entrevista

Carlos Salavera: "No logramos motivar a los chavales en la escuela"

Profesor de Psicología en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, Carlos Salavera (Zaragoza, 1971) es experto en problemas conductuales en la infancia y adolescencia e investigador principal del Observatorio para la Investigación e Innovación en Ciencias Sociales (OPIICS) (Unizar).  

Carlos Salavera, en la Facultad de Educación de Zaragoza
Carlos Salavera, en la Facultad de Educación de Zaragoza
Francisco Jiménez

Mañana arrancan en Biota las I Jornadas de Psicología y Educación, organizadas por la Universidad de Zaragoza. ¿Cuál es su objetivo, qué pretenden?

Difundir toda la tarea educativa, a nivel psicológico, que queda por hacer. Niños y adolescentes han pasado mucho tiempo recluidos por la pandemia y, al final, los conocimientos se recuperan, pero el tiempo perdido y las relaciones sociales, no. Estamos viendo que los adolescentes salen menos y eso no dice nada bueno. De hecho, hay niños que todavía tienen miedo a juntarse con otros y no lo hacen si no llevan mascarilla. Son cosas que han quedado muy integradas en ellos, es otra manera de relacionarnos. Nos estamos acostumbrando a hablar a través de máquinas. Es muy triste.

Sabemos que hay un repunte importante de problemas sicológicos y emocionales...

Sí, además de incrementarse el estrés, la ansiedad, las fobias, el miedo..., lo que nos llega de colegios e institutos es que hay más problemas de relación entre los alumnos y de comportamiento –desobediencia, violencia verbal y física...–, cuando debería ser al revés, ahora que ya podemos salir más.

Hablando de comportamiento, estamos viendo a niños que insultan, desafían y agreden a sus propios padres y profesores.

Lo principal que estamos viendo en el aula es la falta de motivación. Los chicos necesitan motivación para estudiar y no estamos consiguiendo transmitírsela, a lo que se suma la falta de unos límites cada vez menos claros por parte de padres, docentes y de toda la sociedad. Si nadie le dice a un niño lo que no puede hacer, su conducta va a ser cada vez más problemática y hará lo que le apetezca, en ese momento.

Dicen que nuestros adolescentes no respetan nada ni a nadie.

No son ni mejores ni peores que antes, son iguales. La sociedad es la que no está (estamos) conduciendo bien a estos chicos. Cuando veo a un chaval por la calle, fuera de la escuela, me duele muchísimo, pero nadie le dice nada. Si lo expulsamos de clase, como castigo, esos días no aprende y, si no sabe sumar, no aprende a multiplicar, y cada vez se entera menos y se desmotiva más. Y cuando los ves, con 12 o 13 años, a las doce de la noche, solos, por la calle...

¿Les consentimos demasiado? ¿Por qué nos cuesta tanto ponerles límites?

Porque es más complicado mantener el pulso con ellos que ceder. En otros países, se trabaja más con las escuelas de padres, aquí se habla mucho, pero he visto pocas. Y no se trata de castigar o ser autoritarios, sino de acompañarles y creer en ellos. Los padres tienen que hacer que sus hijos vivan y sepan que se preocupan y apuestan por ellos. Si utilizamos las herramientas de siempre, obtendremos los resultados de siempre; habrá que cambiar las técnicas.

¿Tiene usted alguna teoría?

Cuando yo veo que tú te preocupas por mí, a mí me empiezas a importar. Y, como me importas, intento hacer cosas que te agradan.

Siga, siga, por favor...

Tengo una especial ‘pelea’ con los colegios. Hace 20 años, no se cerraban hasta las ocho de la tarde y estábamos allí, en el patio, jugando con los compañeros. Ahora, si la clase termina a las 4.30, a las 4.45 ya han cerrado. Y ese niño, ¿a dónde va? O se va a su casa y está solo o, si quiere estar con otros niños, está por la calle. Sabemos que los que tienen dificultades terminan juntándose, porque necesitan ese afecto, sentirse parte de algo, y, a veces, los que les dan ese afecto no son los mas adecuados. Igual es cuestión de volver a abrir los colegios, de fomentar los centros cívicos y casas de juventud, como antes, para que los chavales tengan su sitio, incluso el fin de semana. ¿Que se van de botellón...? ¿Qué otras opciones les damos? Cuando tienes el tiempo ocupado no haces cosas que no debes.

¿Le preocupa algo en especial? 

La tasa de consumo de alcohol y el juego en adolescentes es brutal en España. Hay niños que apuestan con sus propios padres.

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