TERCERA SESIÓN DEL JUICIO EN TERUEL

La viuda de Iranzo, en el juicio: "Venía a ver al asesino de mi marido, pero él no ha querido mirarme a los ojos"

La viuda del ganadero tiroteado por Igor el Ruso ha relatado este miércoles al jurado cómo fueron las últimas horas con su esposo y pidió que Feher "no vea más la luz del sol".

La mujer de José Luis Iranzo a su salida de los juzgados
Eva María Febrero, viuda de José Luis Iranzo, a la salida de los juzgados de Teruel
Jorge Escudero

El rostro visible del rastro de muerte y dolor que dejó Igor el Ruso en Andorra lo puso este miércoles Eva María Febrero, la viuda del ganadero José Luis Iranzo, tiroteado mortalmente por el paramilitar serbio en la puerta de su explotación agropecuaria aquella aciaga tarde del 14 de diciembre de 2017. Antes de declarar en el juicio que se celebra por esta causa en la Audiencia Provincial de Teruel, la mujer, con gran entereza, pidió al presidente de la sala que no se bajaran las persianas que ocultan la cabina blindada desde la que el acusado sigue la vista oral, pues, como diría al término de su testifical, ya en la calle, "yo quería verle, claro que sí, y mirarle a los ojos, porque nos ha hecho mucho daño, pero él no me ha mirado".

Esta vez, la altanería de que ha hecho gala Igor el Ruso en los dos juicios a los que se ha enfrentado en la Audiencia de Teruel -este miércoles volvió a hacer el signo de la victoria con su mano ante las cámaras de los medios de comunicación como ya realizara en el proceso por el tiroteo de Albalate del Arzobispo en enero de 2020- se derritió como un azucarillo y se tornó en cobardía.

Eva María Febrero fue rotunda en su declaración. "Mi propósito al estar hoy aquí es lograr que se imponga la máxima pena para la persona que se enjuicia; quiero justicia por lo que ocurrió", afirmó a preguntas de su abogado, Enrique Trebolle.

La viuda de José Luis Iranzo relató las últimas horas con su esposo. La mañana del 14 de diciembre quedó con él para tomar un café en Andorra y el ganadero le explicó que alguien había entrado a robar al masico del Mas del Saso, ya que la ventana estaba rota. "No me sorprendió, en realidad, lo esperábamos, porque desde el día 5 había robos entre Albalate del Arzobispo y Andorra; esa persona -en referencia a Feher- estaba recorriendo el borde de la carretera entre los dos pueblos y había llegado ya a nuestra zona", recordó en el juicio.

Tras pedirle que tuviera mucho cuidado porque el ladrón -le dijo- había disparado a matar en Albalate del Arzobispo con un arma corta y recomendarle que denunciara el robo en el cuartel de la Guardia Civil, los dos esposos se despidieron. Después de comer, y puesto que Iranzo le explica que le ha llamado la Benemérita para ir en busca de posibles escondites del ladrón que está sembrando el pánico en la zona, el ganadero se despide de su madre y su hijo, Aitor, de 4 años. Precisamente, la abuela del niño pide a José Luis que no se vaya puesto que está allí su hijo, pero él no cedió. Nunca más volverían a verlo.

"Nos quedamos tranquilos -rememoró Eva María- porque iba a restaurar la seguridad en la comarca". Pero horas más tarde llegaría la tragedia, con la que se dio de bruces esta mujer al regresar a su casa y comunicarle un amigo que José Luis había muerto. El ganadero, que tras participar en el dispositivo de vigilancia de la Guardia Civil, ya anocheciendo, acudió al Saso a recoger a su padre, fue tiroteado por Igor el Ruso, que había vuelto a la explotación agropecuaria, según confesó en el juicio, en busca de un cargador de pistola que había perdido el día anterior.

​"No me lo podía creer, fui corriendo, a pie, del cuartel al centro de salud veinte veces, hasta que un amigo de José Luis me recogió"

"No me lo podía creer, fui corriendo, a pie, del cuartel al centro de salud veinte veces, hasta que un amigo de José Luis me recogió", revivió este miércoles, ahogando el sollozo, la esposa de José Luis Iranzo. La viuda del ganadero definió a este como "el ser más maravilloso del mundo" y pidió que Feher "no vea nunca más la luz del sol". "Estoy segura de que eso será así -añadió- y de que no hará daño a nadie más". 

Febrero solicitó también que se depuren responsabilidades por lo que ella consideró "un dispositivo erróneo", en referencia a los medios humanos y materiales con los que se buscó a Igor el Ruso desde el 5 de diciembre en que tiroteó a dos vecinos de Albalate del Arzobispo hasta el 14 de ese mismo mes, cuando mató a Iranzo y a dos agentes de la Guardia Civil.

Eva Febrero es la única de las parejas de los tres fallecidos a manos de Igor el Ruso que ha sido citada a declarar. No han acudido, por el contrario, la viuda del agente Víctor Romero Pérez, Ana Isabel Lizana, ni la compañera de Víctor Jesús Caballero, Noelia Lorén, al no considerarlo necesario sus respectivos abogados que ejercen en su nombre la acusación particular. No obstante, ambas están siguiendo de manera telemática el juicio que se celebra en la Audiencia de Teruel contra el paramilitar serbio.

Jorge Piedrafita, el letrado de Ana Isabel Lizana y de la hija de esta y de Víctor Romero, explicó que su representada "no vio los hechos y, por tanto, poco podría aportar más allá del dolor y de acreditar el gran daño sufrido". En la misma línea, el abogado Mariano Tafalla, que da voz a Noelia Lorén, resaltó que su cliente no fue testigo de los hechos que se juzgan estos días en Teruel y que, si bien estuvo presente en el juzgado de Instrucción de Alcañiz cuando le fue realizado el ofrecimiento para llevar a cabo acciones legales por la muerte de su pareja, su presencia no es necesaria ahora, en la vista oral.

El penalista Enrique Trebolle, por el contrario, ha querido traer a la sala a la viuda de José Luis Iranzo para que relate las últimas horas con su marido y la última conversación que mantuvo con él. Su testimonio apuntalará la prueba pericial de responsabilidad civil que se desarrollará en el juicio en próximos días. "Queremos que a su hijo Aitor -tenía 4 años cuando quedó huérfano de padre- no le falte de nada", ha explicado el letrado, quien ha destacado que el ganadero tenía solo 40 años cuando murió, por lo que le quedaba por delante mucha vida laboral.

Tampoco han testificado en el juicio los familiares -padres y hermanos- de los dos agentes de la guardia civil asesinados por Feher.

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