terrorismo

El crimen del policía aragonés asesinado por ETA en Sangüesa prescribe en dos años

La viuda de Julián Embid asistió el día 30 al homenaje celebrado en Navarra

Homenaje en el monumento de Sangüesa, el pasado domingo, a las familias de los policias Julián Embid y Bonifacio Martín asesinados por ETA el 30 de mayo de 2003.
Homenaje en el monumento de Sangüesa, el pasado domingo, a las familias de los policias Julián Embid y Bonifacio Martín asesinados por ETA el 30 de mayo de 2003.
Aser Vidondo / Diario de Navarra

Ana Ortigosa Fernández, viuda del policía aragonés Julián Embid (nacido en Sabiñán, Zaragoza), agradeció ayer al municipio navarro de Sangüesa el homenaje que rindió el domingo a su familia y a la del agente Bonifacio Martín. Los dos eran miembros del Cuerpo Nacional de Policía y fueron asesinados por ETA con una bomba lapa el 30 de mayo de 2003. Pasados 18 años, el atentado sigue sin resolverse. «El problema es que solo nos quedan dos años para que prescriba el asesinato y existe el peligro de que nadie sea juzgado», lamentó la viuda de Julián Embid, que es madre de dos hijos.

Ana Ortigosa sigue confiando, a pesar del tiempo transcurrido, en la investigación abierta por la Policía Nacional y la Guardia Civil con los documentos que Francia ha intervenido a ETA desde 1999. En un momento dado, la Benemérita sospechó que la autoría del atentado podría ser de un ‘talde’’del comando de Navarra que dirigió el etarra Mikel Carrera Sarobe, alias Ata, que va a ser juzgado por el asesinato del que fuera presidente del PP-Aragón Manuel Giménez Abad (ocurrido el 6 de mayo de 2001), junto a la etarra Miren Itxaso Zaldúa.

«Solo he leído información periodística del caso, pero no había nada firme», señaló Ana Ortigosa, «aunque la Policía comenta que la investigación sigue abierta y no quiere dejarlo, si bien parece que es difícil». Su abogado está empeñado en que no prescriba para que haya juicio si la investigación progresa. La viuda acudió a unas charlas con expertos sobre el terrorismo etarra y allí le comentaron que de todo lo que hicieron dejaron constancia.

Eran agentes, no mandos

El agente Julián Embid, que llevaba desde 1980 destinado en Pamplona y que tenía 53 años cuando fue asesinado, acudía con su compañero a los pueblos de Navarra para hacer los DNI a los vecinos. «No tenían miedo a ser objetivo de ETA porque eran simples agentes, no mandos», recuerda su viuda.

La pandemia de la covid ha impedido desde el mes de julio del año pasado que Ana Ortigosa visitara la localidad zaragozana de Sabiñán, donde nació su marido y a la que sus hijos están muy ligados.Espera acudir este verano con más libertad y poder llevar a sus dos nietas gemelas de 8 años. Pero lo peor de esta temporada ha sido que la viuda de Bonifacio Martín ha fallecido, por lo que el pasado domingo, admite, se sintió muy sola en el homenaje en Sangüesa.

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