicitud vía declaración responsable lo tendrán que hacer vía autorización administrativa, que implica pagar un canon anual", informa la responsable de la Oficina de Navegación de la Confederación.

Navegación conjunta por grado de afectación del mejillón cebra

Asimismo, también habla de otra novedad: la navegación conjunta por grado de afectación similiar de mejillón cebra en el mismo cauce. Es el caso de los embalses de El Grado y de Mediano o los de Búbal y Lanuza o los de la Estanca de Alcañiz y el de Calanda, entre otros. "En esos se puede navegar a la vez con la misma embarcación. La mitad de los 50 embalses navegables de la Cuenca están afectados por esta especie invasora", añade. 

Los embalses más demandados por los aragoneses para navegar son los de Mequinenza (se lleva la mitad de las solicitudes), el de El Grado y el de Mediano. Y cinco en los que no se puede tras la última normativa (que tenían poca actividad y para evitar la dispersión de especies invasoras) son los de Escarra, Escuriza,  Santa María de Belsué, de Civán (Caspe II) y Javierrelatre. "Se trata de establecer un equilibrio: permitir el desarrollo de actividades y proteger el estado de las masas de agua", concluye.

Por otro lado, en cuanto a la normativa a cumplir este verano en las piscinas municipales del Ayuntamiento de Zaragoza hay que destacar que no se permite introducir en los vasos flotadores, hinchables, balones, gafas de buzo, aletas u otros elementos que supongan riesgo o peligro para los usuarios. Asimismo, solo se pueden utilizar los manguitos en vasos de 50 centímetros o menos de profundidad, "donde el niño haga pie y bajo vigilancia directa de un adulto".

También en las piscinas privadas de la capital aragonesa está prohibido el uso de pelotas, flotadores y colchonetas.  Así lo explican desde el Centro Natación Helios. "Sí que está permitido que los niños usen churros y manguitos siempre y cuando estén acompañados por un adulto dentro del agua", avisan desde el centro, que también cuenta con cursos de piragüismo y remo desde hace años. "Cada día hay más adeptos, sobre todo con la covid la gente busca más actividades al aire libre. Y estamos empezando con el 'paddle surf'", añaden.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión