Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Debate desafíos covid

La pandemia es "una prueba de esfuerzo" que deja al descubierto nuestras debilidades

Tres científicos aragoneses, Nerea Irigoyen, Elías Campo y José Luis Jiménez, reflexionan sobre los desafíos y repercusiones de la pandemia.

Nerea Irigoyen, Elías Campo y José Luis Jiménez

Los tres llevan sin pisar Aragón más tiempo del que quisieran. Nerea Irigoyen, jefa de Grupo de la División de Virología del Departamento de Patología de la Universidad de Cambridge, logró venir en Navidades "después de un año sin estar en Zaragoza, y me imagino que no volveré a ir por lo menos hasta que Reino Unido quite las cuarentenas de vuelta, porque son tres PCR y diez días de cuarentena". La última vez que Elías Campo, director de investigación del Hospital Clínic de Barcelona, pasó por su Boltaña natal fue este verano, en agosto, cuando "habitualmente vamos más periódicamente, Semana Santa, Navidades y algunos fines de semana, pero, en la situación actual, es un mal mucho menor". Y desde la última vez que estuvo por aquí José Luis Jiménez, catedrático de Química y Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado (Estados Unidos), poco antes de empezar la pandemia, "no es que no haya ido a España, es que no me he vuelto a meter en un avión ni en un tren para ir a ninguna parte. Yo ya estoy vacunado y seguramente iré este verano –prevé–, pero mi hijo no está vacunado y con él no vamos a ir de momento, es una lata y una pena no ver a la familia, pero peor sería coger la covid persistente".

Los tres científicos aragoneses hacen un hueco en sus agendas para coincidir en un debate organizado por HERALDO y reflexionar juntos sobre las repercusiones de la pandemia y los desafíos que aún quedan por delante.

Debate a tres

Nerea Irigoyen ha reabierto su laboratorio en Cambridge.

Nerea Irigoyen

Jefa de Grupo de la División de Virología del Departamento de Patología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), es licenciada en Farmacia y doctora en Biología Molecular, especialidad Virología. Experta en zika, la pandemia le ha hecho reabrir una línea de trabajo centrada en coronavirus y flavivirus.

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Elías Campo, el patólogo aragonés, en su domicilio de Barcelona donde la pandemia le ha llevado muchos días al teletrabajo.

Elías Campo

Es director de Investigación del Hospital Clínic de Barcelona, catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de Barcelona y director del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS). Investiga los mecanismos genéticos y moleculares implicados en el cáncer linfoide.

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José Luis Jiménez, catedrático de Química y Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos)

José Luis Jiménez

Catedrático de Química y Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos), es ingeniero industrial por la Universidad de Zaragoza y doctor en Ingeniería Mecánica por el MIT. Experto mundial en aerosoles, la pandemia le ha hecho volcarse en el estudio y la divulgación de la transmisión del SARS-CoV-2 por el aire.

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La emergencia sanitaria ha puesto al descubierto muchas cosas. Una de ellas es la vulnerabilidad de una sociedad, puesta en jaque por "un organismo microscópico que no puedes ver y que ha sido capaz de parar el mundo durante al menos un año... y los meses que quedan, si no son años", señala Nerea Irigoyen. "Hemos demostrado que no estábamos preparados para esta pandemia y no sé si estaremos muy preparados para las siguientes", duda, esperando que al menos "hayamos aprendido algo".

Esto lleva a Elías Campo a mostrar "la paradoja del mundo global en que vivimos: esa vulnerabilidad que parece que hemos descubierto en el Occidente desarrollado es una constante en otras partes del mundo donde las infecciones son el primer problema de salud, como ocurre en África y en Latinoamérica".

Ese desarrollo, que es una asignatura pendiente en gran parte del mundo, "ha hecho que ya no nos infectemos por el agua ni por los alimentos, sin embargo, históricamente y hasta el día de hoy hemos negado que las enfermedades se transmitan por el aire", señala José Luis Jiménez como gran error de esta pandemia, que "nos ha descubierto que los virus respiratorios se transmiten todos o casi todos por el aire. Y nos ha pillado en calzoncillos. La OMS está llena de dinosaurios a los que esto les parece una cosa increíble y les está costando mucho aceptarlo".

"Organismos como la Organización Mundial de la Salud no estaban preparados ni tienen la capacidad para ver las cosas venir y reaccionar, se tienen que reformar por el beneficio de todos"

Sin liderazgos globales

Ante una amenaza planetaria, "algo que ha destapado la pandemia es que la OMS, la UE, la CDC y muchos organismos no estaban preparados ni tienen la capacidad para ver las cosas venir y reaccionar", prosigue Jiménez. Reconoce que le duele criticar a la OMS "porque es una organización imprescindible pero muy estrecha de mente. A gente como nosotros, expertos en aerosoles, nos han hecho luz de gas. Estas instituciones se tienen que reformar por el beneficio de todos", considera.

"La pandemia se acabará cuando termine en todo el planeta y esté toda la población vacunada, no solo los países ricos. Si surgen nuevas variantes, podemos volver a la casilla cero"

Para Irigoyen, "se ha demostrado que no hay ningún organismo supranacional capaz de tomar la iniciativa y el liderazgo en la respuesta de salud pública". Ante un problema global, incluso "ha surgido un nacionalismo, más patente con las vacunas, que asusta". Y advierte que "tenemos que tener en cuenta que la pandemia se acabará cuando termine en todo el planeta y esté toda la población vacunada, no solamente los países ricos". Esto, aparte de "ser un problema de salud pública, puede generar nuevas variantes en África o en países del sudeste asiático o Latinoamérica que no estén vacunados y que volvamos a la casilla cero".

En opinión de la viróloga zaragozana, también estamos sufriendo las consecuencias de "un fallo de vigilancia epidemiológica en sitios muy calientes, como la China rural, donde no solo ha surgido el SARS-CoV-2, sino que surgió el primer SARS y no sabemos si el SARS-CoV-3 ya está circulando por algún sitio y puede llegar en algún momento".

A Campo le preocupan "las críticas feroces a iniciativas coordinadas, como la compra de vacunas por parte de la UE, y que no están siendo como se esperaba. No me puedo imaginar lo que hubiera sido la adquisición de vacunas en Europa si cada país, y dentro de cada país cada comunidad autónoma, cada ‘lander’, hubiera lanzado una guerra individualizada por la adquisición de este bien preciado en estos momentos. Ese pensamiento de que ir cada uno por su lado va a ser más eficaz que la acción coordinada es preocupante, porque precisamente necesitamos plataformas de vigilancia, de seguimiento y de coordinación de la información".

Con la campaña de vacunación en marcha, Irigoyen cree que para reforzar la confianza social en las vacunas, la población general "no necesita ser testigo de la farmacovigilancia, contándole cada efecto secundario, aunque es un ejercicio de transparencia". Asegura con firmeza que todas las vacunas aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento son seguras y eficaces y que "todos los fármacos tienen efectos secundarios y los que se han visto hasta ahora en vacunas son raros, puedes tener muy mala suerte y acabar teniendo un episodio trombótico, pero es algo que también te puede suceder si eres fumador, y mucho más si te infectas con el coronavirus". Jiménez comenta que "si no estuviera vacunado y me ofrecieran la Astra Zeneca, me la pongo ahora mismo". Campo no entiende por qué se hace tanto énfasis en los efectos secundarios "que son una absoluta rareza", cuando "sabemos que la vacuna es una de las pocas herramientas que tenemos para salir de la epidemia". Para él, los mensajes clave serían que son seguras y además eficaces: "Ya lo demostraron los ensayos clínicos, pero ahora a una escala poblacional hay datos de grandes poblaciones, de países, y en España, la tremenda disminución, radical, en las residencias de tercera edad, son datos tremendamente positivos".

Cada uno de los participantes en este debate reside en un país y conoce las diferentes respuestas dadas a la crisis sanitaria en Estados Unidos, Reino Unido y España. "La verdad es que no estamos ninguno en un país que lo haya hecho muy bien", cree Jiménez. Pero mientras a Campo, "al no ser epidemiólogo", le resulta muy difícil opinar y no quisiera haber estado en los lugares de toma de decisiones tan complejas, a Jiménez no le cuesta decir que "Estados Unidos lo hizo fatal; fueron unos fallos espectaculares con la administración de Trump, pese a que tenían buena gente, politizaron el virus y Estados Unidos tiene una cantidad tremenda de muertos y de enfermos. Desde que ha llegado la administración Biden se lo toman más en serio sobre todo la parte de vacunas, lo están haciendo mejor y están siguiendo más a la ciencia".

Por su parte, "Reino Unido ha pasado por todas las fases posibles, probablemente de peor a mejor, lo cual es un alivio –valora Irigoyen–. Al principio apostaba por la estrategia sueca de inmunidad de grupo –nos contagiamos todos y que sobreviva quien pueda–, luego se dieron cuenta de que probablemente eso iba a causar muchas muertes, con lo que empezaron a hacer confinamientos –el último de tres meses y medio–. La estrategia de vacunacion es bastante fuerte y, con una dosis, de momento hay como un 50% de la población protegida de cierta manera, pero a costa de acumular vacunas y no compartirlas. Para quienes vivimos aquí, la respuesta a la última ola ha sido buena, pero les ha costado un año seguir esta estrategia y Reino Unido tiene más de 150.000 muertos por covid".

Coinciden en diagnosticar que quienes vivimos en Europa y Estados Unidos pecamos de complejo de superioridad, cuando "deberíamos habernos fijado más en cómo respondió Asia. Sobre todo los países que ya habían sufrido brotes anteriores con SARS, como China, Japón y Corea", señala Irigoyen. Asimismo, los dos únicos países que tienen leyes sobre ventilacion y calidad del aire son Taiwán y Corea del Sur.

Desde la distancia, no siguen mucho la gestión de la pandemia en Aragón. Para Irigoyen, "España tiene la idiosincrasia de estar gobernada por un Gobierno central y las comunidades. Hay 17 países dentro de un país y creo que Aragón lo hace lo mejor que puede". Campo reitera que en general, en España y en el mundo, falta una coordinación global "que debería ser un imperativo para todos los gestores". Según Jiménez, "no es solo de Aragón, porque organismos como la OMS se han mostrado poco rápidos, poco ágiles, los sistemas políticos y los políticos no han estado mucho a la altura. España ha tenido la mala suerte de tocarle en una situación inestable, con nuevos partidos y con un Gobierno débil y gobiernos muy enfrentados y muchos han usado la pandemia para hacer política y atacar a otros. En Aragón está la tensión entre el Ayuntamiento, que es de un partido, y el Gobierno, que es de otro, y esto tampoco ha ayudado". En concreto, "les hemos propuesto medidas que no son costosas y son muy eficaces, como medir CO2 en todas partes y ventilar bien, pero no nos han escuchado bien".

"Necesitamos una apuesta continuada en ciencia, no una inversión a golpes. La pandemia es como una prueba de esfuerzo para toda la sociedad, para la sanidad, la educación, la ciencia"

Apostar por la ciencia

Tras ver cómo haber generado varias vacunas eficaces en nueve meses se convertía en uno de los mayores hitos de la ciencia en la historia, los tres esperan que la percepción de su importancia por parte de la sociedad haya llegado para quedarse, porque "una cosa es ser conscientes en teoría y otra apostar por ello", apunta Campo, que ha comprobado cómo ascendían las donaciones y el mecenazgo, pero se pregunta qué pasará después, ya que "no nos creemos en España que la ciencia requiere una inversión a medio-largo plazo", señala. Jiménez constata que "se percibe que la base es el turismo y que es lo que hay que proteger porque de eso vivimos".

Los tres participantes en este debate son talentos emigrados de Aragón. Ya se sabe, "España es un gran país exportando posdocs", dice Irigoyen. Elías Campo, como director de un centro de investigación en Barcelona, el Idibaps, alberga un sentimiento personal "de frustración total y absoluta". Tiene la sensación de que "hemos creado un sistema de ciencia extraordinariamente competitivo, potente y excelente, pero de una fragilidad como la del cristal de Murano, precioso, pero que se nos puede romper en cualquier momento. Necesitamos una apuesta continuada en ciencia, no una inversión a golpes". Y como para los pacientes de corazón, compara, "la pandemia es una prueba de esfuerzo para toda la sociedad, para nuestro planteamiento de la sanidad, de la educación, de la ciencia, y la respuesta a futuras pandemias dependerá de las alarmas que están saltando ahora".

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