Se escapan dos cabras en María de Huerva y acaban en el tejado del Ayuntamiento

Los animales estaban en un bar cercano, adonde habían sido trasladados por un pastor para que se comieran la hierba de un patio.

Las cabras díscolas, por el tejado del Ayuntamiento de María de Huerva.
Las cabras díscolas, por el tejado del Ayuntamiento de María de Huerva.
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En María de Huerva bien pudieron cantar ayer aquello de "las vacas del pueblo ya se han escapado", pero cambiándolo por cabras. Todo sucedió en torno a las cinco de la tarde cuando los vecinos de la localidad zaragozana atisbaron dos de estos animales, uno blanco y otro negro, trotando por el tejado del edificio que alberga el Ayuntamiento, situado a su vez en una céntrica plaza.

Tras la sorpresa inicial, pronto se supo que su presencia no era fruto de los caprichos de la naturaleza, como sucedió hace ahora justo un año en Villafeliche, sino que eran dos ejemplares escapados. 

Resulta que la dueña de un bar cercano, según relata el teniente de alcalde María de Huerva, Rodolfo Cañizares, pidió prestadas dos cabras a un pastor para que le hiciera de cortacésped natural, es decir, para que se comieran las hierbas de un patio. Con tan mala suerte de que los dos animales se escaparon y acabaron encaramados nada menos que al tejado del ayuntamiento.

Las cabras saltaron por varios tejados antes volver a manos de su dueño.
Las cabras saltaron por varios tejados antes volver a manos de su dueño.
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El hecho se saldó como una simple anécdota. Nadie salió herido ni hay destrozos aparentes en la casa consistorial, aunque este jueves Cañizares echará un ojo por "si se ha roto alguna teja".

Las cabras volvieron finalmente al redil no sin antes darse un pequeño paseo por el pueblo.

El asunto hoy es la comidilla en el pueblo presencial y virtualmente, en el grupo de Facebook de la localidad.

Hace casi justamente un año, el pasado 29 de mayo, Villafeliche vivió un suceso parecido, si bien de origen natural. "¡La gente miraba hacia arriba y veía cabras volando!". Así lo relataba Agustín Caro, el alcalde, cuando los vecinos asistieron al increíble episodio de ver media docena de cabras montesas saltando de tejado en tejado. 

Los animales recorrieron entonces casi un kilómetro de ida y otro de vuelta, desde el castillo, donde aparecieron por primera vez, al centro del pueblo, en el que llegaron a campar por la plaza. "La gente trataba de sacarlas de sus tejados con varas, fue alucinante ver cómo las cabras les volaban por encima", contaron entonces.

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