Heraldo del Campo

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El bienestar animal luce en los lineales

Un innovador sello impulsado por el IRTA certifica el bienestar animal utilizando parámetros validados por científicos con los que monitoriza si el animal pasa hambre o tiene sed e incluso cuál es su estado emocional.

Productos con sello Welfair de Bienestar Animal que ya se pueden adquirir en los supermercados.
Productos con sello Welfair de Bienestar Animal que ya se pueden adquirir en los supermercados.
IRTA

Comenzó siendo un proyecto de investigación europeo que inició sus primeros pasos en 2004 con el objetivo de integrar el bienestar de los animales en granja en la cadena alimentaria. Lo llevaron a cabo más de 40 instituciones de 15 países europeos distintos (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Holanda, Hungría, Italia, Irlanda, Noruega, Suecia, Suiza, el Reino Unido y la República Checa). Y quince años después, ese intenso trabajo, en el que participan más de 400 científicos, se ha convertido en un sello que permite identificar a los consumidores que aquella carne (ya sea de vacuno, de ovino o avícola), esa leche o los huevos que lucen dicho logotipo han sido producido en explotaciones -o sacrificado en mataderos- que cumplen los más altos estándares de confort para los animales.

Se trata de un sello pionero, no solo porque va más allá de las exigencias que ya establece la legislación o las directivas comunitarias, sino porque no se centra en las instalaciones sino en los animales. Se llama Welfair Bienestar Animal y se trata de una certificación independiente desarrollada por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) en colaboración con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker), que se extiende por una amplia gama de especies ganaderas y que avala ante el consumidor que los animales han vivido y han sido sacrificados cuidando de su bienestar. Para ello se realiza una rigurosa auditoría que monitoriza los más exigentes indicadores, validados y consensuados por investigadores de los proyectos europeos Welfare Quality y AWIN (Animal Welfare Indicators) y con los que se evalúan cuatro principios básicos en el bienestar animal: una buena alimentación, buen alojamiento, buen estado de salud y un comportamiento propio de la naturaleza de cada especie, incluyendo un correcto estado emocional.

No es un sello más. Es una marca destinada a los consumidores, porque, como señalan los impulsores, en los últimos años no solo se ha generado una creciente demanda de productos elaborados bajo criterios éticos y de desarrollo sostenible, sino que además es mayor el interés por conocer los sistemas de producción y se exigen, cada vez más, prácticas que garanticen que las condiciones en las que viven los animales de granja sean óptimas.

Prueba de ello es que esta certificación ya luce en los lineales de más de 4.000 supermercados de toda España, pertenecientes a las cadenas de distribución más conocidas y que más operan en todo el país. Lo portan los más variados productos cárnicos procedentes de ganaderías de bovino, ovino, porcino, conejos, pavos, gallinas y pollos, así como huevos o productos lácteos como leche, batidos y yogures. Y en un futuro próximo está previsto que incorporar carne de caprinos y codornices.

Aragón no ha querido dejar pasar la oportunidad y ya son 80 las granjas y mataderos certificadas con el sello de bienestar animal Welfair.

Sellos científicos

La preocupación por el bienestar animal no es nuevo. Hace ya más de 40 años que la Unión Europea decidió legislar con exigencia para garantizar que la vida de las ganaderías productivas era confortable. Lo que es novedoso es que existan sellos científicos que lo certifiquen. Ese es el caso de Welfair, una certificación cuyo germen se sitúa en el interés de 14 instituciones europeas por desarrollar un protocolo con el que poder evaluar de forma objetiva el bienestar de los animales de producción. "Había también otros aspectos destacados en este proyecto, como la posibilidad de transferir esa información al consumidor y hacerlo de manera objetiva", explica Antonio Velarde, jefe del programa de Bienestar Animal del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias), que reconoce que se trata de una certificación "viva y dinámica", que no solo lleva detrás tres lustros de investigación, sino que está en continua evaluación e incorporación de medidas o innovadores indicadores.

En este sello, que ya ha llegado a los puntos de venta, el protagonista es el animal. "Es lo que le hace diferente", señala Velarde. Claro que para empezar a realizar la auditoría que exige esta certificación lo primero que se comprueba es que la explotación o el matadero cumpla la legislación en esta materia. "La normativa ya existente es condición para ser certificado, si los auditores ven alguna deficiencia en las instalaciones ya no siguen con el proceso", detalla el experto. Pero a partir de ahí, se inicia una monitorización, para la que se utilizan parámetros científicos, que se centra en la observación directa al animal.

Se comprueban los alojamientos y se verifica que los ejemplares gozan de confort en la zona de descanso, que la temperatura es la adecuada y que tienen facilidad de movimientos. Además, se evalúa el estado sanitario. Y se comprueba la ausencia de lesiones, de enfermedades o de dolor causado por prácticas de manejos tales como la castración, el corte de cola o el descornado...

Hambre, sed o frustración

Es objeto de análisis la alimentación. En este caso los parámetros de estudio es la ausencia de hambre o sed prolongada. Pero, ¿cómo puede mostrar el animal si no come o bebe lo suficiente? Velarde detalla que la condición corporal -si el animal está gordo o delgado- es un indicador, como lo son también otros índices ya validados "que dicen que si se marcan las costillas o ciertas partes de los huesos de la cadera, el estado corporal no es el adecuado".

Monitorizar la sed "es más complicado", reconoce Velarde que detalla que existen algunos indicadores, entre ellos "el pliegue en la piel". Pero reconoce que de momento el sello se basa en analizar el número de puntos de agua, que estos estén limpios, bien situados… "Por supuesto, en el momento en que encontremos un indicador válido en el animal para determinar este parámetro intentaremos cambiar", matiza.

Welfair audita también el estado social y emocional de los animales. "Es el menos conocido pero este parámetro es también un elemento muy importante dentro del bienestar", explica el experto, que recuerda que el ganado vive en grupo y, por lo tanto, tiene que tener buena relación, por lo que si los ejemplares se pelean mucho es signo de que algo no funciona en esa comunidad que tienen ellos. "Los comportamientos que no son normales en condiciones naturales, como por ejemplo que muerden mucho los barrotes, explican perfectamente que los animales pueden tener un cierto estrés", matiza.

Y si se habla de emociones, este sello, y las investigaciones que le han hecho posible, cuenta con indicadores validados que permiten detectar estados como la apatía o la frustración de los animales.

El cumplimiento de estos parámetros no siempre garantiza una mayor productividad o calidad de la carne en la granja certificada. Lo reconoce Velarde, que asegura que normalmente la calidad es mejor en estas explotaciones, pero no siempre tiene por qué ser así, ya que estas cualidades están más ligadas a la genética y la nutrición. Pero añade un matiz. "Por término general si un animal tiene suficiente espacio, no pasa ni frío ni calor, ni se estresa, podrá dedicar parte de la energía que come en producir carne y no en tener que combatir otros problemas", añade.

Cada vez más interés

Donde se descubre el valor de este sello es el punto de venta. Ya son más de 4.000 los supermercados de todo el país que optan por alimentos que lucen este tipo de sello, que llegó al mercado hace poco más de un año. Y aunque Velarde reconoce que no se ha testado el impacto en el consumidor, asegura que el mejor sensor que demuestra la penetración entre los ciudadanos es que si la apuesta de los supermercados por incluir entre sus productos aquellos que tienen este sello es cada vez mayor será porque perciben ese interés creciente en sus clientes.

Esa demanda explica también la buena acogida que esta certificación ha tenido en Aragón, donde ya son 80 las explotaciones que cuentan con este sello Welfair de bienestar animal. De ellas, la mayoría son de pollo de engorde, pero también cuentan con dicha certificación varias granjas de vacuno de carne y de porcino.

Pionero y español

Aunque en las investigaciones previas participaron instituciones de varios países europeos, el sello es netamente español. "En otros países como Holanda, el Reino Unido o Alemania ya tenían medidas y certificación de este tipo, mientras que en España este es el primero, por lo que fue más fácil encontrar un sistema innovador", explica Velarde. El experto asegura además que dicha certificación está registrada en la Unión Europea y que los primeros productos de leche certificada por sello Welfair de Bienestar Animal ya han llegado a Portugal. "La idea -señala- es que se vaya implementando en otros países de la Unión Europea y más adelante en algunos mercados de América Latina".

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