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Los cámpines viven una campaña "con incertidumbre, todo depende de las olas"

La pandemia de coronavirus y el 'brexit' son algunas de las causas que han empeorado la situación de este tipo de establecimientos.

La falta de turistas y los robos ponen en jaque el futuro del Camping de Zaragoza
Camping de Zaragoza durante la pandemia, en una imagen de archivo.
Guillermo Mestre

Lugares al aire libre, espaciosos, aunque dependientes de la meteorología. Esas son algunas de las armas con las que juegan los cámpines y a través de las que se presentan como una opción de turismo en estos tiempos de pandemia. El año pasado se alojaron en este tipo de establecimientos en España 15.181.007 personas –sin contar mayo-, mientras que el curso anterior habían sido 21.292.797, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los valores en Aragón, como en el resto del país, también se han visto reducidos. En 2019 se registraron 827.439 pernoctaciones, mientras que en 2020 fueron 635.196. En la Comunidad, los dos primeros meses del año pasado habían sido mejores que los de 2019, superando las cifras del anterior, sin embargo en marzo se produjo el descalabro: se pasó de 20.056 a 6.111.

"En condiciones normales ahora habría unas 300 personas y los fines de semana hay 60”, lamentan desde el campin oscense de Escarra, en Escarrilla. Reciben llamadas de Zaragoza aunque no confirman, acuden las caravanas fijas y las reservas ahora son de dos días. Tienen restaurante, pero al 30% en cumplimiento de la normativa sanitaria.

"Estos últimos meses, hasta que se abrieron los confinamientos provinciales, han venido dos clientes de caravana que son de Huesca", añaden. "El fin de semana del Domingo de Ramos hubo más gente que los anteriores, pero me esperaba más -confiesan desde este campin oscense- . Por la carretera se ven coches de Zaragoza, pero solo pasan el día".

"Por la carretera se ven coches de Zaragoza, pero solo pasan el día"

La apertura de la provincias también fue el detonante para que el campin del Bolaso, en la comarca de las Cinco Villas, se revitalizara de alguna manera. "Hemos estado abiertos, pero con Ejea de los Caballeros cerrada y con la capital aragonesa también, poca gente ha venido. Así fue hasta el 5 de marzo", apuntan desde la recepción, donde reciben reservas "con cuentagotas, en función de lo que señalan los casos". No obstante, analizan que para un fin de semana optan por este destino, mientras que si es un puente el público suele preferir el Pirineo.

Complicada es la situación que describen en el campin de Zaragoza. "Un año entero sin Semana Santa, ni los meses de junio, julio, agosto, ni Fiestas del Pilar. De por sí no es rentable, si ya me echas la covid-19 y el 'brexit'. Facturamos menos de una cuarta parte de lo de antes", concreta Óscar Vicente, gerente de las instalaciones. Vicente, que aprovecha para recordar que la concesión municipal terminó en enero de 2020, señala que no llegan a una decena las parcelas ocupadas.

Una ocupación idéntica a la que concretan en el campin Ciudad de Albarracín, en la provincia turolense. "También hemos permanecido abiertos, pero nada. Se notó algo cuando abrieron las provincias. Tenemos personal en ERTE y sin mucha previsión, todo depende de las olas", considera José Vicente, trabajador de esta empresa familiar.

Otra Semana Santa sin clientes

El teléfono suena, no tanto como otras veces para Semana Santa. "Era uno de los puentes fuertes del año", confiesan desde Escarra. Aunque si reciben llamadas, son "con incertidumbre". "En condiciones normales se completaba, ahora tenemos ocho parcelas ocupadas, es decir, el 8%", coinciden desde el campin Ciudad de Albarracín.

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