covid-19

Los edificios efímeros de la pandemia van cerrando sus puertas

La residencia de Valdespartera, el hospital de campaña de la Feria, la Multiusos… Las estructuras que se levantaron de emergencia para hacer frente al pandemia se clausuran, algunas de ellas sin llegar a usarse.

De izquierda a derecha, de arriba abajo, las instalaciones del Auditorio, la residencia de Casetas, la Feria de Zaragoza y la residencia de Valdespartera.
De izquierda a derecha, de arriba abajo, las instalaciones del Auditorio, la residencia de Casetas, la Feria de Zaragoza y la residencia de Valdespartera.
Heraldo

El lunes cerró la residencia Albertia de Valdespartera; este mes se desmonta el hospital de campaña de la Feria; antes lo hicieron el espacio habilitado en la sala Multiusos, casi todas las residencias de ancianos covid, el albergue para sintecho de Tenerías… Las estructuras efímeras que se levantaron de urgencia para hacer frente la pandemia en Aragón se van desmontando poco a poco, algunas de ellas sin -afortunadamente- haberse llegado a estrenar.

Actualmente se sigue utilizando, en cambio, la carpa que levantaron los militares en el aparcamiento del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Se concibió como un espacio de triaje para recibir a enfermos en caso de saturación, pero se ha consolidado como espacio de vacunación. Estos días allí aún se aplican dosis al personal del centro, y en las próximas semanas puede coger vuelo como espacio de vacunación masiva a vecinos de la ciudad.

También sigue activa la residencia covid de Casetas, pensada para aliviar la carga viral de los centros asistenciales de la capital aragonesa. Estos espacios, llamados dispositivos intermedios, han acogido a más de 1.500 personas. Se abrieron, además de en Casetas, en Yéqueda, Miralbueno, Gea de Albarracín y Alfambra. Salvo el del barrio rural, el resto han ido cerrando sus puertas.

En la tercera planta del centro covid de Casetas, el Clínico habilitó en octubre del año pasado una unidad de hospitalización domiciliaria que también ha cerrado esta semana, tras atender a 144 pacientes con una estancia media de ocho días.

El lunes hizo lo propio la residencia Albertia del barrio de Valdespartera. Se trata de una residencia de ancianos que no llegó a inaugurarse, y que se ha utilizado de forma coyuntural para acoger a personas contagiadas pero asintomáticas que tenían dificultades para cumplir con el aislamiento. Han pasado cerca de 200 personas, principalmente usuarios de centros de acogida, temporeros, personas sin hogar o familias que, por las características de su vivienda, tenían problemas para hacer un aislamiento correcto.

Con el cierre de esta residencia, no quedan espacios de este tipo en Zaragoza, después de que cerrara también el espacio habilitado en la residencia Baltasar Gracián. En septiembre, las siete habitaciones habilitadas se desinfectaron para volver a acoger estudiantes. La sala Multiusos también se preparó para acoger asintomáticos, pero no se llegó a utilizar. En julio se habilitaron cien plazas en este espacio cultural del Ayuntamiento, pero en septiembre se levantaron al comprobarse que no eran necesarias. Tuvo un coste de unos 600.000 euros, incluyendo la factura final de la limpieza. Parte del material adquirido se ha podido reaprovechar, y las camas han acabado en centros de rehabilitación psicosocial.

En otras localidades de Aragón también se habilitaron espacios para contagiados. Fueron especialmente importantes durante la campaña de la fruta para poder aislar a los temporeros que daban positivo. En Fraga se prepararon dos pabellones, pero hubo varias localidades más que dispusieron diferentes espacios por este motivo.

Sin embargo, el mayor desembolso se hizo en el hospital de campaña de la Feria. En abril, en plena primera ola de coronavirus, se decidió preparar en los pabellones 6 y 7 del recinto ferial 400 camas, ampliables a otras 200 más. En pocos días se habilitaron 5.500 metros cuadrados de superficie hospitalaria que no llegó a usarse, y que ha supuesto un coste de casi 6,6 millones de euros por la compra y el alquiler del equipamiento. Como sucediera con la Multiusos, las camas, taquillas, armarios y lámparas que se compraron se quieren reaprovechar en algún otro centro público.

La crisis sanitaria también obligó al Ayuntamiento de Zaragoza a habilitar un albergue provisional, dada la saturación que sufrían estos centros. Se instaló en el polideportivo de Tenerías y llegó a albergar a 90 personas sin hogar al mismo tiempo. Se cerró en el mes de mayo.

Ahora, la vacunación

El paulatino cierre de los espacios efímeros para hacer frente a la covid coincide con la búsqueda de otros equipamientos para afrontar el proceso masivo de vacunación. Conforme se acelere la llegada de dosis se irán ampliando las franjas de edad para la inmunización, y esto exigirá de espacios de un considerable tamaño. Hay que tener en cuenta que, además del espacio para poner las inyecciones, es necesario otro para que los vacunados descansen y comprobar que no se generan reacciones adversas.

En Zaragoza hay tres candidatos principales: el Palacio de Congresos, el centro cívico Laín Entralgo y el Casino Mercantil. Podrían usarse uno o varios de ellos según las necesidades, ya que todo dependerá del ritmo de suministro de vacunas. En Huesca se han estudiado puntos como el Palacio de Congresos, el centro cultural Manuel Benito Moliner, el local de la Asociación de Vecinos de San Lorenzo y la antigua guardería del Perpetuo Socorro. En Teruel, la alcaldesa Emma Buj ofreció “todas las instalaciones municipales”, entre ellos el Palacio de Exposiciones y Congresos y los pabellones deportivos de la ciudad.

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