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Manuel Millán: "Soy médico por pura vocación de servicio"

Nacido en Maella en 1954, el jueves recibió en Zaragoza el Premio de Sensibilidad Humanitaria de la Real Academia de Medicina.

Manuel Millán, ayer antes de ser distinguido por la Real Academia de Medicina de Zaragoza.
Manuel Millán, ayer antes de ser distinguido por la Real Academia de Medicina de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Maella, 1954. ¿Qué recuerda de su infancia?

Fue una infancia de cariño y de muchas necesidades materiales. Mi padre fue el guarda forestal de Maella. Yo pasaba muchas temporadas con mi abuelo Tomás en una masía en la que nos dedicábamos a la recolección y a la caza. No teníamos electricidad ni agua corriente. Me dio una universidad permanente de supervivencia que me ha acompañado toda la vida. Aprendí a vivir con lo mínimo y a aprovechar todo.

Al margen del cariño, ¿qué valores le transmitieron?

Sobre todo la solidaridad. Los vecinos venían de haber atravesado una Guerra Civil y de una época de estraperlo y escasez. Recuerdo que el dinero se manejaba poquísimo, a veces se dejaba a deber en la tienda, pero todos nos ayudábamos. Incluso cosí balones de Adidas para llevar un dinero a casa.

¿Cuándo y cómo le nació la vocación por la medicina?

No fue temprana. Fui el primer universitario de toda mi saga familiar, no tenía antecedentes. Lo mío fue pura vocación de servicio, para ayudar a los que me rodeaban. Una de mis virtudes es la voz, que fue fundamental para que pudiera licenciarme. Pagué prácticamente toda la carrera de Medicina en la Universidad de Zaragoza cantando, sin pedir una peseta a la familia.

¿Dónde y qué cantaba?

Comencé a cantar en restaurantes como el Corona de Aragón, el Cachirulo, el Elíseos… Fui el cantante de la Tuna del Distrito Aragón desde 1973 hasta 1979. Salíamos a Europa: al sur de Francia, a la Costa Azul, a Suiza, a Alemania, a Austria… Eso nos permitía traer dinero para ir pasando el curso. También actuábamos en bodas.

Consagró su carrera al ámbito rural. ¿Por qué?

Ser médico rural es una manera de ejercer la medicina diferente a hacerlo en la ciudad. Tienes que complementar tu formación un poquito más. No es lo mismo ver un esguince en Maella, que estás alejado del hospital más cercano, que en Zaragoza o Huesca. Además, tienes que embeberte de aquel pueblo, de su cultura, de los sentimientos de sus habitantes para alcanzar una atención excelente. He estado en tres destinos diferentes. Comencé durante ocho años en un pueblito llamado Cañizar (Guadalajara). Luego estuve en Mondéjar (Guadalajara) 18 años. Y los últimos 11 años, antes de jubilarme en 2015, estuve destinado en Brihuega (Guadalajara).

En Brihuega residía Manu Leguineche.

Hicimos unas excelentes migas. Fuimos muy amigos. Como médico me respetaba, pero no me hacía mucho caso. El tiempo que estuvimos juntos disfrutamos de la vida.

Se jubiló en 2015... pero cuando se expandió la pandemia de la covid recuperó la bata.

Me reincorporé como voluntario en la peor época de la covid. En marzo de 2020 la situación en algunos centros de salud era alarmante por las bajas por contagio entre los profesionales, y volví a ponerme la bata durante un mes y medio para echar una mano. Me hubiera sentido muy triste si no hubiera dado ese paso para colaborar. No hay riesgo que valga en una situación tan alarmante.

También ha trabajado desinteresadamente en el continente africano.

Estuve trabajando dos meses en Camerún con la oenegé Ambala. También colaboro con la oenegé aragonesa de oftalmología Ilumináfrica, que desarrolla una labor muy importante en el sur del Chad. He hecho dos expediciones allí en tareas de médico y de docencia.

¿Qué supone recibir en su tierra, Aragón, una distinción como la de la Real Academia de Medicina de Zaragoza?

Es muy emocionante. A los ocho o nueve años nadie hubiera apostado por que yo sería un médico reconocido, elegido como ‘Héroe rural’ a nivel internacional. Y que la Real Academia de Medicina de Zaragoza me distinga con el Premio de Sensibilidad Humanitaria en el ejercicio de la Medicina me hace inmensamente feliz. Está dotado económicamente y por supuesto lo donaré íntegramente a proyectos solidarios.

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