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Viajeros del regional Zaragoza-Lérida. 6.10: "Si quitan este tren tengo que dejar mi trabajo"

Los pasajeros de uno de los trayectos que van a suprimirse con el último recorte, que se aplica el 1 de abril, defienden que Aragón apueste por el ferrocarril. Lo necesitan para comunicarse con poblaciones como Tardienta, Grañén, Monzón o Binéfar.  

Jorge Faure, usuario del tren regional Zaragoza Lérida de las 6.10 que se suprime el 1 de abril de 2021.
Jorge Faure, usuario del tren regional Zaragoza-Lérida de las 6.10.
Francisco Jiménez

El primer tren de la Estación Delicias es un regional que cubre los 152 kilómetros que separan Zaragoza de Lérida. Unos minutos antes de las 6.10 de este miércoles, 17 de marzo, espera solitario a los pasajeros en la vía 8, mientras el maquinista revisa los últimos papeles. Un viajero cruza el andén con paso decidido y abre la puerta de uno de los tres vagones. Se nota que es uno de los habituales. El 1 de abril dejará de poder subirse a él.

El Gobierno de Aragón ha lanzado un órdago al central para que se haga cargo de los 4 millones de euros que, calcula, cuesta mantenerla por ser deficitaria, junto a otras líneas de la comunidad, y pondrá en su lugar autobuses.

El pasajero es interino en un organismo público en Monzón y lleva 18 años cogiendo el tren a esta hora, explica. "Un autobús a las 5.45 no nos sirve porque no hay forma de llegar a esa hora a Delicias. No tengo autobús urbano", dice, desde su asiento, cuando se le pregunta por la alternativa. En su caso, ha tomado la decisión más dura: "Si quitan este tren tengo que dejar mi trabajo", afirma. Ya se lo habría comunicado a su responsable porque no tiene coche ni forma de compartir vehículo con otros compañeros, que ha sido la alternativa para los muchos que han ido dejando el tren en los últimos años, sobre todo, desde la supresión de horarios por la pandemia de covid el año pasado. Y no es el único que se lo está planteando.

"En el aire"

En la Estación Goya suben Ramón Pascual y Jorge Faure. Este último es administrativo y lleva 16 años cogiéndolo para ir a trabajar a Grañén, pero "si esto no se arregla rápido tendría que dejar el trabajo", asegura. Tampoco conduce. Todavía no ha tomado una decisión firme porque prefiere esperar, por si acaso. "Desde que llevo aquí, esta línea siempre ha estado en el aire", recuerda sobre los recortes de frecuencias. Sin embargo, esta vez cree que va en serio porque se ha planteado la propuesta de los autobuses alternativos. Tampoco le sirven, salvo que a esas horas vaya en taxi o andando a Delicias.

"Hasta ahora había siempre un tira y afloja en la negociación del convenio con Renfe pero al final siempre llegaban a un acuerdo en el último momento", añade Ramón, otro veterano que trabaja en una industria en Monzón. Lleva 12 años acudiendo en tren, aunque casi tres décadas en la compañía porque antes vivía en la localidad oscense.

Están pendientes de la reunión de este jueves de los alcaldes de los municipios afectados con el recorte con el consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, para buscar una solución. Los regidores de Tardienta (PSOE), Grañén (PP), Sariñena (PSOE), Monzón (PP) y Binéfar (PSOE) se han unido para defender una reivindicación común. Soro ha sido claro estos días al pedir a los municipios que se unan, como los de este tramo, y que reclamen al Ministerio de Transportes que se haga cargo del montante que hasta ahora sufragan las arcas autonómicas.

La DGA pretende quitar el tren que sale a las 06.10 de la Estación Delicias de Zaragoza. Es uno de los más utilizados por quienes van a Monzón, Binéfar o Grañén a trabajar o por los que acuden a la capital a estudiar.

De momento, la operadora  ha respondido a la decisión del Gobierno de Aragón anunciando que recuperará el tren de ida a Lérida a las 15.15 que se quitó por la pandemia. "Eso no soluciona nada. Es un tren de vuelta. El que más interesa es este, el que coge la gente para ir a trabajar o estudiar", critica Ramón.

"Eso no soluciona nada. Es un tren de vuelta. El que más interesa es este, el que coge la gente para ir a trabajar o estudiar"

Ahora solo va ocupado "al 10%", calcula Jorge. Este miércoles viajan un par de trabajadoras más, una pareja de jóvenes que van de visita a ver a la familia a Monzón y una señora de Grañén que vuelve de cuidar a sus nietos en Zaragoza. En el siguiente vagón solo tres pasajeros. Los habituales calculan que unos 30 trabajadores fijos cogían este tren, que siguen en contacto a través de un grupo de Whatsapp, aunque muchos lo dejaron cuando el año pasado Renfe suprimió el de vuelta que recuperará ahora en abril, justo cuando se pierde el de ida.

Ahora ir y volver supone pasar 12 horas porque no hay un convoy hasta bien entrada la tarde, las 18.30 en Monzón. Con el actual viaje de vuelta "hay que levantarse a las 5.00 para ir a trabajar y llegar a casa, a Zaragoza, a las 20.00. Son dos jornadas en una", lamenta Jorge. La otra opción es volver en autobús, que puede adelantar el regreso a las 17.30, pero resulta más cara y no se pueden aprovechar los bonos del tren que usan ahora. 

22 años  cogiendo el tren

En Tardienta sube Laura Til. "Yo llevo 22 años cogiendo el tren. Soy de las veteranas", dice saludando a los otros viajeros fieles. Va a trabajar a una empresa de Binéfar. Recuerda cómo hace 20 años, antes de que llegara el AVE, "esta línea era la de Madrid-Barcelona", lo que les daba una comunicación que perdieron cuando la alta velocidad se desvió por Caspe. Considera que sería suficiente con tener "una buena red de trenes regionales", como se anunció entonces, pero que nunca llegó.

Desde el pequeño municipio de unos 2.000 habitantes "para ir a Zaragoza ya solo queda el tren". Antes de sentarse se cruza con Jorge, que se prepara para bajar en Grañén a las 7.00. Le pregunta qué va a hacer ahora. "Coger el coche", responde ella. Y aprovechan los últimos minutos de conversación para lamentar que no haya una red de cercanías como la de comunidades vecinas como Cataluña. "Aquí solo apuestan por el AVE", se escucha.

Los días de más volumen de usuarios siguen siendo los fines de semana. La línea llena sus vagones con los estudiantes que vuelven a casa, desde Lérida o Zaragoza. Los jueves y viernes por la tarde, de ida y los domingos, de vuelta "va lleno siempre, hasta con gente de pie", asegura Sara Herrera, estudiante de 19 años, de Binéfar, pero que entre semana vive en Zaragoza. "En los autobuses que han puesto no cabemos", lamenta.  Puede haber hasta un centenar de jóvenes en un trayecto. Y, en su caso, la alternativa no es el coche. "Muchos no tenemos ni carnet". El autobús que sustituya al primer tren del día no llegará a Lérida, un trayecto que hacen trabajadores y estudiantes.

"Vivo en Zaragoza, pero me he tenido que quedar por aquí porque no hay transporte para viajar"

Tras pasar por Sariñena, el tren para en Monzón, donde se queda buena parte del pasaje. Los tres bares situados frente a la estación notan el menor movimiento de viajeros desde hace años. Algunos zaragozanos han terminado buscándose un piso de alquiler en la capital del Cinca. "Vivo en Zaragoza, pero me he tenido que quedar por aquí porque no hay transporte para viajar. Tengo coche pero te cansas y ya son 13 años en esta plaza", explica Miguel Forniés, funcionario de los juzgados de Monzón, que se ha traslado también en parte por motivos personales. "Si hubiera buena combinación lo cogería", afirma.

Miguel Forniés, funcionario zaragozano afectado por la supresión de un tren Zaragoza-Lérida.
Miguel Forniés, funcionario zaragozano afectado por la supresión de un tren Zaragoza-Lérida.
Francisco Jiménez

La peor comunicación cree que resta atractivo a las plazas de la administración como profesores o personal sanitario. "La gente en cuanto puede se va a Zaragoza o se acerca a Huesca. Monzón era uno de los mejores destinos", recuerda. 

Lo mismos temores tienen desde la plataforma que lleva 37 domingos concentrándose a las 13.00 en las escaleras de la estación de tren. La que salió el año pasado a reclamar que se recuperaran las taquillas para la venta de billetes y se reforzaran los trenes tras quedar en seis expediciones diarias. Y que ha visto cómo la situación ha empeorado tras la crisis sanitaria. "Hace 500 días reclamábamos que no quitaran las taquillas y más trenes y hoy, no quedarnos sin los que teníamos", reconoce Vicente Guerrero, uno de sus portavoces, mientras toma un café en la terraza del bar La Amistad, con vistas a la estación, cuyas letras caídas y grafitis en un lateral hacen imaginar que ha vivido épocas mejores. Recuperar la venta de billetes en ventanilla ha permitido crear dos puestos de trabajo, algo poco frecuente ya en las estaciones, en su mayoría cerradas o sin personal.

"Mesa de diálogo"

Guerrero defiende la necesidad de que vuelva el tren perdido también por el bien de los vecinos que necesitan acudir a visitas médicas y papeleos a Zaragoza o a estudiar. "Pedimos una mesa de diálogo para ver cómo queremos vertebrar territorio. Europa apuesta por el ferrocarril", plantea. Es profesor de la escuela de adultos y miembro del partido Cambiar Monzón. En la defensa del ferrocarril hay unanimidad entre todos los grupos de la corporación municipal, asegura. El Partido Popular del Alto Aragón ha anunciado que reivindicará ante todas las administraciones los trenes regionales que vertebran Huesca. El PP gobierna en el Ayuntamiento de la ciudad con el PAR y Ciudadanos.

"Te podías sentar en la estación y ver pasar trenes con nombres de toda España, de Galicia a Andalucía"

Recuerda cómo en los ochenta pasaban "13 trenes diarios", entre ellos, 'talgos' y nocturnos. "Te podías sentar en la estación y ver pasar trenes con nombres de toda España, de Galicia a Andalucía", asegura el profesor. Defiende que no se trata solo de números y dinero, sino de dar un servicio público, en su caso, a la segunda ciudad de Huesca y la sexta de Aragón, con unos 18.000 habitantes. "En esta comunidad somos pocos y muy dispersos. A las zonas más vaciadas o nos dan servicios para poder sobrevivir o nos tendremos que ir. Claro que es más caro mantener aquí un tren o un cartero", señala. 

Advierte de que el tiempo que no había taquilla ni máquinas expendedoras no se ha podido contabilizar el flujo real de viajeros. Confiesa que muchos subían sin pagar porque no había forma de hacerlo en la estación o el tren y ahora no salen en las estadísticas.

El día 30, Cambiar Monzón ha convocado una movilización bajo el lema 'El 'tren-ta' por la defensa del tren', a las 11.00, a las puertas de la sede del Gobierno de Aragón en Zaragoza por el ferrocarril como medio de transporte "vertebrador, sostenible y necesario para los vecinos". La falta de frecuencias hace que los 140 kilómetros de distancia se conviertan en más de 12 horas de viaje. "Para manifestarnos 15 minutos en el Pignatelli, nos vamos a pegar desde las 6.00 hasta las 22.00, si vamos en tren", lamenta. 

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