Rehabilitación y tecnología, aliadas para mover un cuerpo débil tras la covid

El hospital San Juan de Dios de Zaragoza, con 38 camas en planta y unos 70 pacientes ambulatorios, cuenta con un equipo multidisciplinar de médicos, logopedas, neuropsicólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales para este fin.

Elena, que sufrió un ictus y se contagió de coronavirus, es una de las pacientes de la unidad.
Elena, que sufrió un ictus y se contagió de coronavirus, es una de las pacientes de la unidad.
Javier Cebollada/EFE

Superar la covid-19 supone, en los casos más graves, un largo recorrido que va más allá de vencer una neumonía bilateral, pues el virus deja un cuerpo debilitado que debe afrontar un intenso trabajo de rehabilitación, en el que la tecnología y la realidad virtual son grandes aliadas.

Es el caso de Pedro, que se contagió en enero de coronavirus y permaneció 33 días en la UCI, sedado e intubado, en el hospital Clínico de Zaragoza.

A sus 58 años, el virus le atacó de tal forma que apenas podía caminar al salir de la UCI, pero gracias a la rehabilitación que comenzó en el Clínico y continúa en el hospital San Juan de Dios de Zaragoza, en solo tres días ha ganado "muchísimo" y, aunque todavía debe trabajar el equilibrio y la musculatura de las piernas, se siente mucho mejor, cuenta en una conversación con Efe.

De la UCI al gimnasio

El momento de ir al gimnasio, reconoce, es uno de sus favoritos del día, y es que, aunque todavía conserva el parche que le recuerda la traqueotomía que sufrió, nada tiene que ver el espacio donde está ahora con la UCI.

Pedro ha cambiado el pitido de las máquinas y el soplido de los respiradores -ruidos de los que no fue consciente al estar intubado-, por el jolgorio y la luz del gimnasio, donde no visten batas sino chándal amarillo y lo que resuena son las conversaciones de los pacientes y los ánimos de los profesionales.

Espalderas, paralelas y movimientos de piernas son algunos de los ejercicios que practica, a los que hay que sumar lo que él llama "el videojuego", un programa de realidad virtual en el que trabaja el equilibrio, "lo más complicado".

El paciente ve en una televisión una suerte de juego del que es protagonista y permite estimular la atención, las funciones de planificación, mejorar defectos visuales, entrenar el equilibrio y el movimiento, entre otros, explica a Efe la doctora Ana Coarasa, responsable de Neurorrehabilitación del San Juan de Dios.

"Es un entrenamiento tremendo", subraya la doctora, que recalca que son ejercicios nivelados según el grado de discapacidad, que complementan con los clásicos y con una tablet que usan por la tarde en la habitación para continuar el intensivo trabajo de rehabilitación.

Cada paciente es distinto, pero los enfermos graves de covid-19 comparten un "síndrome de debilidad extrema" con atrofias musculares y fatigas muy intensas que les puede llegar a impedir hasta coger una taza para beber, lamenta Coarasa.

Aparte, agrega, están los que ya contaban con alguna patología previa que se ha visto agravada o los que han sufrido otro proceso como una enfermedad neurológica.

El aislamiento

Estas afecciones siguen llegando a esta unidad con pacientes como Elena, que sufrió un ictus y, además, se contagió de coronavirus, pero fue asintomática.

Lo peor, reconoce emocionada en una charla con Efe en el gimnasio, fue la soledad del aislamiento, hasta el punto de que, una vez que ya no contagiaba, el equipo psicológico del Clínico, donde estaba ingresada, decidió bajarla a una planta "no covid", donde pudo recibir las visitas de sus hermanos y sus dos hijas.

Ahora, en el San Juan de Dios, espera con deseo la llegada por la tarde de su hermano, para andar un poco con él, ya que es "la constancia, pura y dura", admite, lo que la sacará de allí.

A las familias se les educa para manejar al paciente, tanto física como conductualmente, explica la doctora, de cara a su vuelta a casa, antes de la cual se hace siempre un "ensayo" en fin de semana, para que el paciente se adapte.

Todos los pacientes de rehabilitación, pero en especial los que han padecido la covid-19, están ansiosos de que llegue el momento.

"No veo el día de salir para ver a mis nietos pequeños", manifiesta Pedro, mientras que Elena tiene claro que su vida cambiará cuando salga: "Se acabó ir de casa al trabajo y del trabajo a casa".

La pandemia de la discapacidad

Esta unidad, con 38 camas en planta y unos 70 pacientes ambulatorios, cuenta con un equipo multidisciplinar que incluye médicos rehabilitadores, internistas, neurólogos, logopedas, neuropsicólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, además de personal de enfermería y auxiliares.

En Neurorrehabilitación, como en todo el hospital, también notan las olas de contagios, aunque "a posteriori", incide Coarasa, porque llega el paciente "más cronificado".

Sin embargo, lo que más teme su responsable es la ola de discapacidad "crónica" que va a generar la pandemia.

"Tenemos que prepararnos, hay que hacer una reorganización estructural", invita la doctora, que apuesta por una gestión "eficiente" de los recursos, apoyada en la tecnología, para educar al paciente y empoderarlo, siempre con un tratamiento individualizado.

"El paciente no se puede quedar solo porque es lo que genera ansiedad", concluye Coarasa.

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