educación

Birretes y sorpresas para despedir un curso "atípico"

Los colegios de Aragón cerraron ayer sus aulas hasta el mes de septiembre, aunque la actividad lectiva en los institutos continuará hasta el próximo martes.

Los alumnos de 6º de primaria del colegio Catalina de Aragón, este viernes durante su graduación.
Los alumnos de 6º de primaria del colegio Catalina de Aragón, este viernes durante su graduación.
Francisco Jiménez

Ni la distancia social ni las mascarillas han podido eliminar la sonrisa con la que los escolares aragoneses dijeron este viernes "adiós" a otro curso "atípico". "Ha sido raro, pero se ha podido llevar. Al final te acostumbras", detalló Renzo López, alumno de 6º de primaria del colegio Catalina de Aragón (Zaragoza) tras ‘graduarse’ junto al resto de sus compañeros. Una cita que hasta hace un mes todos ellos veían imposible. "No creíamos que se pudiera hacer por la covid. Fue una sorpresa muy grande", apuntaron, emocionadas, Laura San Gervasio y Ana Domínguez.

En esta ocasión, a diferencia de años anteriores, no pudieron contar con la compañía de sus familiares, que se tuvieron que conformar con seguir el acto desde el otro lado de la valla del colegio. Allí pudieron ver las actuaciones, bailes y también discursos que tenían preparados para los profesores –con los que han compartido nueve años de su vida– y sus compañeros.

La alegría y también la añoranza se mezclaron en esta última jornada de clase. "Me da un poco de pena porque se acaba nuestra infancia, pero también estoy alegre al empezar una nueva etapa", detalló Hugo Navarrete. Mientras ellos celebraban su acto de graduación –en el que llevaban un mes trabajando durante algunas horas de clase–, los escolares de otros cursos llevaron a cabo "paseos saludables" por el perímetro del colegio o incluso llegaron a hacer una fiesta de agua. Eso sí, con pulverizadores individuales y respetando los grupos estables de convivencia.

"Y para los de 3º de infantil hicimos la graduación el jueves", señaló Arancha Arilla, directora del centro. Para ella, con 11 años de experiencia, ha sido el curso "más duro", no tanto por las dificultades organizativas –que también– sino "emocionalmente". "Es una sensación de agotamiento. Por suerte, los niños se han adaptado mejor de lo que pensábamos", reconoció.

Una realidad a tenor de la facilidad con la que corrían por el patio o bailaban sin dejar hacer uso de la mascarilla. Aun así no han estado libres del impacto de la pandemia, que ha ido "por rachas", aunque nunca ha habido más de dos aulas confinadas al mismo tiempo. Durante esta semana –la última de curso académico, a falta de dos jornadas que restan en la ESO, bachillerato y FP– se han cerrado 11 aulas en la Comunidad, según los últimos datos de Salud Pública.

La evolución más importante para Arilla es que los niños han vuelto a dibujar "unicornios, princesas y pelotas", en lugar de las "mascarillas y virus" que representaban al inicio del curso. "Lo hemos superado y hemos salido más fuertes", confirmó.

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