Heraldo del Campo

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El vino ecológico se abre paso en la D. O. Calatayud

Las bodegas de la denominación de origen zaragozana están apostando por el viñedo ecológico, que no ha dejado de crecer en los últimos años en tierras bilbilitanas.

Una finca de viñas viejas en la Denominación de Origen de Calatayud.
Una finca de viñas viejas en la Denominación de Origen de Calatayud.
D. O. Calatayud

Bruselas está empeñada en que en 2050 Europa sea el primer continente climáticamente neutro. Para ello, ha diseñado el conocido como Pacto Verde o Green Deal, un gran acuerdo que persigue una economía limpia, con cero emisiones y respetuosa con el hábitat natural. Dicho pacto también ha puesto el foco en la política agraria con el fin de conseguir un sistema agroalimentario más sostenible a la par que saludable. Es ahí donde se enmarca la estrategia De la granja a la mesa o ‘farm to fork’, que establece como uno de sus objetivos prioritarios que al menos el 25% de la superficie agrícola se destine a producción ecológica.

Aragón está aún lejos de esa meta. Apenas el 3% de su superficie agraria se cultiva utilizando está fórmula, aunque la apuesta por este sistema de producción despierta cada vez más interés para los productores de la Comunidad.

Así está sucediendo en la Denominación de Origen Calatayud, en la que la agricultura ecológica está abriéndose paso entre sus viñedos. En los últimos años, explican desde el consejo regulador, la superficie que sigue este método agrario no ha dejado de crecer hasta llegar a ocupar 400 hectáreas, en las que la garnacha tinta es la principal variedad cultivada. Eso significa, detallan sus responsables, que de las 3.300 hectáreas integradas en la denominación zaragozana, el 15% ya son o están en proceso de producción ecológica, unas cifras que "seguirán al alza de forma progresiva", asegura el consejo regulador.

De esas 400 hectáreas se obtienen alrededor de 1,6 millones de kilos, que representan también un porcentaje alrededor del 15% de la producción. Y con esa cosecha, explica la D. O., se convierte en alrededor de 1,3 millones de litros de vinos ecológicos elaborados esencialmente con garnacha tinta y, en una menor proporción, con garnacha blanca y macabeo.

Mercados internacionales

"El viñedo de la D. O. Calatayud, y en particular el de garnacha, se caracteriza por estar ubicado en zonas singulares y elevadas en parcelas pequeñas, unas características que encajan con la filosofía de la agricultura ecológica", explica el consejo regulador. Pero no basta solo con tener las características que lo hacen posible. Además, y para obtener el sello que lo acredita como vino ecológico, tiene que superar unos rigurosos controles que demuestran que las prácticas ecológicas se realizan a lo largo de toda la cadena productiva. Para ello, en el cultivo solo se utilizan abonos naturales, la recolección debe realizarse a mano, tienen que mantenerse mínimos niveles de carbono durante la clarificación y se tienen que cumplir rigurosas especificaciones tanto en los ingredientes como en la elaboración, que deben quedar totalmente reflejados en el etiquetado.

Esta apuesta no es solo una respuesta a las exigencias de Bruselas, sino también a un mercado internacional en el que cada vez es mayor la demanda de vinos ecológicos. Sucede así especialmente en los países del norte de Europa, a los que se dirige gran parte de las ventas al exterior de los vinos de esta denominación, cuya exportación representa cerca del 80% de su comercialización.

"La evolución hacia la producción y comercialización de los vinos ecológicos, tanto por la orientación exportadora de las bodegas como por las características naturales y singulares de nuestros viñedos en altura, comparten la filosofía de las producciones ecológicas", señala Miguel Arenas, presidente de la D. O. Calatayud, que augura que esta tendencia seguirá progresivamente al alza, "sobre todo en determinados segmento de mercado".

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