Los pueblos de Aragón con los escudos más curiosos

Detrás de cada escudo, heráldica y símbolo se esconde una leyenda, un dato, un linaje. Los hay más sencillos, reconocibles a golpe de vista, puramente identificativos con el colectivo que representa, pero también existen aquellos singulares, curiosos, que hacen preguntas al observador. En Aragón, con la Corona de Aragón como pretexto, predomina una heráldica monárquica, con las barras amarillas y rojas copando la atención cromática. Los castillos, torres y referencias católicas se ganan otro espacio importante.

Pero son los animales el blasón que más curiosidad despierta. Por ejemplo, la historia que esconde el león de Zaragoza es para muchos desconocida. El carismático león de su escudo responde a la toma de posesión de la ciudad por parte de Alfonso VII, Rey de León, en 1134 hasta 1136. La figura de un león rampante es la marca de los reyes de León y su uso en el emblema de Zaragoza se justifica por la pertenencia del reino zaragozano al monarca en dicha época.

No obstante, en las provincias de Zaragoza, Huesca y Teruel se levantan municipios con escudos que extrañarían a cualquiera. Tiene sentido que sea un gallo, de oro crestado y buen tamaño, el que presida el escudo de Gallocanta; que un oso de sable negro entre a una oscura cueva en Cuevas Labradas; que un león sostenga una maza en el escudo de Mazaleón; o el torico de Teruel. Representaciones cuya lógica, más o menos reconocible, se aleja de los cánones que siguen otros pueblos aragoneses. Es el caso de:

Tierga

Tierga es una pequeña localidad de la comarca del Aranda, en la provincia de Zaragoza. La heráldica que representa al municipio está repleta de historia. Dos delfines enfrentados, sobre un fondo azur, están divididos por una lanza. Esta escena está relacionada con las monedas del pueblo celtíbero de Tergakom, datadas del siglo I a.C, en cuyo anverso se aprecia una cabeza masculina, con tres delfines alrededor, y en el reverso un jinete con lanza, con o sin casco. Tergakom existió en la actual Tierga. El delfín, admirado por esta cultura, simboliza la supervivencia del hombre, un animal al que se le atribuye la salvación de los náufragos.

Seno

Las leyendas en Seno no se quedan atrás. Esta villa de la provincia de Teruel, localizada en la en la cuenca del Guadalope, de la comarca Cuencas Mineras, alberga un escudo fuera de la común. Un pelícano, sobre un fondo azur -azul oscuro en heráldica-, se desgarra el pecho con su pico para verter su sangre sobre su polluelos. Estos, en principio muertos, resucitan al ser regados por la sangre de la pelícana. Una escena que representaba en la antigüedad el amor de los señores por sus vasallos, comparado con el amor de los progenitores por sus descendientes.

Alfántega

En Alfántega, comarca del Cinca Medio (provincia de Huesca), también es un animal el que ocupa su heráldica. En este caso, nos es más familiar, puesto que se trata de un alacrán, animal común en la fauna que compone la naturaleza aragonesa. En el escudo municipal, además del arácnido, se aprecian dos cruces de Malta y dos cantones a los costados sobre cuatro ondas de azur y plata.

Además de estos, en los armoriales de los municipios aragoneses coexisten otros símbolos y escenas interesantes. Siguiendo la tónica con los animales, en el escudo de Calaceite -comarca del Matarraña- únicamente se dibuja un perro paseando en un campo de plata. En Alacón -Andorra-Sierra de Arcos-, la zona superior del escudo nos descubre la figura de un hombre prehistórico, un arquero corriendo, que representa las pinturas rupestres. En Mara, también cuenta con una leyenda celtíbera en su escudo, en este caso es la de Sekeida. Aparte de los escudos anteriores, los 731 municipios que componen la Comunidad de Aragón esconden linajes y otras escenas de leyenda, y es que el arte de la heráldica nunca dejará de sorprendernos.

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