Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Veinte años de Dinópolis

Mucho pasado y más futuro en el parque que da vida a los dinosaurios y a Teruel

El fascinante viaje en el tiempo que propone Dinópolis se mide en millones de años. Los veinte que el parque turolense dedicado a los dinosaurios cumple ahora dejan honda huella de desarrollo socioeconómico y cultura científica.

La pasión por los dinosaurios de Daniel de Haro Villarroya –en la imagen junto a sus padres María Jesús y Paco– creció en Dinópolis-Teuel.
La pasión por los dinosaurios de Daniel de Haro Villarroya –en la imagen junto a sus padres María Jesús y Paco– creció en Dinópolis.
Jorge Escudero

Veinte años no es nada –dicen–, y menos en términos geológicos. El entorno donde, desde hace dos décadas, se levantan las principales instalaciones de Dinópolis se denomina Los Aljezares y en sus yesos se encontraron hace más de un siglo fósiles de una nueva especie de pez, Rutilus pachecoi. En las cercanías se recuperaron vertebrados de hace algo más de 7 millones de años que vivieron en un ambiente similar al de la actual sabana africana. Al lento paso de la evolución de la vida y del planeta, han cambiado paisajes y habitantes y, desde el presente, podemos seguir sus huellas. Hace veinte años que abrió sus puertas en Teruel el parque paleontológico Dinópolis; paso a paso, aunando ciencia y ocio se ha convertido en un imán que ha atraído a 3,2 millones de visitantes y en un motor de desarrollo para toda la provincia. A la pequeña escala de nuestras vidas, vemos estas y otras importantes transformaciones.

Daniel tenía "dos añicos" cuando pisó por primera vez Dinópolis, recuerda su madre. Hoy tiene 16 y le siguen gustando los dinosaurios "como el primer día", dice él. No sabe bien qué es lo que le fascina de ellos, si "su aspecto llamativo, tan grandes... o, sobre todo, que sean tan diferentes a lo que tenemos hoy, sí, eso es". Desde aquellas primeras visitas infantiles, Daniel de Haro habrá vuelto por el parque "unas cincuenta veces o así; de pequeño me encantaban las atracciones, las barcas de ‘El Último Minuto’, el animatrónico..., ahora prefiero el museo, cada año van añadiendo piezas, algunas del terreno, de aquí, de Teruel, donde hay un patrimonio impresionante". 

Está deseando que llegue la última semana de julio, "la mejor del año", para asistir al curso de paleontología de la Universidad de Verano, del que es alumno incondicional desde que tenía 12 años. Las primeras veces era tan joven que le acompañaba su madre, María Jesús Villarroya. Ahora acaba de terminar 4º de la ESO y tiene claro que, el día de mañana, "no se ve haciendo otra cosa que no sea algo relacionado con esto". Por eso quiere estudiar Geológicas y luego el máster en Paleontología, "y si algún paleontólogo de Teruel me dirige la tesis, mejor aún".

Las largas filas del primer día

Con la ilusión de cualquier recién licenciado envió Alberto Cobos su curriculum y acabó enrolado en una excavación de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis en Estados Unidos para excavar un dinosaurio. A la vuelta, en noviembre de 1999, se incorporaba como paleontólogo a esta institución, creada un año antes. Hoy es la persona en activo más veterana de Dinópolis. Recuerda perfectamente aquel día de junio de 2001 en que el parque abrió sus puertas por primera vez. A su memoria vuelve la imagen de "las largas colas en la entrada, que llegaban hasta el Palacio de Exposiciones y Congresos. Habíamos estado varios días trabajando de forma intensiva y aquella última noche no iba a ser una excepción". 

"La apertura de Dinópolis fue un punto de inflexión crucial desde el punto de vista cultural y turístico de gran parte de la provincia de Teruel"

Cobos tiene "claro desde aquel día que, al margen de los avances paleontológicos desarrollados desde entonces, el turismo y la ciudad de Teruel cambiaron por completo. La apertura de Dinópolis fue un punto de inflexión crucial desde el punto de vista cultural y turístico de gran parte de la provincia de Teruel". Él mismo estudió hace años en su tesis hasta qué punto la paleontología de dinosaurios de Teruel ha sido un factor de desarrollo territorial.

Cuando Dinópolis se inauguró, la fundación ya llevaba unos años allí, desde 1998, poniendo los cimientos de lo que sería un modelo muy innovador que combina la componente lúdica de un centro interactivo que incluye atracciones con un equipo que investiga y divulga. En aquel entonces, "los entusiastas científicos y técnicos de la fundación fuimos rellenando los primeros folios en blanco de esa enciclopedia sobre la historia de la vida, que es en lo que se ha convertido actualmente Dinópolis", señala Cobos.

Un viaje a Disneyland París

En los años noventa, la idea de hacer ‘algo’ en Teruel relacionado con los dinosaurios estaba en muchas mentes, pero tal vez Dinópolis no sería como es si Fernando Fernández Cuello no hubiera llevado a su hijita a Disneyland París. Su mirada de ingeniero se fijó "en las atracciones y en todo el flujo de personas y la organización que había detrás del parque" y el entonces gerente del Instituto Aragonés de Fomento pensó en la posibilidad de "hacer algo, dimensionado a Teruel, intermedio entre un museo y Disneylandia". En aquel tiempo, el Gobierno de Aragón había creado un fondo de inversiones para Teruel, el FITE, para compensar que había dejado de ser Objetivo 1 para Europa. Aprovechando la apertura del Palacio de Congresos de Teruel, la idea inicial fue crear allí un parque temático sobre dinosaurios que estuviera montado seis meses al año y desmontado los otros seis, pero luego se estimó que era preferible contar con edificio propio. 

Para dar forma al proyecto, Fernández Cuello entró en contacto con Javier Val López-Cortón, fallecido hace unos meses. "Él tenía instalada una exposición temporal de esqueletos de grandes dinosaurios propia en el Parque de Atracciones de Zaragoza y era la pieza perfecta que faltaba en aquel puzle". Pronto se incorporó al equipo Ana Malandía, "diseñadora de talento, para que nos ayudara a imaginar y dibujar. Entre los tres analizamos decenas de parques y museos del mundo que pudieran parecerse a la idea que llevábamos. Javier ya había visto casi todos y su energía se nos contagiaba". Quisieron hasta que Tráfico cambiara las señales en el entorno de Dinópolis y pusiera dibujos de dinosaurios, "como las señales con orejas de Mickey Mouse en Florida; no nos dejaron, pero lo intentamos".

¿Dónde se compra un T-rex?

Conseguir una colección de fósiles asombrosa era sin duda uno de los puntos clave del proyecto. "La colección de Javier Val, con algunas piezas espectaculares, se nos quedaba corta, necesitábamos un Tiranosaurus rex, como en las películas, y solo había 17 en todo el mundo", rememora Fernández Cuello. Estuvieron a punto de comprar uno en Toronto, "pero pedían un potosí", y finalmente consiguieron uno enterito, hallado en Dakota del Sur, en una feria de fósiles de Denver, el primero que venía a Europa. "Costó 15 millones de pesetas".

Aún siguen pasando técnicos de otros museos para ver el montaje que hicieron, colocando al ejemplar no erguido, sino en posición dinámica, "con la boca a ras del suelo, como si te fuera a morder", todo gracias a que "teníamos contratado a un paleontólogo que además era alpinista y sabía soldar; montó unas cuerdas y modificó la estructura metálica interior". Y, como Spielberg había puesto de moda al velocirraptor, pese a que "había muy pocos, y todos en Asia, Javier consiguió también uno en China para Dinópolis".

Veinte años después, Dinópolis "es un parque que, a diferencia de otras empresas públicas, solo tuvo pérdidas el primer año –porque abrió los 365 días–, y nunca más", destaca el actual director de gestión del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Dando vida a la provincia

El pasado 5 de junio, tras un 2020 y comienzo de 2021 duros, pues la pandemia obligó a cerrar las instalaciones y demoró la reapertura, se reincorporaba todo el personal en situación de Erte y hubo trabajando en Dinópolis-Teruel 90 personas, a las que hay que sumar diez más en las sedes de Territorio Dinópolis en diferentes localidades. A partir de julio, cuando abrirán todos los días de la semana, se alcanzarán los 130 o 140 trabajadores. Además de empleo directo, Dinópolis genera puestos de trabajo indirectos, "desde los servicios de limpieza y los espectáculos hasta el sector hostelero de la capital y la provincia, ya que es un motor turístico importantísimo, con un trabajo de promoción del parque siempre ligado a la palabra ‘Teruel’", destaca Higina Navarro, directora gerente. 

"Somos un parque-destino, el motivo para venir a Teruel para el 80% de quienes nos visitan". Ella comenzó a trabajar en Dinópolis 15 días antes de que se inaugurara y ha visto crecer la audiencia, principalmente familias, "aunque se disfruta a todas las edades". Sin contar con el atípico año pasado, la sede de Teruel capital alcanza una media de 150.000 visitas al año, "cinco veces su población". 2018 fue "un año récord, con 153.000 visitas a Dinópolis-Teruel y 192.000 contabilizando las de las siete subsedes". Este diseño extendido a diversas localizaciones y a sus yacimientos, invita al visitante a conocer la provincia y conduce al interesante dato que reflejan las encuestas: "Un 75% pernocta al menos una noche". Al compás de la incorporación de novedades, muchos repiten. Ahora están ya inmersos en el Plan de Mejora y Ampliación que llevará a la construcción de otro edificio que contendrá el ‘Mar jurásico’.

Desde hace 18 años, Irene Granja comprueba la ilusión con que los más pequeños sellaban su pasaporte o consiguen el cromo de las ‘Pequevisitas’ que da fe de que han estado en Inhóspitak, en Peñarroya de Tastavins, la primera subsede que se abrió. "Son pueblos muy pequeños y con poco turismo, por eso contar con un museo con huesos originales del dinosaurio que se encontró aquí es tan importante, porque ayuda a fijar población en toda la comarca". Cuando empezó, palabras como ‘Triásico’ o ‘Pérmico’ le sonaban a chino; ahora ya no le sorprende ninguna pregunta y, en línea directa por whatsapp con un paleontólogo, resuelve cualquier duda ‘de examen’ antes de que termine la visita.

"La gente de Teruel tiene una clara sensación de que Dinópolis contribuye al desarrollo provincial: algunos alcaldes me dicen que vaya a su pueblo a encontrar dinosaurios"

Riqueza paleontológica en descubrimiento permanente

Cada vez que, en un curso de verano o una jornada de puertas abiertas, ve el brillo en los ojos de quienes tocan un hueso de dinosaurio por primera vez, Luis Alcalá siente que "lo que hacemos ilusiona a la sociedad, no solo a los investigadores". Percibe en la gente de Teruel "una clara sensación de que Dinópolis contribuye al desarrollo provincial: algunos alcaldes me dicen que vaya a su pueblo a encontrar dinosaurios", cuenta el director gerente de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis. La mayor parte de los principales yacimientos paleontológicos de dinosaurios se encuentran en zonas despobladas del interior de España, y Teruel tiene una riqueza extraordinaria. Prueba de ella es la cosecha de descubrimientos que arrojan estos veinte años.

Excavación en 2004 de una pata del saurópodo Tastavinsaurus sanzi en El Castellar.
Excavación en 2004 de una pata del saurópodo Tastavinsaurus sanzi en El Castellar.
Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis

Los paleontólogos de la fundación han contribuido al incremento del conocimiento paleontológico de la provincia, con la documentación de 436 nuevos niveles con restos de dinosaurios situados en 45 municipios. "Nuestro equipo ha recuperado en ellos hasta el momento 31.982 fósiles de vertebrados, algunos de los cuales han permitido definir 24 nuevos tipos de animales extintos, 12 de ellos de dinosaurios", detalla Alcalá. Uno de los momentazos fueron los hallazgos que permitieron a este equipo, reconocido como Grupo de Investigación de Referencia del Gobierno de Aragón y denominado Focontur, describir en la revista ‘Science’ el nuevo dinosaurio europeo más grande descrito hasta el momento, Turiasaurus, e identificar a sus parientes en otros continentes: Mierasaurus y Moabosaurus en América y Narindasaurus en África. También se han realizado "importantes hallazgos de mamíferos, como Teruelictis, concida como ‘la nutria que no sabía nadar’, y se ha colaborado en descubrimientos de importancia mundial realizados en yacimientos de conservación excepcional, como es el caso del yacimiento de Libros o de los fósiles incluidos en ámbar".

Dinópolis expone en su sala de dinosaurios la mayor colección de fósiles originales de saurópodos gigantes de Europa

El Museo Aragonés de Paleontología que alberga Dinópolis da cuenta de todo ello, pues "resultan tan valioso paleontológicamente el más espectacular de los dinosaurios como los minúsculos insectos conservados en ámbar o los modestos fragmentos de vegetales fosilizados". Pero sin duda hay que destacar que Dinópolis expone en su sala de dinosaurios la mayor colección de fósiles originales de saurópodos gigantes de Europa.

La sala de máquinas

Desde su origen, en 1998, la fundación es "la sala de máquinas desde la que se generan nuevos contenidos expositivos –ha diseñado y producido las exposiciones tanto de Teruel como de las sedes satélite– y también las mejora continuamente debido a los nuevos hallazgos que realiza", cuyo eco llega a las revistas científicas internacionales o conduce al gigante de Riodeva hasta una exposición en Japón. Además, se encarga de los talleres de Dinópolis y de la formación de sus guías de salas. Todo ello con información de primera mano, de paleontólogs que viven "cada día de excavación como una nueva emoción", como dice Alberto Cobos, y que disfrutan "promoviendo otras iniciativas locales de difusión paleontológica a través de los hallazgos y comprobando la mejora socioeconómica de municipios especialmente castigados por la despoblación, como El Castellar, donde se han excavado 17 vértebras de la cola de un gran dinosaurio saurópodo".

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