Heraldo del Campo

heraldo del campo

Una pasión por el vino y el pueblo que fluye entre dos aguas

Jordi Satué y Bernabé Taberner crearon hace apenas 3 años Vinos Taberner Amado para recuperar la tradición vinícola en el municipio de Nonaspe.

Bernabé Taberner y Jordi Satué, impulsores del proyecto, en las viñas de Nonaspe.
Bernabé Taberner y Jordi Satué, impulsores del proyecto, en las viñas de Nonaspe.
Vinos Taberner Amado

Jordi creció en Barcelona, pero todos los veranos viajaba a Nonaspe para visitar a la familia de su madre. La casa de su abuela estaba justo enfrente de la de Bernabé, su gran amigo de la infancia. De pequeños jugaban juntos a los soldaditos y de adolescentes compartían las tardes estivales en la misma peña. Con el tiempo, Bernabé siguió el legado familiar y se estableció como agricultor en el pueblo, mientras que Jordi comenzó a trabajar como auditor en la capital condal. Su vínculo, no obstante, siguió ligado a su infancia en el Bajo Aragón y, pronto, derivó en una idea de negocio enfocada a su pasión por el vino y por su pueblo. Así surgió hace apenas 3 años Vinos Taberner Amado, un proyecto que fluye entre dos ríos, el Matarraña y el Algars; entre dos tierras, Aragón y Cataluña; y, por supuesto, entre dos amigos, Bernabé y Jordi.

"Bernabé siempre se ha dedicado a la agricultura, al cultivo de ciruela, de oliva y de uva, sobre todo. Además, históricamente había tradición en el pueblo de hacer vino, así que entre esa tradición y nuestra pasión por el mundillo, pensamos que con las variedades de la tierra de Nonaspe se podía hacer un buen vino", recuerda Jordi Satué, impulsor del proyecto junto a su amigo Bernabé Taberner.

La idea, que ya les rondaba la cabeza desde hacía tiempo, se materializó en 2018, cuando, con la ayuda de otro amigo enólogo y de la Cooperativa de Maella, sacaron las primeras 1.000 botellas de tinto y de blanco. Como vieron que el producto tenía "un buen fondo", decidieron tomárselo en serio y con la cosecha de 2019 llegaron a las 8.000 botellas. "Justo cuando decidimos embarcarnos en esto llegó la covid, pero a base de dedicarle horas y de ir puerta a puerta enseñando el producto... También tuvimos suerte con nuestro enólogo conocido, que trabajaba para la cooperativa de Maella, y todo ha venido rodado: nos han facilitado el espacio, nos han ayudado con los aspectos técnicos y nos han dado muchas facilidades", señala Jordi Satué.

Cuatro variedades

Este año tienen previsto lanzar cuatro variedades: dos de tinto y dos de blanco (una de cada, crianza), con las que alcanzarán un total de 8.000 o 10.000 botellas de caldos que se nutren de la garnacha autóctona (blanca y negra), y de otras variedades como syrah, merlot o cabernet sauvignon.

Los vinos Taberner Amado se comercializan bajo la marca Entre dos aguas, un nombre que define a la perfección el alma del proyecto. "Es una muestra de que lo diferente combinado puede sacar cosas muy buenas. Bernabé y yo somos como la noche y el día, pero somos mejores amigos y nos entendemos la mar de bien. Igual que nuestros vinos. El tinto es un vino con mucho cuerpo, pero aterciopelado; es elegante, pero con carácter. Y los blancos destacan por un punto de inicio con un olor aromático a hierbas frescas, pero una punzada ácida que sorprende", explica Satué.

Reivindicar el medio rural

Con la producción de vino, además de retomar una tradición perdida en Nonaspe, Jordi y Bernabé quieren reivindicar su pueblo y los productos de su tierra. "El proyecto tiene una parte superromántica porque Nonaspe es un pueblo que tiene menos de 1.000 habitantes, que se va despoblando de gente joven, y nosotros queremos devolver al pueblo lo que nos ha dado; reivindicar un producto del Bajo Aragón y trabajar de otra manera con el esfuerzo de nuestros abuelos para revalorizar el territorio", destaca Jordi.

Para lograr estos objetivos, además del vino, tienen pensado promover rutas senderistas por los viñedos, para atraer turismo al municipio y dar a conocer sus encantos. Asimismo, su deseo es, en un futuro, poder crear su propia bodega. "Nonaspe siempre ha sido pueblo de vino, pero, hace unos años, cerró la última bodega. Sería un orgullo devolver a la localidad una tradición de años ha con una bodega nueva", añade Satué.

Por el momento, ya venden sus vinos Entre dos aguas a distribuidores de restauración de Zaragoza, el Bajo Aragón, Madrid o Toledo, pero también los comercializan para el público general a través de dos páginas web: planetamarmita.com y bartulo.co. Y pronto estrenarán página propia de Taberner Amado.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión