UN AÑO DE COVID: Mesa redonda

"La vacuna es una luz en el túnel. Nos permite volver a empezar"

Concha Ferrer, del Colegio de Médicos; Francisco Javier Iriarte, del Consejo Aragonés de Personas Mayores; Manuel Teruel, de la Cámara de Zaragoza; y José Luis Yzuel, de Hostelería de España, debaten sobre la pandemia.

De izquierda a derecha, José Luis Yzuel, Manuel Teruel, Concha Ferrer y Francisco Javier Iriarte, en la plaza de España de Zaragoza, antes de participar en la mesa redonda.
De izquierda a derecha, José Luis Yzuel, Manuel Teruel, Concha Ferrer y Francisco Javier Iriarte, en la plaza de España de Zaragoza, antes de participar en la mesa redonda.
José Miguel Marco

Ha sido una dentellada brutal. Un año de dolor, miedo y muerte. Y de solidaridad y esperanza. Después de 12 meses de angustia, sobresalen las voces de los de la primera línea, de los que se han puesto cara a cara frente a la pandemia hasta verle los colmillos. La covid ha sido cruel y ellos lo saben bien. Los médicos, los empresarios, los hosteleros y las personas mayores han visto el precipicio y se han asomado. Algunos han caído y otros han resistido. Y casi todos son ejemplo de sacrificio y trabajo para salir, poco a poco, de la crisis sanitaria más grave del último siglo.

Se encuentran en el paseo de la Independencia de Zaragoza y, antes de abrir el debate, anticipan sus reflexiones sobre un mundo embozado por el virus. Son Concha Ferrer, presidenta de Colegio de Médicos de Zaragoza; Francisco Javier Iriarte, cirujano y presidente del Consejo Aragonés de Personas Mayores (Coapema); Manuel Teruel, presidente de la Cámara de Zaragoza; y José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España. La salud, la vida, el empleo y el ocio. Cuatro luchadores ante una pandemia.

Yzuel: "Jamás de los jamases pensé que se fuera a complicar como se complicó"

Manuel Teruel recuerda los días de febrero de 2020 en los que la covid era aún un eco impreciso llegado de China e Italia. El Mobile World Congress de Barcelona se canceló el 12 de febrero y en Aragón se preparaba la Feria Internacional Maquinaria Agrícola (FIMA), la más importante de Europa en su sector, con 280.000 visitantes de más de 80 países. "Me encontré con la FIMA, con casi un 20% de italianos aquí y mucha presión, porque nos querían cerrar. Se celebró la FIMA, cuidamos las normas y no nos consta ningún contagio", dice.

Después llegó el estado de alarma y el confinamiento. José Luis Yzuel nunca imaginó lo que venía. "Jamás de los jamases pensé que se fuera a complicar como se complicó". "Cuando nos cierran, pienso: “Quince días en la cárcel se pasan”. Pero nadie esperaba 58 días de estado de alarma". Yzuel vivió la covid en primera persona. "La primera semana estuvimos todos en casa con coronavirus. No tuve que ingresar, no pasé de 38. Pero ver que se muere gente que estaba contigo tres días antes…".

Concha Ferrer: "En urgencias no quedó nadie sin contagiarse. No había de nada"

Aquellos días los hospitales los recorría la serpiente de la precariedad. Ferrer aún se estremece. "Había personal en la zona de más riesgo, que cogía una mascarilla quirúrgica, se ponía un salvaslip en medio y se ponía otra", dice. "Caían como moscas. En urgencias no quedó nadie sin contagiarse. En las unidades de neumología, tampoco. No había de nada, había gente encargada de hacer trajes con bolsas de basura, con un virus del que sabíamos muy pocas cosas".

La presidenta del Colegio de Médicos rememora aquellos dolorosos días de la primera ola, cuando muchos médicos no querían estar en su domicilio para no contagiar a sus familias. "El primero que nos llamó era un médico con su mujer en tratamiento oncológico. Muchos se quitaban la ropa en el garaje, la metían en doble saco, entraban en casa como Dios los trajo al mundo y se iban a la ducha. Tengo que agradecer a los hoteles por cómo se volcaron en ese momento", subraya.

Iriarte: "Nos decían que no hacía falta la mascarilla, que no había que preocuparse"

Según Iriarte, cirujano y con la experiencia de haber trabajado en la Organización Mundial de la Salud, faltó información. "Nos decían que no hacía falta la mascarilla, que no había que preocuparse, que había que salir sin ningún problema. No se hizo una buena pedagogía", explica. Ferrer está de acuerdo. "No estábamos preparados. Pero por eso no se puede obviar una realidad", afirma.

Para la presidenta del Colegio de Médicos fue una etapa "durísima". "No había material de protección para los que estaban en los hospitales. En urgencias decían que no se pusieran la mascarilla porque iban a asustar a la población", recuerda Concha. Francisco Javier Iriarte añade: "Hubo desinformación, se dijo que era como una gripe y que no había ningún problema". "Los mensajes siempre han sido políticos", lamenta Concha Ferrer.

Esos días de marzo todo el mundo se tuvo que organizar como pudo. Manuel Teruel relata su experiencia personal, en Taim Weser, su empresa, que trabaja en todo el mundo. "Mi gran drama inicial fue la repatriación de las personas. Había gente a las que les cerraban la obra, les cerraban el hotel y los dejaban en la calle. Y no había vuelos", comenta. 

Yzuel: "Cuando se cierra el grifo, se cierra todo. Pero lo peor es la incertidumbre"

La hostelería y el turismo sufrieron desde el principio. "Hablamos de medidas medievales. Y cuando se cierra el grifo, se cierra todo. Pero lo peor es la incertidumbre. No nos contaban nada». "Se produjo un vacío brutal. Que el funcionariado pasara a su domicilio generó un vacío en la administración muy grande y hubo que suplirlo con entidades trasversales, como las cámaras y las asociaciones empresariales, que dieron una ayuda que era impensable", explica Teruel.

Francisco Javier Iriarte lleva la conversación hacia uno de los colectivos más afectados, el más vulnerables, que sufrió con toda su crudeza el confinamiento domiciliario y las olas del virus: "La sensación de las personas mayores fue que éramos la diana de la pandemia. Había un miedo constante, un bombardeo de noticias y eso provocaba inseguridad y sensación de falta de protección, de estar abandonados, con miedo a los contagios, sin relaciones familiares. No veíamos a los hijos, a los nietos".

Francisco Javier Iriarte, Concha Ferrer, Manuel Teruel y José Luis Yzuel, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Francisco Javier Iriarte, Concha Ferrer, Manuel Teruel y José Luis Yzuel, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

"Parecía que era una epidemia solo para las personas mayores y es mentira", protesta Iriarte, que subraya lo sufrido. "Hay una alteración total de la vida del individuo. Y luego por otra parte hay una alteración de la conducta, la depresión, que puede llegar a malos pensamientos, a tendencias suicidas. Hay unos estudios que hablan de que ha aumentado el suicidio en personas mayores hasta un 100%", cuenta.

Buena parte del debate bascula sobre las secuelas de la pandemia, las físicas y las psicológicas. "Las vamos a padecer durante mucho tiempo. Se están agravando cierto tipo de procesos, y los de salud mental de una manera vertiginosa. Hemos dejado de controlar crónicos, de tratar ictus o problemas cardíacos. Un 20% de los tumores que se diagnostican ahora están en una línea en la que su tratamiento y supervivencia ya no es igual", dice Concha Ferrer.

Y de repente el país se puso a aplaudir. A las 20.00, puntualmente, para animar a los sanitarios que se jugaban la vida. "He recibido correos de personas que salían de una guardia o de una consulta y a los que reconfortaban esos aplausos", explica Concha Ferrer, que recuerda el apoyo de empresas que les llevaban cenas. "Es un reconocimiento social y un apoyo para esas personas que están estresadas y atendiendo en una uci. Lo mínimo que puede hace la sociedad es reconocerlo", dice Iriarte. 

Manuel Teruel: "La parte más crítica es que no se ha visto unidad política"

Pero hay una óptica distinta. La aporta Yzuel: "Los aplausos, en el primer momento, fueron una eclosión. Mandaron a los sanitarios la guerra con tirachinas, sin EPI. Pero al final tuve la sensación de que interesaba que siguiéramos aplaudiendo. Ha habido un desastre de gestión política total, el peso político ha estado por encima del sentido común. A las autoridades sanitarias les ha faltado mucha humildad y han tomado decisiones al tuntún", dice.

¿Se pudo hacer más? "Nos pilló muy desprevenidos a todos y tenemos un modelo de país muy lento, muy farragoso. La parte más crítica es que no se ha visto unidad política. Este tema debería haber estado por encima de cualquier partido. Habríamos acertado o nos habríamos equivocado, pero eran nuestras medidas", afirma Manuel Teruel.

Yzuel está indignado. "El desastre ha sido total, nos están arruinando", comenta. "Cuando nos cierran, la gente no renuncia, se va a espacios privados, a peñas, a familias, a reuniones, donde no hay ningún control. ¿Cómo es posible que nos sigan cerrando? Dígannos cómo podemos abrir". "O indemnicen", observa Teruel.

El veterano hostelero insiste en esta idea. "Cuando se nos cierra se nos tiene que indemnizar. ¿La verbena la vamos a pagar solo nosotros? Y Aragón ha liderado la peor gestión sanitaria de España, somos los segundos en número de muertes y eso también hay que contarlo", asegura. 

Teruel introduce un elemento determinante: la situación económica. "No tenemos el dinero. El gran problema es que este país es el segundo más endeudado del mundo después de EE. UU. Debemos 1,3 billones. Hemos vivido unos logros sociales a crédito. Y desgraciadamente los mercados te ponen en tu sitio cuando más lo necesitas. Siempre cuando estás débil", afirma.

Pese a todo, Teruel insiste en la necesidad de indemnizar. "Habrá que poner todos los medios a nuestro alcance. Hace falta un plan nacional donde haya recursos para indemnizar. Hay que indemnizar a sectores de la economía a los que se le ha cerrado la puerta por decreto". Francisco Javier Iriarte pregunta: "¿Pero cómo se estructuraría la ayuda a las empresas? ¿Con impuestos?". Teruel cita la periodificación de tributos, una mayor selectividad en los ERTE y vías de financiación para las empresas, especialmente para aquellas que no han tenido acceso a los créditos ICO. "El problema es que el Gobierno central debe 1,3 billones de euros", insiste Teruel.

Ferrer: "La economía y la salud deben ser absolutamente compatibles"

¿Son compatibles la economía y la salud en pandemia? Ferrer piensa que sí. "Deben ser absolutamente compatibles. Porque te puedes morir de enfermedad y de hambre". "O de pena", añade Yzuel. "La primera noche del confinamiento –explica Manuel Teruel– estuvimos en la televisión autonómica. En ese momento el miedo era la sanidad. Yo hablé de economía y la gente me miró como un bicho raro. Y dije que iban de la mano. O buscamos soluciones en las que las dos puedan cohabitar o tenemos un problemón".

El presidente de la Cámara recuerda al premio Nobel de Economía Paul Samuelson y su teoría de los cañones y la mantequilla. "Lo que se le escape a la sanidad lo rematará la economía", explica. Para Iriarte, "hay que imitar las experiencias que han sido positivas, prevenir las complicaciones e incrustarlas en un engranaje común de economía y salud". "Hay que hacer lo que hace Madrid –insiste Yzuel–. Necesitamos soluciones para poder estar vivos. Cerrar no lo arregla. Madrid no está peor que otras regiones".

Después de un año de picos, mesetas y valles, ha llegado la ansiada vacuna. Hay una esperanza. "La vacuna es una luz en este túnel. Y una luz muy importante, porque nos permite volver a empezar y mover todo", considera la presidenta del Colegio de Médicos. "La vacuna hoy es el elemento objetivo más claro que tenemos en este momento para controlar el problema, no para acabar con él", afirma Teruel, que tiene claro que la mejor inversión es en vacunas. "Hay que acortar el plazo a la normalidad, no a la nueva normalidad, sino a la normalidad", dice el empresario.

Yzuel: "Hay que vacunar por tierra, mar y aire para tener un medio verano"

Iriarte sostiene que el proceso de vacunación se está retrasando. "No solo no conocíamos al virus, sino que tampoco conocíamos a las empresas farmacéuticas. Nos están fallando en gran manera. Y lo bueno sería que en el futuro hubiera investigación sobre algún tratamiento que fuera la píldora maravillosa para que no haga falta vacunación", afirma.

Para Yzuel, "hay que vacunar por tierra, mar y aire" para tener "un medio verano" en el que los hoteles, bares y restaurantes puedan trabajar. "El sector turístico y hostelero lo necesita. Hablan del 70% o el 80% de británicos vacunados en junio. Y el principal mercado emisor es el británico. ¿Querrán venir? Pues sí. La gran noticia es la vacunación, pero pido que no haya sesgo sectario y político", comenta Yzuel.

¿Cabe relajarse con la llegada de la vacuna? Para Concha Ferrer, no se debería. "Lo que nos están dando es que podamos frenar los contagios, que no tengamos procesos graves si nos contagiemos. Pero hay inconvenientes en torno a la vacuna: las nuevas cepas que aparecen y que van a una velocidad de vértigo", comenta.

Concha Ferrer: "Es necesario crear una unidad potente de salud pública"

Coinciden en que el mundo camina a una nueva cultura basada en la salud. "Las personas mayores nos hemos dado cuenta de la vulnerabilidad del ser humano", dice Francisco Javier Iriarte. A su juicio, la prevención ante las pandemias o unos nuevos protocolos en las residencias serán dos obligaciones. Ferrer lo comparte: "Los centros sociosanitarios no pueden ir por una línea independiente de la sanidad y la salud. Las residencias no son hoteles".

Para Ferrer, hay que darle una vuelta al sistema nacional de salud, que necesita una "reestructuración completa" basada en "prioridades" ante "unos presupuestos limitados". "Hay que crear una unidad potente de salud pública y estar muy cohesionada con la atención primaria, que es la puerta del sistema y ha estado durante mucho tiempo muy abandonada", afirma.

Manuel Teruel cita la movilidad. "Esto va a ser un antes y un después en la movilidad. Llámese el pasaporte amarillo sanitario, visados...". Y también la vivienda. "Las nuevas viviendas ya son diferentes, con terrazas al exterior, en un entorno más rural. Se va a producir migraciones a los pueblos seguro". Yzuel no solo se imagina un futuro con bares y restaurantes, "nuestro modelo de socialización". En su opinión, el futuro pasa por la digitalización y, entre las lecciones positivas, destaca la alianza forjada en la hostelería tras un año de sufrimiento.

Iriarte: "Seremos la sociedad alegre, simpática, social y comunicativa que éramos"

Entra en el debate la cuestión de si la sociedad volverá a ser la misma. "Si se refiere a que no tomaremos medidas de prevención, evidentemente no. Pero que seremos la sociedad alegre, simpática, social y comunicativa, como buenos mediterráneos que somos, sí", señala Iriarte. "Estoy a favor de esa lectura", dice Yzuel. "Los felices años 20 se van a replicar, no tengo ninguna duda", afirma.

Manuel Teruel expresa una discrepancia. "Si algo se ha producido en la sociedad española es una desafección familiar. Esto de no abrazar a los nietos crea desafección, esto nos va a cambiar. ¿Volveremos a ser lo que éramos? Sí, pero con un componente cultural diferente. Una sociedad más fría, con más desafección", manifiesta. "Ojalá te equivoques", le apunta Yzuel. "Hay hambre de abrazos", agrega Iriarte.

Frente a la opinión de Teruel, Ferrer cree que la pandemia ha estrechado las relaciones familiares. "Hay gente que se ha dado cuenta de que es una necesidad, que ha visto que cuando se está solo, la familia es muy importante". Y es prudente sobre el futuro: "Hemos tenido que cambiar todos nuestros esquemas y probablemente nos costará llegar a una normalidad que no será la anterior".

Una normalidad que no será la anterior. A eso se encamina esta sociedad atravesada por el coronavirus, atormentada durante un año por las cifras de contagios, la ocupación de las ucis y las muertes. Concha Ferrer, Francisco Javier Iriarte, Manuel Teruel y José Luis Yzuel se despiden con la ilusión de que la vacuna difumine poco a poco las cicatrices de la pandemia y, aunque no sea igual, la vida al fin se sacuda el miedo.

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