Heraldo del Campo

medio rural

Segunda vida para los almendros y olivos de Grisel

El Ayuntamiento de este municipio zaragozano va a crear una bolsa que conecte a agricultores que tengan campos abandonados y a personas dispuestas a trabajar en ellos.

El Ayuntamiento cuenta con una finca de olivos en las inmediaciones del pozo de los Aines.
El Ayuntamiento cuenta con una finca de olivos en las inmediaciones del pozo de los Aines.
Laura Uranga

Muchos de los campos de almendros y olivos de Grisel ya no lucen como antaño. En las décadas de los 50, 60 y 70 rebosaban vida. Hoy, muchos están abandonados y la estampa del pueblo no tiene el mismo color. Para acabar con esta situación y recuperar estas producciones, el Ayuntamiento de este municipio zaragozano ha ideado una iniciativa para crear una bolsa que conecte a agricultores cuyos campos se encuentren descuidados y a personas interesadas en explotar y revitalizar los terrenos.

"Hemos decidido crear la bolsa porque, recientemente, hemos puesto 150.000 plantas, estamos reforestando el monte de Grisel, y una vez terminado, nos hemos dado cuenta de que tenemos muchos campos yermos, abandonados, que nadie los cuida, y se están echando a perder. Y también hemos recibido peticiones por parte de personas que estarían dispuestas a ponerlos en valor, cultivarlos, cuidarlos recoger el fruto…", explica Javier Martínez Durán, alcalde de Grisel. Aunque en el Consistorio todavía no tienen los datos exactos, a la espera de las inscripciones, calculan que habrá unos 3.000 almendros y 2.000 olivos abandonados a los que se podría dar salida con la creación de la bolsa.

Con esta propuesta, aquellos agricultores que dispongan de campos abandonados, o de los que no puedan hacerse cargo, podrán ceder su uso a quienes tengan interés en trabajar en ellos. Si bien, el Ayuntamiento quiere recalcar que en ningún momento el dueño de los campos perderá su propiedad, tan solo permitirá su uso por el número de años acordados entre ambas partes. "Así, la gente que quiere trabajar consigue un trabajo y el propietario, cuyos campos abandonados no valen nada, vuelve a recuperar lo que tradicionalmente tenía, los campos cuidados, como deberían estar", señala el alcalde.

Además, el acuerdo, que no incluye ninguna compensación monetaria, sí establece que el propietario recibirá el 10% del fruto recogido en sus tierras. "Tiene que haber una pequeña compensación. Ahora no tiene nada; si le cuidan su campo, se lo ponen en valor y ya si le dan el 10%... Y, por otra parte, si un año sale malo y el que ha trabajado no recoge nada, tampoco paga nada", añade Martínez Durán.

En este intercambio, el Consistorio de Grisel actuará como mediador y, una vez disponga de la bolsa con las fincas en desuso y las personas dispuestas a trabajarlas, hará los cálculos oportunos y se pondrá en contacto con las partes para hacer el reparto de tierras, teniendo en cuenta la cantidad de trabajo que cada persona puede asumir. Asimismo, durante el tiempo que dure el acuerdo, el Ayuntamiento se encargará de supervisar que todo marche según lo pactado. "También tenemos claro que a las personas les ayudaría el Ayuntamiento con la maquinaria, para que pudieran arrancar. El primer año van a limpiar, adecuar, pero no van a recoger fruto. Tenemos que ayudar a esa gente que en estos momentos lo necesita", apunta el regidor.

Fijar población

El proyecto tiene también un componente social y de desarrollo rural muy importante. Grisel, que según los últimos datos del INE tiene 74 habitantes, quiere fomentar la vida en el campo e invitar a quien esté dispuesto a trabajarlo a quedarse en el pueblo. "Esto llevaría a que alguna familia se pudiera instalar en el pueblo. A nosotros nos interesaría que la gente pudiera vivir de la tierra", comenta Martínez Durán, quien acaba con una reflexión: "A algunos políticos se les llena la boca con la España vaciada, pero no hacen nada. Pues nosotros vamos a intentar llenarla con iniciativas como esta".

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