Arte en el último piso de edificios de Zaragoza

En las plantas superiores de algunos edificios se aprecian esculturas y murales que son un "regalo" para la ciudad. Se instalaron como decoración o marca corporativa.

En la esquina de las calles de Tomás Zumalacárregui y de Gil de Jasa de Zaragoza parece que siempre sopla un ligero viento. En lo alto de la esquina se descubre la figura de una mujer vestida con un peplo que se agita como si en la proa de un barco estuviera. Es 'La brisa', una escultura de Armando Ruiz de 1946, quien es considerado uno de los "mejores cultivadores de la escultura en Aragón", según la ficha municipal.

Esta estatua es una de las que vigilan las calles desde lo alto de los edificios, como la fémina que custodia el ángulo de San Diego y del paseo de la Independencia en la que fuera la casa de José Francisco Moncasi, tal y como se desprende del informe histórico artístico del inmueble. O una mujer con un niño en brazos que tiene unas envidiables vistas de la plaza del Portillo desde un edificio de Conde Aranda.

Estatua en la esquina de las calles de San Diego y paseo de la Independencia.
Estatua en la esquina de las calles de San Diego y paseo de la Independencia.
Guillermo Mestre

Otro ejemplo es el mural de estuco que enfatiza la última planta del Coso 188, donde personajes alegóricos decoran los paños entre vanos a dos tonos. Unas ornamentaciones llaman más la atención del viandante que otras, que pasan casi desapercibidas sobre el día a día de la ciudad.

Mural estucado en el Coso 188, en Zaragoza.
Mural estucado en el Coso 188, en Zaragoza.
Guillermo Mestre
"La calle es un bien patrimonial"

"La calle es un bien patrimonial", sostiene Pilar Poblador Muga, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. "La arquitectura nos acompaña a diario y muchos arquitectos han desempeñado un papel decisivo en el ornato de la ciudad-añade Poblador-. Podemos caminar mirando hacia el suelo o al cielo. Muchas veces se encuentran regalos para los ciudadanos y que se enorgulleciesen al admirarlos".

"Se encuentran regalos para los ciudadanos y que se enorgullecen al admirarlos"

Se trata de escenas mitológicas, pináculos, figuras de corte clásico, motivos florales, alegorías o emblemas de empresas. "Son detalles delicados que se pusieron de moda a finales del siglo XIX y principios del XX. En algunos casos es lo que se conoce como la valoración de la esquina, un recurso compositivo y decorativo que se utilizaba para dar empaque a construcciones", explica Poblador.

Monumento al Ahorro, que preside la plaza de Aragón de Zaragoza.
Monumento al Ahorro, que preside la plaza de Aragón de Zaragoza.
Guillermo Mestre

No obstante, a partir de las décadas de los 40 y 50 también se cultiva esta tendencia. En 1945 se bendice la hace esquina entre el paseo de Sagasta y la Gran Vía con el monumento del Ahorro. Seis figuras dan forma a este conjunto escultórico de estructura piramidal, en el que se descubren detalles, como un cofre con monedas o el cuerno de la abundancia. La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza se lo encargó a Félix Burriel, que en un principio, según los documentos municipales, iba a ser de piedra. El arquitecto, Teodoro Ríos, aconsejó que fuera de otro material, así que se ejecutó en bronce. "Es una obra influenciada por el realismo mediterraneísta", se describe en la ficha que realizó el Ayuntamiento de Zaragoza. Destaca el juego de luces y sombras que brindan las mujeres, niños y el hombre que se sujeta una rueda, y dos pebeteros la flanquean. Esta es una muestra de que la instalación de una escultura en la fachada de un edificio podía ser sinónimo de marca, para crear una identidad corporativa.

En la acera de los números impares del paseo de la Independencia está el edificio de Compañía de Seguros La Equitativa. En lo alto del inmueble, apoyada en un muro ciego, instalaron la escultura sedente emblema de la empresa. Una característica que le otorga cierto aire monumentalista. Además, en el Coso se localiza La Adriática, donde el león de San Marcos descansa en uno de los salientes de la fachada.

Estatua del edificio de La Equitativa, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Estatua del edificio de La Equitativa, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

A edificios de viviendas y sedes de compañías se suman también colegios. El chaflán del Joaquín Costa, en el paseo de María Agustín, se remata con un relieve de Antonio Torres Clavero y Amado Hernández Franco, según referencia Poblador Muga en un artículo de la revista 'Artigrama'. Entre los diferentes elementos se ha identificado la inocencia y la naturalidad, según Ana Ara Fernández, y también a Minerva, diosa de la sabiduría. Más discreto es la decoración de la cuarta planta del colegio de San Vicente de Paúl, sito en la calle del mismo nombre, donde sobre los vanos de arco de medio punto se alojan temas marianos. 

Lucha por la conservación

Estos solo son una muestra de todos los que se pueden ver. En el resto de Aragón también se aprecian algunos ejemplos semejantes, sin embargo, episodios como la Guerra Civil terminaron con bastantes muestras, como en Teruel. "Allí localizamos la valoración de la esquina de la casa tejidos El Torico con un torreoncillo, hay mucha decoración de forja, de capiteles...", apunta la profesora universitaria.

"Si se conoce, se puede luchar mejor para su conservación"

"Si se conoce, se puede luchar mejor para su conservación", defiende Pilar Poblador. Estos adornos han tenido un enemigo a lo largo de los tiempos: las reformas integrales. Víctima de una de ellas fue la decoración de la sede del Banco Hispano-Americano, que se levantaba en la plaza de España de Zaragoza. Es entonces cuando los investigadores, como Poblador, tienen que recurrir a licencias de obras, proyectos arquitectónicos y decorativos, fotografías antiguas, postales, noticias de prensa e, incluso, secuencias de las primeras películas para estudiarlos y transmitir lo que fue y ya no se son.

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